El equipo de Quique Setién ha tardado más bien poco en recibir los primeros reproches de la humillación vivida ante el Bayern. No ha hecho falta a esperar a su regreso a Barcelona para oír directamente los primeros insultos y acusaciones por parte de una afición desconsolada y herida en su orgullo como nunca. “¡Sinvergüenzas!”, fue uno de los gritos que más se escuchó por parte de los seguidores mientras iban descendiendo del autocar uno a uno todos los jugadores para dirigirse a la entrada del hotel. Eran pocos aficionados, pero lo suficientemente ruidosos para hacerse oír en la cerrada noche lisboeta.

A algunos les pitaron más los oídos que a otros. Jugadores como Suárez, Semedo, Griezmann y Rakitic tuvieron que soportar estoicamente los comentarios de unos aficionados que no estaban dispuestos a marcharse de rositas. Aunque el que se llevó todos los insultos habidos y por haber fue Quique Setién y su staff. El miembro de seguridad del club se las veía y deseaba para evitar que la situación se descontrolara, ya que la tensión fue en aumento a medida que iban bajando los miembros de la expedición.

No todos recibieron reproches por parte de la afición: algunos como Ansu Fati o Riqui Puig fueron incluso aplaudidos.

Ahora está por ver cómo recibirá la afición al equipo este sábado a su llegada a Barcelona. Está claro que no será con un pasillo de claveles.