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BAYERN - SEVILLA

Del Nido viaja a Budapest

El expresidente del Sevilla aterriza este jueves. Varias decenas de aficionados desembarcaron en Hungría antes de que llegara el grueso de la hinchada.

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Del Nido viaja a Budapest
Morenatti

José María del Nido Benavente, expresidente del Sevilla que convocó una Junta hostil para obtener el poder del club, viajó a la Supercopa de Budapest como un aficionado más junto a la Federación de Peñas de la entidad. Aunque fue invitado a la final de la Europa League, Del Nido decidió entonces no acudir.

A horas de la final algunos sevillistas concentran su ilusión en Szimpla, en el distrito VII de Erzsebetvaros, una de las zonas más ebullicientes y de moda en Budapest. Bastante menos concurrida a causa de la pandemia, la capitan húngara mantiene una de las más potentes vidas nocturnas de Europa que esta semana se ha visto duramente afectada por la segunda ola de coronavirus. A las 11 de la noche todos los sitios, menos Casinos y otros lugares de juego, deben estar cerrados.

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Pero el sevillismo, que llega en masa este jueves pero ya se asomó el miércoles, disfruta la tarde pensando en otra final y, quizá, otro título. "No ha habido miedo al coronavirus para viajar ni tampoco lo va a haber al Bayern en el partido", dice Jorge mientras brinda un grupo de amigos sevillistas, cerveza en mano. Jorge llegó vía Viena, Austria, igual que han hecho varias decenas de aficionados nervionenses más, para luego recorrer en coche unos 200 kilómetros hasta la ciudad donde se celebra la Supercopa.

Este jueves aterrizarán en Budapest, previa presentación de un PCR negativo, algunos centenares de hinchas procedentes de Sevilla. La Federación de Peñas ha fletado un chárter que lleva a la mayoría de ellos. Cerca del estadio Puskas Arena se habilitó una Fan Zone para que, con mascarillas y respetando la distancia interpersonal, haya algo parecido a tantas y tantas celebraciones que ha vivido el sevillismo todos estos años, 20 finales (6 de Europa League, 4 de Copa y sus correspondientes Supercopas desde 2006). Sólo la pandemia ha recortado la afluencia y la posibilidad de mayor jolgorio. Pero no la ilusión.