Alicia Gómez: “Me parece muy bien el paso al frente de ‘Las 15‘”

Llegó al Rayo en la temporada 2005-06 y se fue, colgando botas y guantes, en la 2019-20. El dolor, que todavía siente, fue la causa de su retirada. “Si hubiera seguido jugando, estaría coja”, afirma a AS Alicia Gómez (Madrid, 1986), primera protagonista del serial ‘One Club Woman’, en el que se repasarán las carreras que unieron su nombre a un escudo. Eso sí, la mítica portera madrileña llegó a Primera con el Pozuelo, club desde el que dio el salto al equipo vallecano, cuya camiseta no se volvió a quitar. En su haber, 391 partidos jugados, tres Ligas, una Copa y unas cuantas historias que contar… Y no olvidar.

—¿Qué tal la vida después del fútbol?

—Bien. Estoy totalmente desvinculada. Ya mientras jugaba estaba trabajando de informática, o sea que mi día a día no ha variado demasiado, ahora por las tardes tengo tiempo para mí...

—¿Por qué se retiró?

—Llevaba casi dos años arrastrando las lesiones de las rodillas y el punto de inflexión fue la pandemia. Lo hizo más fácil porque no había nadie jugando. Los médicos me habían dicho que la operación y el tratamiento no habían servido y que era aguantar el dolor que pudiera. Entonces llegó un momento que era tener dolor en mi día a día o dejar el fútbol. A pesar de eso, tengo dolor en el día a día. Si hubiera seguido jugando, estaría coja de las dos rodillas.

—¿Le dolió no hacerlo en el campo?

—Es un mal momento. Tenía como objetivo llegar a los 400 partidos con el Rayo, pero la lesión me lo impidió y no iba a estar otro año más intentándolo porque era absurdo. Las rodillas habían dicho basta. Te retiras con una carta y un poco por la puerta de atrás... La pandemia lo hizo más fácil porque no había nadie jugando. Por eso colgué los guantes.

—Está en el Top-5 de jugadores con más partidos con el Rayo...

—Y en Primera soy la jugadora franjirroja que más. Han sido 15 años de mi vida en el Rayo, día tras día tras día... Claro que me siento muy muy orgullosa de conseguir esas cifras.

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—¿Qué tenía en las rodillas?

—Tengo condropatia patelar en las dos rodillas. No tengo cartílago ni en el fémur ni en la rótula. Eso provoca que me rocen las los huesos y eso provoca que me salga líquido, que se inflame. Es lo mismo que le ocurrió a Alberto —también capitán del Rayo en ese momento—, íbamos los dos a la par y también dejamos el fútbol a la vez...

—¿Le había gustado vivir la Liga profesional?

—En el Rayo hubiese estado difícil vivir una Liga profesional, porque nosotras estábamos en Primera y no notábamos la diferencia con un equipo de Segunda o de más abajo. Yo he vivido otro fútbol femenino: el que ha abierto las puertas de lo que es ahora y eso también es bonito. Echas la vista atrás y había muchas jugadoras top, como Natalia Pablos, que ahora mismo serían profesionales.

—¿Cuál fue su momento más bonito?

—La celebración de la primera Liga (2008-09) en Málaga y después en Vallecas. También el partido de Champions en casa ante el Arsenal. Estaba el Getafe jugando la Europa League y había más gente aquí en Vallecas viéndonos a nosotras. Nunca se me va a olvidar.

—¿Y el más dramático?

—Con Presa he tenido muchos, pero el día que dijo que se iba a cargar el femenino fue bastante trágico. Movilizamos a la afición y el señorito dio marcha atrás. Lo mantuvo como lo mantuvo...

—¿Qué le pareció que la contratación de Carlos Santiso? ¿Cree que fue adrede?

—Durante muchos años lo que salvaba al femenino era esa conexión con la gente y con eso Presa se la carga. Tampoco se iba a romper la cabeza para buscar un entrenador al femenino. A Presa si viene un señor de la calle y le dice quiero entrenar al equipo femenino y no sabe nada, le pone. Ni se iba a gastar un euro ni iba a poner a alguien que potenciara la sección.

—Ahora están Segunda y abajo...

—Era una muerte anunciada. Llevaba muchos años de no invertir nada, de siempre ahogar un poquito más... El Rayo ha seguido con lo mismo desde hace 15 años. Todo tiene sus consecuencias y esas son que está en Segunda y seguramente Presa, tan contento.

—¿Cuál es su relación actual con el club?

—Nula. Salgo por la puerta y adiós, se acabó. Un poco triste, pero también recibí muchos mensajes que decían ‘si no te ha hecho despedida, es que lo has hecho bien con él’. Creo que nos tiene prohibida la entrada a Nata y a mí.

—¿Le gustaría volver a implicarse con el fútbol de alguna forma?

—A día de hoy no. A mí me hubiera gustado trabajar en el Rayo, pero en la base, con las niñas... Trasladar ese sentimiento de pertenencia, que antes sí lo había y que veías a las niñas queriendo jugar en el Rayo. El escudo lo tiene y todo el mundo quiere al Rayo, pero si lo exprimes...

—¿Qué le parece el conflicto de ‘Las 15+3′?

—Se fue Quereda, pero entre comillas, porque ahí sigue ‘hasta el apuntador’ y Vilda estaba en su equipo. Al fútbol femenino no se le considera en serio y se va poniendo a los amigos de los amigos y no a una persona competente. Aquí hay potencial, se ha ganado la Champions, Alexia tiene dos Balones de Oro y el único cambio destacable que han hecho ha sido meter a Blanca (Romero), la preparadora física. Pero el resto sigue... Es que yo recuerdo que en las categorías inferiores sigue gente que estaba cuando yo iba a la Selección. Es que es de vergüenza, por eso quieren parar. Pero claro al final se hizo en una concentración y Vilda tiene margen de maniobra para llamarlas una a una. Ahí se partió un poco la Selección, pero a mí me parece muy bien que hayan dado un paso al frente y ojalá vaya para adelante, haya un cambio y metan a alguien competente.