"Lo siento, no puedo firmar..." Los (no) fichajes que pudieron cambiar la historia del Madrid
"Lo siento, no puedo firmar..." Los (no) fichajes que pudieron cambiar la historia del Madrid

REAL MADRID

"Lo siento, no puedo firmar..." Los (no) fichajes que pudieron cambiar la historia del Madrid

De Pelé a Totti, de Keegan a Futre, grandes estrellas que estuvieron a punto, a puntito, de ser madridistas. Jugadores que habrían cambiado al Real Madrid tal y como lo conocimos. Bernabéu fue a por Wimmer y volvió con Stielike. Rubén Sosa se vistió de blanco, pero no llegó y eso permitió emerger a Raúl. Thierry Henry se bajó del avión que ya le llevaba a Madrid para coger otro hacia Turín. Esas y otras historias de lo que pudo ser... y no fue.

"En algún otro universo, yo fui el capitán de Sergio Ramos en el Madrid". Palabras de Francesco Totti, el único galáctico que se le resistió a Florentino Pérez (y dos veces). Il Capitano romanista estuvo "al 80 por ciento" fichado, una situación, incluso mucho más hecha y 'atada', que vivieron otras grandes estrellas que habrían alterado el firmamento madridista tal y como lo conocemos ahora. Como si fuera un film de ciencia-ficción de Christopher Nolan y siguiendo la romántica visión tottiana, en otras dimensiones debe haber grandes nombres que finalmente sí que llegaron a Chamartín, aunque no lo hayamos podido ver.

Pelé, que le dijo dos veces que no a Bernabéu, visitó el estadio blanco en 2005.

Y cuando hablamos de grandes nombres, es que son mayúsculos. Pelé y Cruyff pudieron ser madridistas. "El Madrid me quiso fichar", reveló por primera vez O Rei en 2009. Pelé se le resistió a Bernabéu dos veces. La primera, en 1959, tras llegar su compatriota Didí. De un Ballet Blanco, el Santos, a otro, el madridista. "De haber jugado en Europa, habría elegido el Madrid", aseguró Pelé en una entrevista a AS en 2005. "Bernabéu me llamó dos o tres veces. La diferencia económica no era tan grande con lo que cobraba en el Santos. Al final de mi carrera también me quisieron, pero preferí irme a Estados Unidos porque era un campeonato menos duro y para estudiar Derecho Internacional y Marketing deportivo". Con Cruyff, el deseo fue muy diferente. El Madrid tenía negociado su fichaje con el Ajax pero El Flaco sólo quiso ir al Barça.

De Wimmer a Stielike y el 'no' a Klinsmann

Uli Stielike fue el último fichaje de Bernabéu, que acudió en 1977 a Dusseldorf junto a Agustín Domínguez. La creencia popular es que iba a ver realmente a Wimmer, la estrella del Gladbach. "No me creo esa leyenda", relató hace unos años el propio Stielike en AS. "Me llamó Günter Netzer para decirme que alguien del Madrid iba a ir a verme. La pista estaba hacia mí. Yo no sabía quien venía. Cuando vi a don Santiago me llevé una gran sorpresa. Que el presidente, en persona, se presente para fichar a un jugador es algo que ya no existe...". El resultado fueron ocho años en el Madrid, 241 partidos y siete títulos, entre ellos las tres Ligas de 1977 a 1980.

Hasta Toni Kroos el Madrid no volvió a tener alemanes prominentes. Aunque se le situaran dos campeones mundiales a tiro, dos de los futbolistas teutones más reconocidos y exitosos de los noventa. Beenhakker se empeñó en el primero, Jürgen Klinsmann, pero fue Mendoza el que finalmente no quiso firmar la compra de un futbolista que después marcaría 164 goles con Inter, Mónaco, Tottenham, Bayern y Sampdoria. El otro germano, Lothar Matthäus se ofreció al Madrid para poder escapar del Calcio. "Vino a verme desde Milán a Ginebra, pero Pellegrini, presidente del Inter y amigo mío, puso un precio inalcanzable para la operación", relataría a posteriori Mendoza. Era un Madrid marcado en esos años por una situación económica raquítica, asfixiado por la remodelación del Bernabéu. Tal era el descalabro que el siempre afilado Berlusconi se ofreció a prestar dinero al Madrid en una joint venture para fichar jugadores.

Mirando a Milán y a los ídolos del vecino rojiblanco: Futre y Falcao

Hablando del Milán. El Madrid sufrió sufrió lo indecible con el equipo rossonero a finales de los noventa pero quizá aquello pudo ser distinto. Una de las estrellas rossoneri, Ruud Gullit, estuvo apalabrada por Mendoza. "Quise ficharlo en 1987. Estaba en el PSV Eindhoven. La plantilla se fue a descansar a Tenerife, al Hotel Botánico. Hice una indagación con el gerente del club holandés y llegué a tenerlo apalabrado en unos cinco millones de dólares. Pero se me cruzó el Milan en el camino con una oferta de diez millones y no hubo nada que hacer. Posteriormente, tuve la posibilidad de ficharlo años después cuando me lo ofreció Berlusconi pero ya no era el mismo Gullit". El jugador, además, prefirió el Chelsea porque Londres le pillaba más cerca de Holanda. Otro de aquellos milanistas ilustres, Frank Rijkaard, aunque ya de vuelta especialmente a nivel físico a sus 31 años (era otra época), se puso tan en la mirilla del Madrid que casi echó por tierra el fichaje de Fernando Redondo...

Gullit, antes de ser pesadilla madridista con el Milán, estuvo cerca de llegar a Chamartín cuando aún jugaba para el PSV.

Paulo Futre parece estar asociado ad eternum al escudo del Atlético, pero casi defendió el del Madrid. Jugaba en el Olympique de Marsella tras salir por sus desencuentros con Jesús Gil y se encontró con el interés del Madrid y el contrato para sellar delante de su mesa. Todo estaba acordado, salario y traspaso, pero la situación dio un giro inesperado. "Me fui al baño un momento y decidí no firmar", desveló hace poco en AS. Al que no le dio tanto reparo eliminar las franjas rojas de la camiseta para querer dejarla blanca impoluta fue a otro exatlético e ídolo en el Manzanares, Rafael Falcao. El Tigre ganó la Copa del Rey de 2013 en el mismísimo Bernabéu pensando en irse al Madrid pero tuvo que salir al Mónaco como puente para esquivar el pacto de no agresión entre el club blanco y Atlético. Al verano siguiente estuvo tan a punto de saltar hacia el Bernabéu que incluso se le escapó un tuit (a los minutos borrado) en el que anunciaba el fichaje desde el equipo monegasco. "Un sueño hecho realidad", tuiteó. La realidad le llevó, finalmente, al Manchester United. Y Benzema respiró.

El día que Rubén Sosa se vistió del Madrid

El (no) fichaje de Rubén Sosa es curioso porque generó un efecto doble. Jorge Valdano lo pidió al firmar como entrenador en 1994 y el uruguayo, harto del Inter del Milán y deseoso de regresar a España (había militado antes en el Zaragoza), se puso para la Prensa la equipación entera del Madrid para meter presión, aunque aún no hubiera fichado de manera oficial. La jugada le salió regulera. El Madrid pisó el freno porque a Mendoza no le hacía 'tilín' y eso permitió que Zamorano y el correcaminos Amavisca, dos descartes, formasen la mejor delantera de la temporada 1994-95 y se viviera el histórico 5-0 al Barça de Cruyff. Además, Sosa no cerró con un candado el puesto de nueve... que reclamó poco después un imberbe Raúl. El resto es historia.

Rubén Sosa posó para AS y declaró a las claras su deseo: "Quiero ir al Madrid ya". De haber llegado hubiera supuesto el adiós de Zamorano.

Kovacevic no, Anelka, y el precontrato de Henry

Kovacevic siguió la misma estrategia de Sosa. Ponerse la casaca merengue para acelerar su llegada al Bernabéu. El tanque serbio venía de ser un ariete consistente en San Sebastián. 33 goles en Liga en dos años, cifras muy potentes para la época. Un ramillete de grandes europeos querían al poderoso punta y Hiddink pidió su contratación. Tanto se dejó querer Darko que hasta posó para AS con camiseta y bufanda madridista en la icónica postal de la Playa de Ondarreta. "Lorenzo, fíchame, te prometo 30 goles por temporada", fue el grito del balcánico en este periódico. De poco le sirvió. Se tuvo que ir a la Juventus por 3.400 millones (duró allí dos años) y el Madrid fichó por 5.000 millones de pesetas al inadaptado Nicolás Anelka, ahora de moda por su documental en Netflix, que sólo duraría un año en Concha Espina.

Con Henry, fue la FIFA la que torpedeó inesperadamente un fichaje que estaba orquestado detrás del telón. El francés y Lorenzo Sanz llegaron a un acuerdo privado en 1997 pero el Mónaco, ofuscado al enterarse, denunció el acercamiento ante el máximo organismo del fútbol mundial, que multó tanto al Madrid como al futbolista por hablar estando el delantero bajo contrato con el equipo monegasco. La FIFA, además, no dio por bueno el precontrato. El Mónaco siguió presionando y al final, casi montados en el avión hacia Madrid, el padre de Henry le dijo a la entidad blanca que no podían resistir la presión. Unos días después, el Mónaco se lo vendía a la Juve. Caso bastante similar al de otro histórico galo, David Trezeguet. Como condición para firmar su padre pidió un trabajo en el Madrid y cuentan las crónicas que Juan Antonio Samper, encargado de la negociación, no se anduvo por las ramas: "El Madrid no es el INEM". Su destino fue también la Vecchia Signora y allí despachó durante una década 138 goles.

Los tres 'noes' de Gerrard

El caso de Steven Gerrard y el Real Madrid es digno de estudio. El centro del campo del Madrid en la primera década de este siglo (y las Copas de Europa del Liverpool) habrían sido muy diferentes si el inglés no se hubiera echado atrás cuando el Madrid llamó a su puerta en 2005. Le confesó a Benítez que le tentaba el Madrid, que ofreció 30 millones de euros, pero el Liverpool quería más: 45 millones más De la Red, Arbeloa y Javi García. Finalmente y aunque el Liverpool había comunicado que Gerrard no quería renovar, el mediocentro, de vacaciones en Ibiza, acabó reculando. No sería la última vez.

Steven Gerrard sólo lució de blanco por unos segundos en el Liverpool-Real Madrid de veteranos en 2017.

En 2009, tras cataclismo por el famoso 4-0 en Anfield que echó al Madrid de la Champions, el Madrid volvió a la carga (hasta Raúl, el capitán blanco, le preguntó en privado aquel día si iba a fichar) por el ocho del Liverpool. "El Madrid quería que empezara una guerra con el Liverpool y probablemente es la única manera de que hubiese podido salir", admitió hace poco en un podcast el propio icono red. También habló de que Mourinho estuvo interesado en reclutarlo en 2010. "José me quiso antes de eso para el Chelsea, pero pienso, mirando atrás, que habría sido precioso jugar un par de años para él en el Madrid". Tres noes en total. "No sé si me arrepentiré de no haber ido al Madrid alguna vez, lo que sé es que me habría arrepentido de haberme marchado del Liverpool". Señal de que a Gerrard siempre le sonó bien la música que sonaba desde la capital de España para él. La única vez que se le ha podido ver con la camiseta madridista fue en 2017 y de rebote, tras intercambiarla con un veterano blanco en el Liverpool-Real Madrid de Leyendas. Una estampa, como con Pelé, Futre, Henry o Kovacevic, de lo que pudo ser y no fue.

Gigi por Iker

El Madrid lo tanteó tanto que lo reconoció el propio Buffon en 2004. "Llevan años detrás de mí", aseguró sin rubor. Un ir y venir pisando el felpudo de la puerta del guardameta italiano que se incrementó incluso más cuando regresó Capello al Madrid en 2006. Gigi era y fue su portero fetiche en la Juventus y en la Azzurra. Pese a que Casillas era el ángel guardián de las paradas imposibles, ahí está la Novena, Florentino Pérez se metió en un lío en junio de 2004 en un viaje a Bruselas. En un corrillo con varios periodistas, entre ellos Tomás Roncero, el presidente blanco respondió a la pregunta de si iba fichar al francés Sebastien Frey, portero del Parma, como aseguraba la prensa francesa e italiana. Lo hizo con una sonrisa en los labios: "Hombre, si de verdad nos planteásemos fichar a alguien sería a Buffon, que es el mejor del mundo". Un comentario que repitió varias veces a lo largo de la jornada. Al día siguiente las portadas de AS y Marca reflejaron ese interés del Madrid, un bombazo con Casillas en pleno esplendor, y el Madrid se vio obligado a emitir un comunicado para negarlo y escurrir en bulto en privado. "Fue una broma", argumentó Florentino, que llamó a Iker a la concentración de la Selección para tranquilizarlo. Pese a ese desmentido, el agente por entonces de Buffon reveló hace poco que unos meses después hubo un encuentro con Ernesto Bronzetti, íntimo de Florentino y su intermediario de confianza para el mercato. "Fue tras el Juve-Real Madrid del 2005 y los blancos estaban interesados, pero nunca se llegó a negociar". Casillas, el segundo futbolista con más partidos en la historia del Madrid (725), bien pudo no serlo...

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