ARSENAL-VILLARREAL (2-1 EN LA IDA)
El Villarreal, a un paso del Olimpo
El Submarino, con Mario y Coquelin por Foyth y Capoue, se juega en Londres entrar en su primera final con la ventaja de la ida. Mario y Coquelin se perfilan como los recambios.
El entorno del Villarreal lleva siete días angustiado, con cierto pesimismo alrededor, por no haber sentenciado al Arsenal en la ida, por el penalti inventado en La Cerámica, por las bajas de Foyth (lesionado) y Capoue (sancionado), por el hecho de que Aumabeyang y Lacazette están de vuelta, por la carga y superstición que supone haberse quedado tantas veces en la orilla... Pero la realidad es que el pasado importa poco, que el Submarino va en ventaja en la eliminatoria (2-1) y que la batalla decisiva de Londres va a comenzar con once jugadores en ambos bandos y con Pau, Parejo, Chukwueze y Gerard, entre otros, empujando con todas sus fuerzas para los de amarillo. ¿Quién no hubiera firmado este escenario en pretemporada?
Será una noche para valientes (sigue el partido en directo en As.com). Y Mario y Coquelin, recambios de las bajas, no son dudosos: si algo tienen es experiencia, amor propio y arrojo. Ellos reforzarán un equipo titular en el que no se descarta algún as en la manga de última hora por parte de un estudioso como Emery. Acusado por una mayoría de seguidores de amarrategui hace una semana, con todo a favor, es tan poco influenciable como previsible. Su apuesta más lógica en un escesario donde marcar se antoja necesario sería la de apostar por Alcácer arriba. Sin embargo, la sustitución del delantero en el primer partido y su irregular estado de forma dan opciones a Bacca (dos Europas League), por su mayor pundonor, o incluso a Moi Gómez (tres pulmones), para mantener la posesión. Qué más da. Nunca se sabe si son más decisivos los 22 protagonistas iniciales o los cinco potenciales revulsivos con 90 (o 120) minutos por delante.
Justo ese parece el plan de Arteta: dosificar. Sabedor de que su equipo no necesita una heroicidad, sino simplemente un gol, gestionará sus recursos con inteligencia. El técnico donostiarra ha podido vaciar la enfermería, donde sólo queda David Luiz, pero no pondrá a toda su artillería de inicio ya que algún pilar llega con la gasolina en reserva. Tierney y Aubameyang parecen fijos. Lacazette apunta a un banquillo al que regresará Odegaard por lo visto en la rotación del fin de semana. Ceballos aún sigue maldiciendo su inocente expulsión en Vila-real.
Ahora, analizadas las pizarras, sería el momento de recordar los enfrentamientos directos entre ambos equipos a lo largo de la historia, de mentar a Riquelme y a una revancha latente, de repasar los goles en contra y a favor, de escarbar para ver cómo están las apuestas, de ver cómo les ha ido a los dos equipos con este colegiado e incluso de analizar las últimas declaraciones de los protagonistas para jugar a captar algún mensaje entre líneas con pinta de subliminal. No es el día porque no es uno más. Lo más sensato es refrescar la memoria, como mucho, con lo más inmediato y resaltar que el Villarreal viene con viento de cola tras recuperar las sensaciones y sus opciones europeas en LaLiga (es sexto), tras ganar al Getafe; y que el Arsenal (noveno) recuperó de manera similar el pulso en Newcastle. El resto nos lleva al futuro. A la posteridad.
El Arsenal se juega el prestigio, poder jugar la Champions antes que una Superliga y que a su dueño no le hagan una moción de censura inmediata. Lo del Villarreal no tiene nada que ver con la fama o los títulos, ni con los aires de grandeza o el reconocimiento a una gestión que ya es ejemplar. Es mucho más. Va de darle a 50.000 fieles la mayor alegría de sus vidas. Después, llegarán otras y más grandes, pero la inolvidable es ésta. La primera vez nunca se olvida.