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FÚTBOL

El club de la pandemia

El C. F. La Bonanova se ideó y fundó en pleno estado de alarma. “Empezó como una broma pero la estamos liando bastante”, afirma Pepe, uno de sus creadores.

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Los jugadores del C.F. La Bonanova, durante un entrenamiento.
Pepe Fuster-FabraC. F. La Bonanova

Con el toque de queda, e incluso un nuevo confinamiento, amenazando nuestras vidas, hay quien incluso en esta pandemia se ha atrevido a lanzarse a la piscina. En una economía a la deriva y lejos de las macrocifras de un mundo del fútbol que no es ajeno a las pérdidas y los ERTE. Pequeños gestos para recuperar la sonrisa, como la del único club de fútbol fundado –del que se tenga conocimiento– durante el estado de alarma.

C. F. La Bonanova es el nombre de esta entidad, que un día de esos muchos en que ni siquiera se podía salir de casa se les ocurrió a dos jóvenes barceloneses de 17 años, Pepe Fuster-Fabra y a Tomás Falk, seguidores de Espanyol y Barça, respectivamente, y sin embargo amigos. “Jugábamos juntos, en el mismo equipo, y a ambos nos apetecía un cambio de aires”, explica Pepe. “Pero todo estaba parado, así que nos pusimos a pensar y medio en broma hablamos de crear un club propio. Solo se lo dijimos a los más íntimos, pero la mayoría lo veía como algo imposible. Nosotros también creíamos que sería muy difícil”, reconoce.

Sin embargo, estos dos chavales persistieron con su idea y en cuanto acabó la cuarentena, en junio, se acercaron a la Federació Catalana de Futbol para conocer qué requisitos eran necesarios para inscribir un club. Estatutos, acta de constitución, tasa… Tratándose de menores de edad, tuvieron que recurrir a sus padres, el abogado José María Fuster-Fabra y el empresario David Falk. “Tenemos mucho que agradecerles”, destaca Pepe.

El escudo del Club de Fútbol La Bonanova.
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El escudo del Club de Fútbol La Bonanova.C. F. La Bonanova

El C. F. La Bonanova ya existía. Pero la aventura no había hecho más que empezar. Necesitaban un campo de fútbol y recorrieron media Barcelona: el Camp de l’Àliga, Can Caralleu, las instalaciones de Sant Ignasi… Todo ocupado por otros equipos. Hasta que dieron con la Fundación Marcet, que les acogió en la popular Meiland del barrio de Horta. E incluso consiguieron un patrocinador: la conservera Fredo. Dos pasos de gigante más.

En Segunda Catalana y pendiente del debut oficial

Pero no hay club de fútbol sin entrenador y jugadores, lógicamente. Como técnico, alcanzaron un acuerdo con Álex Font, quien pasó por las categorías inferiores del Cornellà e incluso había colaborado con el Manchester City. ¿Y los futbolistas? “En septiembre convocamos una selección, a ver qué pasaba... ¡Y nos vimos con 33 aspirantes! Ahí la gente empezó a ver que esto no era una broma; de hecho, al final la estamos liando bastante”, afirma orgulloso Pepe.

Más salomónica fue la elección de los equipajes, rojiblancos, para no herir la sensibilidad de ninguno de sus fundadores, ni el perico ni el culé. Así que, inscrito en Segunda Catalana juvenil –la categoría más baja, como corresponde– y con dos entrenamientos semanales, al C. F. La Bonanova ya solo le falta debutar oficialmente. El estreno estaba previsto para este sábado 24 de octubre, ante el Sants, pero se ha pospuesto por las restricciones sanitarias. Las mismas que vieron nacer la idea del único club de fútbol que es hijo de la pandemia.