NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

LEGANÉS

La tarde que Bustinza jugó con el Leganés en la grada de Butarque

Lesionado y con muletas, el recital de órdenes de Bustinza durante el Leganés – Valencia fue clave en el triunfo pepinero. Contagió a titulares y susplentes.

Actualizado a
La tarde que Bustinza jugó con el Leganés en la grada de Butarque
@CDLeganesCD Leganés

Unai Bustinza jugó ayer el Leganés – Valencia. En la grada, con muletas y mascarilla negra, sí, pero jugó un partido en el que los suyos lograron un triunfo vital que le debe un porcentaje de éxito a su garganta. El aliento y derroche de ímpetu del capitán blanquiazul desde la Tribuna de Butarque se convirtió en una mancha de aceite del compromiso que acabó contagiando a todos los actores implicados en el partido. Desde suplentes, hasta titulares pasando por el banquillo y los contrarios.

A falta de 12.545 voces pepineras, la suya se convirtió en altavoz ineludible. Imposible no escucharlo. Imposible no sentirse interpelado cada vez que sus agudas y potentes órdenes atravesaban todo el estadio para dirigir un equipo ayer con un timón extra que añadir al de Javier Aguirre.

"[Unai] tiene mucha importancia. Ahora que nosotros estamos necesitados de todos, gente como Bustinza, como Szymanowski, que está haciendo un esfuerzo para ayudar, que lleva un partido en dos años. No paran. Suman y suman y suman… ellos son un ejemplo a seguir", piropeó el propio Aguirre a Bustinza tras el partido.

El ejemplo de otros equipos

Jamás desde que arrancó el ‘nuevo fútbol’ post-confinamiento Butarque había vivido nada igual. Lo más parecido siempre se había sentido en la otra ala de la Tribuna, donde los suplentes de Valladolid o Granada sí que hicieron mucho ruido cuando se midieron a los pepineros. También Julen Lopetegui, entrenador del Sevilla que, sancionado, la tarde de su visita al sur de la capital se dejó la garganta para dirigir desde la grada lo que habitualmente controla en el banquillo.

Quizá aleccionado por la importancia de aquellas intervenciones indirectas, víctima de su influencia desde el césped, Bustinza demostró desde el minuto uno del choque ante el Valencia que su presencia en los asientos de los aficionados no sería silenciosa. Él había llegado a Butarque a jugar. Como fuera. Pero a jugar.

Las instrucciones del capitán Bustinza

Y fue así como comenzó un recital que arrancó con su cuerpo sentado y la pierna derecha estirada (la lesión, ya saben) y acabó de pie y casi olvidando que una parte de su cuerpo aún le duele a rabiar, lo cual, siendo Bustinza, debe ser algo así como la tortura de Prometeo en versión futbolera.

“¡Sigue Aitor, sigue!”, “¡Eso es Guerre, eso es!”, “¡Espalda Jony, espalda!”, “¡Enorme Pichu!”, comenzó su recital en un tono que se mantuvo inalterable durante todo el partido. Y eso que sus decibelios subieron, pero su voz no sufrió mientras a su derecha, Omeruo, otro de los lesionados, alucinaba dos asientos más allá con el recital del capitán, también gritón en otros idiomas: “Out, Sio, out!!”, le conminó varias veces en inglés a Siovas.

Ampliar

“¡Pol! ¡Pol! Szyma, Szyma”, le recomendó al preparador físico cuando se lesionó Kevin Rodrigues, avisándole de que el también capitán blanquiazul podía ser una alternativa al franco-portugués. Finalmente fue Bryan Gil el sustituto. Con él también se volcó un Bustinza que trató de corregir su posición en más de una ocasión con relativo éxito pese a que veces el chaval se encontraba en lejos en la distancia. Daba igual. La voz de Bus puede con todo.

Ésa voz sólo se acalló durante las pausas de hidratación y en la segunda parte, ni eso. El recital de decisiones del VAR contra el Leganés provocó su enfado contra más de una decisión. Ímpetu que acabó arrastrando a todo el equipo y tensionó al césped y el banquillo hasta el pitido final, ése tras el que Bustinza resopló agotado y satisfecho. Jugador número 12, ayer el capitán del Leganés fue brazalete y voz de un triunfo que bien podría valer la permanencia en Primera.