El Bayern barre sin piedad a un Leverkusen sin Havertz
El Bayern, en un estado de forma que da verdadero miedo, se impuso a los pupilos de Peter Bosz por 4-2 y dejaron la máxima competición alemana más sentenciada.
No tuvo piedad el Bayern de Múnich contra un Bayer Leverkusen y menos ante un cuadro renano que no pudo contar con su gran estrella. Kai Havertz, autor de 15 tantos y 8 asistencias en lo que va de temporada, se perdió el choque frente a uno de sus grandes pretendientes por molestias musculares. El campeón alemán, en un estado de forma que da verdadero miedo, se impuso a los pupilos de Peter Bosz por 4-2 y dejaron la máxima competición alemana, a falta de tan solo cuatro jornadas para el final, más sentenciada de lo que ya estaba. El Leverkusen, por su parte, no pudo dar el paso a la zona Champions tras el pinchazo previo del Gladbach en Friburgo (0-1).
Eso sí, no dio la impresión el Leverkusen de echar demasiado de menos a su chico de oro en los primeros compases del partido. El cuero fue para los de siempre, pero los locales tenían un plan y funcionó al principio. Presión puntual y transiciones rápidas para sorprender a la zaga de un Bayern que no incluyó a Thiago en el once después de haberse recuperado de unas molestias en el abductor. Le echaron de menos los muniqueses. No construían bien desde atrás y los jugadores de Bosz lo castigaron a la primera. Baumgartlinger filtró un balón a Alario y el argentino, al borde del fuera de juego (el VAR lo revisó), superó a Neuer con un zurdazo ajustado al palo.
Karl-Heinz Rummenigge, presidente de la junta del Bayern, echó un vistazo a su reloj en la grada de un BayArena desierto. Quedaban 81 minutos por disputarse y el Leverkusen hizo algo que nunca se debe hacer contra el transatlántico bávaro. Levantó el pie del acelerador y fue entonces cuando el conjunto dirigido por Hansi Flick empezó a navegar a velocidad de crucero. Ni siquiera la olía la Werkself que, poco a poco, empezó a echar de menos el talento de Havertz sobre el césped. Al Bayern no le importó. En cuestión de 18 minutos, el pentacampeón de Europa le hizo tres goles, obras de Coman, Gnabry y el imperial Goretzka, y dejó al Leverkusen contra las cuerdas.
Tenía que reaccionar Bosz en el banquillo renano y lo hizo con hasta tres cambios al descanso, entre ellos el de Wirtz, jugador más joven de la liga con 17 años, por el gris e impreciso Bellarabi en el carril diestro. Surtió efecto. El Leverkusen ganó en solidez, pero no fue capaz de intimidar a una zaga del Bayern en la que Lucas Hernández solo jugó los cinco minutos finales. Diaby, muy activo en el costado izquierdo, fue el único que, de vez en cuando, dio trabajo al aburrido Neuer.
Lo demás fue un Bayern en el que faltaba por marcar el máximo goleador de la Bundesliga. Y lo hizo. Un centro de Müller, que igualó el récord de 20 asistencias de De Bruyne en el campeonato, sirvió a Lewy para que cerrara el póker de cabeza. Fue su trigésimo tanto en liga. Huele a bota de oro. Único consuelo para el Leverkusen: su nueva joya Wirtz maquilló el marcador y también se convirtió en el jugador más joven en marcar un gol en la Bundesliga, dejando en evidencia a un Lucas que, de momento, no parece tener sitio en la zaga del Bayern.