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LEGANÉS

Butarque sentencia a Garitano

La tensión del público hacia el entrenador es irrespirable y hace complicado atisbar otra vía que no sea una salida dolorosa. Hubo pitos antes de que arrancara el duelo ante el Valladolid.

Actualizado a
Butarque sentencia a Garitano
Juan AguadoDIARIO AS

El futuro de Asier Garitano en el Leganés enfila desbocado hacia una ruptura que parece imposible de evitar salvo un giro radical en los resultados del equipo blanquiazul, ahora zambuillido en puestos de descenso y con un panorama de tensión social irrespirable. Precisamente la presión de Butarque, su juicio crítico contra el entrenador pepinero, pesa como argumento fundamental (entre otros) para atisbar un horizonte de despedidas incómodas. Decir adiós a una leyenda es tarea nada sencilla. Pero el público ya ha dictado su sentencia y su mazo de los veredictos señala directamente al banquillo que ocupa el de Bergara sin que exista ánimo alguno por cambiar la llamativa animadversión hacia el técnico.

Este domingo Butarque se convirtió en recinto para albergar un Leganés – Valladolid y también en una sala de juicios que desde el minuto uno tuvo como principal señalado a un Garitano al que el parte del estadio (también hubo aplausos, los menos) pitó mientras se coreaba su nombre por la megafonía.

Una crítica inaudita

El gesto es inaudito e insólito. Jamás Leganés había juzgado con tanta crudeza y sin tapujos al que es el mejor entrenador de su historia. El que consiguió poner a su equipo en Primera en sólo tres temporadas contra pronóstico y, después, mantenerlo entre los mejores. Pero el fútbol no entiende de memoria y sólo de un presente que, para Garitano, empieza a tener forma de rodillo imparable, aunque él, en sala de prensa, prefirió quitar importancia a esta atmósfera irrespirable.

“Yo me quedo con los cánticos después del 0-2. Ahí escuchaba de dónde venimos… escucho otras cosas, los que tengo detrás… pero me quedo con esos cánticos porque eso será lo que nos mantendrá. Te puede gustar más o menos… yo tengo que asumir absolutamente todo. Hay que saber convivir con todo esto. Es parte de esto”, comentó relativamente sereno, o quizá mentalizado de que no hay mucha opción de modificar semejante tsunami de criticismo.

Una tensión creciente

Después del abucheo previo al partido, ya durante el encuentro, las críticas colectivas y particulares contra el técnico fueron creciendo, más conforme el marcador se puso en contra y creció una impotencia que, después, se cebó con otros integrantes del equipo pepinero.

Los pitos que recibió Arnáiz en el cambio fueron también llamativos, aunque probablemente mezcladas entre esas críticas también había camuflado algún tirón de orejas al propio Garitano por la tardanza del cambio (los primeros relevos, ya con 0-1, fueron en el 63’) y por lo escasamente ofensivos de los relevos: en ningún momento hubo cambio de pizarra, sólo variaciones de nombres en las mismas posiciones. El Leganés se mantuvo en todo momento en el 4-2-3-1.

El club, pendiente

En el seno del club este ambiente preocupa y mucho. Las paredes de Butarque son porosas a este goteo incesante de tensión que, ya desde la 2ª jornada ante el Burgos, ha ido calando el ánimo general del público, crecientemente predispuesto a la bronca antes de cada encuentro, predispuesto a juzgar a los suyos y criticar, no tanto lo que aún no ha sucedido, sino las decepciones anteriores, que ya son varias.

En el palco Victoria Pavón ha mostrado su apoyo público a Garitano hasta en dos ocasiones. En la última pidió paciencia, pero está por ver si los resultados de esta semana (visita el miércoles a Alcorcón, partido ante el Tenerife el sábado) le dan margen para mantener su deseo o si, por el contrario, tendrá qué tomar, junto al resto del núcleo duro de la directiva, alguna decisión drástica. Entre tanto, el resto del Leganés es consciente de lo complicado del momento y de que, con semejante tensión alrededor del equipo, parece inviable la continuidad de una leyenda como Asier Garitano en el banquillo.