La Copa del Rey acostumbra a regalar grandes partidos, anécdotas e historias a los aficionados del fútbol. Como es de esperar, en muchos de estos momentos que quedan para el recuerdo están implicados los dos equipos más seguidos de España, Real Madrid y Barcelona.

La carrera de Bale ante Bartra, el gol maradoniano de Messi ante el Athletic Club o el cabezazo de Cristiano ya forman parte de la historia de las finales de la Copa del Rey. Sin embargo, uno de los momentos más míticos de esta competición tuvo lugar fuera del terreno de juego: la copa que se le cayó a Sergio Ramos del autobús.

Quedó totalmente destruida

El 20 de abril de 2011 el Real Madrid ganó al Barcelona en la final de la Copa del Rey gracias a un gol de cabeza de Cristiano Ronaldo. Los blancos, que venían de dos años complicados con pocas alegrías, salieron a celebrarlo. Como es de esperar, plantilla y afición se reunieron en Cibeles para festejar, pero fue entonces cuando se produjo el incidente de la copa.

Los jugadores llegaron en torno a las 4:00 a Madrid, y pusieron rumbo a Cibeles en el autobús descapotable. En ese entonces Sergio Ramos portaba en sus manos el trofeo, pero en un momento de descuido se cayó para atrás y se le escapó de las manos la copa, que se precipitó hacia adelante.

El trofeo cayó debajo del autobús, el cual lo arrolló con sus ruedas delanteras. Tras unos segundos de confusión, los miembros del Samur la retiraron de debajo del autocar y la guardaron en el interior.

El defensor del Real Madrid, que siempre se ha tomado el incidente con humor, le quiso quitar importancia por Twitter (ahora X): “Lo de la Copa fue un malentendido, no se cayó... saltó ella cuando vio tantos madridistas”. Por otro lado, Federico Alegre, propietario de la joyería encargada de fabricar el trofeo, comentó que “la Copa está siniestro total”.

¿Qué pasó con la copa que se cayó?

Al Real Madrid se le entregó una réplica para que pudiese exponerla ante sus seguidores, y aunque el club blanco quiso quedarse también con la rota, Ángel María Villar, que por aquel entonces era el presidente de la RFEF, se negó.

Desde entonces el trofeo no se ha restaurado, sino que se ha expuesto tal y como quedó tras el incidente en el Museo de la Real Federación Española de Fútbol.

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