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BARCELONA - ATLÉTICO DE MADRID

Arda Turan, el genio de Simeone que no triunfó en el Barcelona

El turco era fundamental en el Atlético, el jugador que durante cuatro temporadas puso la pausa y el ritmo en el mejor momento rojiblanco. Ahora milita en el Galatasaray.

Actualizado a
Arda Turan en el Atlético y en el Barcelona.
AS

La salida de Arda Turan del Atlético de Madrid sigue siendo un hecho traumático para la afición colchonera. El turco dijo adiós al conjunto rojiblanco tras cuatro temporadas como pieza fundamental en el esquema de Simeone, el jugador con más clase y que llevaba la batuta para marcar el ritmo del equipo y acelerarlo cuando era necesario, pero pausarlo cuando así lo pedía el partido con su capacidad para proteger el balón y esconderlo como todo un mago. En 2016 buscó un fútbol menos físico y más técnico en el Barcelona, que pagó 34 millones por sus servicios, pero de blaugrana nunca llegó a ser la sombra del Arda que tantas veces puso en pie la grada del Vicente Calderón y del que todavía no se ha encontrado un recambio.

En el Barça, pese a sus buenos números de cara a portería en su segunda temporada, dijo adiós al fútbol de élite, antes de volver a Turquía, protagonizar las portadas de los medios de su país más por los problemas extradeportivos que por su rendimiento en el Basaksehir, donde jugaba cedido todavía con contrato con el club catalán, antes de acabar su vinculación y regresar al Galatasaray. En el equipo que le vio salir y que actualmente capitanea a sus 34 años ha recuperado cierta esencia de su juego, donde ha disputado 31 partidos y marcado tres goles. Una carrera con el Galatasaray como inicio y final, pero con su mayor brillo y reconocimiento en el Atlético, a donde llegó en el verano de 2011 con el cartel de jugador talentoso pero díscolo y poco trabajador.

Arda celebra con la afición un gol del Atlético en Champions al Bayer Leverkusen.
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Arda celebra con la afición un gol del Atlético en Champions al Bayer Leverkusen.Kiko HuescaEFE

Acomodado a la banda, el Atleti acabó encontrando al director de sus ataques, que siempre puso el beneficio colectivo por encima del interés propio. Si una posición más centrada cerca de la mediapunta había sido su lugar ideal en Turquía, con Simeone se adaptó a jugar de interior con total libertad en ataque, con Filipe o Juanfran doblando constantemente y permitiéndole entrar por dentro, pero un despliegue físico tremendo también en defensa, donde Arda no se ahorraba una carrera. Algo que le hizo tan especial y querido por la afición colchonera, que encontró a un jugador superdotado con el carácter y el trabajo de un peón. En su primera temporada de rojiblanco llegó la Europa League con Arda y Diego Ribas moviendo al equipo y con un estilo de contraataque sin renunciar al toque y a la calidad en el medio para acercarle el balón en condiciones al área a un espectacular Falcao, escoltado por el mejor Adrián.

Arda celebra con Simeone la victoria en la Copa del Rey de 2013.
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Arda celebra con Simeone la victoria en la Copa del Rey de 2013.JESUS AGUILERADIARIO AS

Se marcharía el brasileño, pero Koke tomaría las riendas en un nuevo sistema con dos puntas (Falcao y Diego Costa) y un 4-4-2 más académico, con Tiago o Mario y Gabi sosteniendo el doble pivote y el trabajo y la calidad de Arda y Koke de interiores. Se ganó primero la Supercopa de Europa y después la Copa del Rey, derrotando al Real Madrid en una final excelsa del turco, un gigante a la hora de sostener el balón y dar una salida al equipo capaz de templar a cualquier rival que quisiese arrebatarle el balón. Un curso después llegaría LaLiga y la final de la Champions con un Arda que consiguió nueve tantos, entre ellos uno en las semifinales de la máxima competición europea para tumbar al Chelsea en Stamford Bridge. El Atlético se haría con el título liguero con su empate en el Camp Nou, aunque tuvo que pagar el peaje con las lesiones de Arda y Costa para una final de la Champions que acabó perdiendo en la prórroga (el hispanobrasileño jugó mermado los primeros ocho minutos y el turno no pudo llegar ni a intentarlo).

Arda Turan con el Barcelona.
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Arda Turan con el Barcelona.GORKA LEIZADIARIO AS

Tras una última temporada en un nuevo Atlético, ya sin Filipe, Diego Costa (dos de sus grandes amigos en la plantilla), Courtois o Villa entre otros, levantó un último título con la Supercopa de España antes de decir adiós al club rojiblanco con 178 encuentros disputados, 22 goles y más de 30 asistencias, siendo indiscutible en los onces de Simeone año tras año. No sería así en el Barcelona, donde en su segunda temporada consiguió 13 goles, la mejor cifra en su carrera, pero apenas tendría incidencia en el juego... en un equipo donde no gozaba de una posición específica y los jugadores del talento de Iniesta, Rakitic, Neymar o Messi le dejaban sin apenas espacio. Jugó 55 partidos en el Barcelona, aumentó su palmarés con una Liga, dos Copas del Rey, una Supercopa de España y una Supercopa de Europa, aunque su protagonismo sería muy inferior que en los títulos rojiblancos. Hasta que, en su tercera temporada, Ernesto Valverde le dejó claro que no contaba con él.

Arda Turan de vuelta en el Galatasaray.
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Arda Turan de vuelta en el Galatasaray.Anadolu Agency

Sin ningún comprador para recuperar parte de la inversión realizada por Arda, el Barcelona le cedió al Basaksehir para, al menos, ahorrarse parte de su ficha. En su vuelta a Turquía pudo verse la peor cara de un jugador que había perdido su categoría, en un estado físico muy lejano a su mejor versión y que acaparó escándalos sobre el campo y fuera de él. 16 partidos de sanción por empujar a un juez de línea… y una condena de dos años y ocho meses de cárcel por disparar una pistola en un hospital tras una trifulca en una discoteca, sentencia que no conllevará prisión salvo que cometa un delito en un periodo de cinco años.

Un jugador diferente, con un carácter que supo domar y aprovechar Simeone para sacar la mejor versión de un Arda cuyas grandes noches llegaron en un Calderón que le convirtió en uno de los futbolistas más especiales que han vestido la camiseta del Atlético en este siglo XXI y con el que se ha identificado una parte de la afición con la que se entregó durante cuatro de los mejores años de la historia del club. Una estrella más fugaz de lo que pudo haber sido, pero que dejó una legión de ardaturanistas a sus espaldas.