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LEGANÉS

Super Mario es de San Nicasio

La visita del Castellón al Leganés este sábado evoca el gol que en 1993 le marcó el entonces portero blanquiazul a los blanquinegros. Ahora acompaña a Raúl en el cuerpo técnico.

Actualizado a
Super Mario es de San Nicasio

Super Mario no es de Nintendo. Es de San Nicasio. Nació el 8 de junio de 1970 en Madrid, aunque toda su vida la hizo en este pequeño barrio de Leganés, la ciudad que lo alzó a los altares de su imaginario colectivo por la heroica proeza de marcarle un gol de cabeza al Castellón, el próximo rival de los blanquiazules en Liga (sábado, Butarque, 18:15).

El asunto no sería especial de no ser porque Super Mario (Mario Soria Amor) era portero y porque con aquel escorzo imposible en el minuto 91 colocó a la ciudad en el mapa futbolístico de la épica española. Desde esa tarde fría del 13 de noviembre de 1993 en el Luis Rodríguez de Miguel (ahora reconvertido a Plaza Mayor) más de un hincha neutral tiñó su corazoncito de blanquiazul leganense.

Mario no era titular

Normal que aquel gol inoculara sentimiento pepinero por doquier. Al relato de la hazaña le sobraban ingredientes. Comenzando, por ejemplo, por la propia presencia de Mario (ahora preparador de porteros en el Castilla) en la alineación. Él no era el dueño de una portería que le pertenecía a Aguilera, el futbolista que más partidos ha disputado con el escudo del laurel (314 entorchados). Pero quiso ese día Luis Ángel Duque revolucionar el once después de un estreno dubitativo en Segunda.

El equipo jugaba bien, pero encajaba demasiado. Así que frente al Castellón, Duque blindó la alineación y lanzó una consigna en la caseta: “Vamos a protegernos más”. Y lo hicieron con él, Mario, atesorando un puesto en el que  se había estrenado una jornada antes, frente al Murcia. Pese a la derrota (3-2), Duque siguió confiando en él.

Por primera vez en casa, ante su gente, Mario cuajó un buen papel. No le crearon ocasiones y las pocas que hubo, las solventó sin problemas. O eso parecía hasta que en el minuto 80, Sergi, del Castellón, aprovechó un error de nuestro héroe para hacer el 0-1. En lugar de mandar a córner un remate seco, el arquero lo despejó al centro. Sergi cazó el rechace. Gol e impotencia. Mario entonces no era un héroe. Era un villano condenado al exilio.

El secreto mejor guardado de aquel gol

Quizá por eso, quizá porque le iba (aún le va) la marcha, no dudó en subir a rematar un córner en el minuto 90. Lo ejecutó Chuso, otra leyenda del Leganés y especialista en balón parado al que Mario conocía a la perfección porque compartieron tropelías desde pequeñitos. En el filial, de hecho, Mario ya había intentado alguna vez marcar gol a saque de esquina de Chuso.

Su salto era poderoso. Lo sabía el propio Luis Ángel Duque, que en los entrenamientos de aquel Leganés B e incluso del primer equipo usaba al guardarredes para simular la defensa del balón aéreo. Por eso, ya antes del gol al Castellón lo había animado en otros duelos de años anteriores a intentar la proeza. Nunca le había salido. Hasta la tarde de marras.

Pocos recuerdan que aquel primer saque de esquina lanzado por Chuso no fue el que provocó el gol de Mario. La pelota terminó rechazada y hubo un segundo córner, éste sí ,el de la proeza para el recuerdo. El portero se colocó en el punto de penalti y, justo antes del lanzamiento, amagó con ir al primer palo para, instantes después, lanzarse al segundo. Libre de marca, se alzó poderoso para marcar un gol digno de cualquier ‘9’. Sólo que él, Mario, lucía el ‘1’.

La desgracia de aquel tanto

El estadio reventó en un alarido de alegría que sólo encontró oposición en otro alarido. El de Alejandro Pazolo. También futbolista del Leganés, esta promesa del Racing de Ferrol cedido al sur de la capital tuvo la mala suerte de que Mario se encontrara con su rodilla cuando terminó su remate. El resultado: una grave lesión (triada) que lo dejó 9 meses fuera de combate y provocó que su carrera nunca volviera a ser la que se esperaba.

La sorpresa del antidoping

Aquella fue la cara B de un gol que tuvo prórroga en el control antidoping. Entonces se designaban al azar dos dorsales (los números eran fijos, del 1 al 11) para que los escogidos de cada equipo se sometieran al test. Quiso la fortuna que el número 1 fuera uno de los agraciados, así que Mario tuvo que pasar el test junto al verdugo de su gol, Fernando Peralta, mítico ex portero del Sevilla conocido por su bigote y al que esa tarde le costó más que nunca miccionar para llenar el botecito.

Entre cerveza y cerveza (en los años 90 se permitía), Fernando ahogó su frustración durante 40 minutos por el gol de Mario con el propio Mario. “Esto es lo último que me faltaba por ver en el fútbol. Que un portero me hiciera un gol”, se lamentaba sin saber que tres años después Ronaldo Nazario tumbaría lograría el más difícil todavía y le haría su famoso gol de eslalon en San Lázaro. De aquel en Leganés, por cierto, nació una profunda amistad entre ambos porteros. También nació una leyenda. La que dice que Super Mario no es de Nintendo. Es de San Nicasio.