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BARCELONA

El dilema de Messi

Otra de las grandes preguntas que quedan pendientes de respuesta tras la humillación del Bayern al Barcelona es cómo afectará este nuevo desastre europeo a Leo Messi.

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El dilema de Messi

La zurra de Lisboa vino a demostrar que Messi tenía razón en su diagnóstico del mes de febrero cuando en una entrevista a Mundo Deportivo aseguró: "Si queremos la Champions, tenemos que crecer. Hoy por hoy no nos alcanza como estamos". La realidad ha confirmado las palabras de la estrella que ha visto cómo de nuevo es apaleado en la máxima competición. Todo ello en un contexto en el que la negociación de su renovación está paralizada. Hay que recordar que el jugador acaba contrato el 30 de junio del año que viene y que, por tanto a partir del uno de enero es libre para entablar negociaciones con quien quiera.

Bartomeu, al que le queda menos de un año de mandato y está en una posición absolutamente comprometida, tiene cuatro meses para buscar la foto de una renovación que serviría para maquillar un mandato que, de momento, va a ser recordado por el derrumbe de un equipo que marcó una era.

Messi se encuentra ante un dilema profundo: por un lado es feliz en la ciudad, se ha criado en el Barcelona y la opción de no seguir en el Camp Nou parecía una utopía, pero ante la deriva de la situación en el Barça hay pilares que se tambalean.

Messi ha visto cómo el equipo que dominaba el mundo del fútbol y que le ha permitido ganar seis veces el Balón de Oro ha perdido potencial. Y Leo, por encima de todo quiere ganar. Como todos los barcelonistas ha visto que el dinero que se ingresó por la marcha de Neymar al PSG se ha malgastado en operaciones que no han funcionado. Para muestra dolorosa, el partido ante el Bayern en el que los tres futbolistas llamados a cubrir la baja del brasileño, Coutinho, Dembélé y Griezmann empezaron desde el banquillo.

En la misma entrevista en la que Leo dijo que con el nivel actual al equipo no le alcanzaba para la Champions, el capitán del Barcelona se mostró públicamente a favor del retorno del brasileño.

"A nivel deportivo Ney es uno de los mejores del mundo y me encantaría que volviese. Era una persona muy alegre, se divertía dentro y fuera de la cancha e hizo que el vestuario tuviera una alegría diferente. Entiendo que los socios tengan reservas por la manera en que se fue, que también me molestó, pero al final todos queremos ganar y tener a los mejores y nos aportaba mucho en la cancha. Tiene ganas de volver y siempre se mostró arrepentido", afirmó. Y no ha cambiado de opinión, es más, se reafirma en lo dicho en febrero.

La humillación ante el Bayern ha dejado muy tocado a Messi que, como pasa habitualmente en estos casos, necesita tiempo para digerir este tipo de situaciones. Cuando el Barcelona cayó eliminado en las semifinales de la Champions del curso pasado, Messi tardó en hablar. Lo hizo antes de la final de la Copa del Rey ante el Valencia en rueda de prensa.

Ahora, el capitán está como el resto de los barcelonistas a la espera de los movimientos que va a ejecutar la junta directiva que se reúne el lunes.

De las decisiones que se tomen a nivel directivo dependerán muchas cosas. De entrada, la elección del entrenador. Messi siempre ha apostado por Xavi Hernández, pero esta opción es complicada.

También es necesaria la instauración de un liderazgo en la política deportiva cuando se consume el cese de Abidal, con el que el argentino tuvo un enfrentamiento en enero tras la destitución de Valverde. La relación de Abidal con parte del vestuario es inexistente. Así pues, el barcelonismo está en vilo. Messi queda libre en cuatro meses, no está contento con el diseño del equipo, ve que su carrera está en la recta final y en enero queda libre.