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FINL DE COPA | ATHLETIC 0-REAL SOCIEDAD 1

Hoy toca euforia en Donostia y resignación en Bilbao

Marcelino está obligado a levantar al Athletic tras el mazazo e Imanol, que dejó la imagen del día vestido de hincha, ve reforzado su proyecto.

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Hoy toca euforia en Donostia y resignación en Bilbao

Después de una final en formato de derbi, siempre quedan heridas a un lado y serpentinas voladas al otro. Es lo que se vive hoy a ambos extremos de la AP-8. Donostia ha amanecido con ojeras por la fiesta nocturna, en domicilios eso sí, y Bilbao ha permanecido desvelada porque el Athletic no acaba de sacarse la maldición de este siglo con la Copa, ese torneo en el que hasta hace no mucho ha sido el rey. Ya van cuatro tropiezos, en 2009, 2012, 2015 y 2020, esta edición atrasada hasta ayer. Y en 13 días, nueva intentona. El problema es que todas ellas siguen un patrón similar: el equipo sale tan agarrotado al campo por la responsabilidad de lograr el éxito, que no llega a competir. Lo dijo Marcelino: "No fuimos nosotros, nos pudo la responsabilidad, es nuestra mayor frustración".

Marcelino nunca había perdido ante la Real en Liga y vivió su primera gran decepción como rojiblanco. Apeló en La Cartuja a realizar una reflexión. Ahora le espera un reto mayúsculo ante el Barcelona. Algo parecido a lo que hizo con el Valencia en 2019. Nunca ha ganado al cuadro culé en Liga, pero se ha llevado sus dos títulos ante ellos, ya que también levantó la Supercopa este año frente al plantel de Koeman.

El club de Ibaigane ha sido señor en la derrota. Elizegi, que vivió la final con el corazón en un puño ataviado con una bufanda del Athletic anudada al cuello, estaba hundido: "Para el Athletic las derrotas son para aprender. Son lecciones que nos enseñan lo difícil que es. Dónde estamos hasta dónde hemos llegado. Y lo complicado que resulta. El mensaje que queremos lanzar es el de duelo. Hay que juntarse, refugiarse y reunirse en Lezama y volver a picar piedra. Es nuestro camino", manifestó.

Admitió que no habían estado al nivel de estos dos años en los que han superado doce eliminatorias y finales. "Hemos estado lejos de nuestras virtudes, que no las hemos aplicado y las tenemos que recuperar", confirmó. Las lágrimas de Villalibre y la estampa caballerosa de Muniain esperando a que el rival acabara la fiesta en el podio quedan para la posteridad. Pesó la responsabilidad. "Saben que llevan 120 años de historia en cada partido. Más los que pasan sin que caiga de nuestro lado la final. Habrá de todo en las piernas, pero somos un equipo con un escudo importante y seguro que sacamos lecciones de lo ocurrido y lo convertimos en fortaleza", subrayó el dirigente rojiblanco. Elizegi bajó al vestuario a consolar a la plantilla. Allí pulsó que "les duele el alma". "Pero seguro que pronto nos llama de nuevo el sueño y empezamos a pensar que es posible ganar en la siguiente oportunidad. Es posible y los sabemos. Lo hemos demostrado", se animó. Como corresponde, felicitó al campeón: "Fue un digno rival. Creyó en su forma de hacer y la aplicó en el terreno de juego. Zorionak a la Real Sociedad y a su afición que les valga para paliar el dolor de 2020, que también han sufrido".

En el otro bando de la autopista, las cosas pintan de color de rosa. Illarra lo celebró al estilo Villalibre, con trompeta y todo. La Copa reafirma el proyecto de Imanol, que dejó la imagen de la final, al acabar su intervención tras el partido poniéndose una camiseta y enarbolando una bufanda a modo de hincha. "Tenemos que estar ilusionados por el futuro, tenemos un equipo muy joven y estoy seguro de que va a ser el inicio de estar en muchas situaciones de estas, para merecer ganar, para intentar ganar", señaló Aperribay. El que no ha estado a la altura es Remiro, de nuevo con gestos de ingratitud, ya que lanzó un gesto de "tener sueño" para burlarse de uno parecido de Williams cuando este ganó la Supercopa. El chico, en realidad, ya ha tenido actitudes que dicen poco en su favor en los últimos tiempos. Extrañó más la chanza de Víctor Llopis, una persona con una trayectoria intachable y actual entrenador de porteros de la Real, haciendo como que tocaba una trompeta y preguntando ¿dónde está?, en clara alusión a Villalibre.

El presidente reconoció que la final era un partido "muy importante", contra el Athletic, "un gran club que ha hecho que la victoria sea más grande todavía". Y pidió moderación en las celebraciones en Donostia. "Estamos en lucha contra esta pandemia, espero que quede poco, que las vacunas puedan estar rápido y que la gente pueda festejar en verano, pero ahora toca cuidarse y festejar en la máxima intimidad, con los más cercanos", La Real ha pasado la Copa con pleno de victorias: ocho de ocho, se une a un grupo selecto que completan Barcelona en 1926 (8 de 8) y 2015 (9 de 9), Athletic en 1932 (7 de 7) y Valencia en 1954.

El club donostiarra tiene ya cinco títulos, dos Ligas y tres Copas, el sábado superó al Espanyol y se queda en el noveno puesto del palmarés nacional en cuanto a entorchados, tras Barça, Madrid, Athletic, Atlético, Valencia, Sevilla, Zaragoza y Deportivo. Los festejos serán muy comedidos, para evitar aglomeraciones, y las imágenes lamentables de ayer en Bilbao. El diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, y el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, han dado la enhorabuena a la Real Sociedad tras ganar la final.