Valencia: La Liga que narraron (II)
AS se traslada al 5 de mayo de 2002, el día que el Valencia ganó la Liga 31 años después, y lo hace a través de reflexiones de periodistas radiofónicos que vivieron aquella fiesta ché.
AS se traslada al 5 de mayo de 2002, el día en el que el Valencia ganó en Málaga la Liga 31 años después. Lo hace a través de reflexiones de seis periodistas radiofónicos que narraron y vivieron en primera persona aquel éxito del equipo de Rafa Benítez, el primero de sus tres títulos. Vicente Ordaz, José Manuel Segarra, Quique Mateu, Carlos Martínez y Ladis García relatan sus experiencias personales y profesionales en estos artículos.
Carlos Martínez: "Ese día fichamos para Carrusel a Mario Alberto Kempes"
Fue un día imborrable, tanto en lo personal como en lo profesional. El primer recuerdo que me viene a la cabeza de aquella tarde en Málaga fue conocer por primera vez al mayor ídolo que ha tenido jamás el valencianismo. Habíamos conseguido “fichar” para nuestra retransmisión de Carrusel a Don Mario Alberto Kempes.
Él nos esperaba en el Hotel Málaga Palacio y allí fue donde le vi por primera vez y comprobé de inmediato que, además de ser un futbolista estratosférico, era una bellísima persona. Recuerdo perfectamente lo que tardamos en coger un taxi a la salida del hotel y luego lo que tardamos en entrar en La Rosaleda, porque el bueno de Mario no le dijo que no a ninguno de los cientos de aficionados que se acercaban a él pidiéndole un autógrafo o una foto.
Los siguientes recuerdos ya son dentro del estadio. Tuve el enorme privilegio de, como entonces a los periodistas que llevábamos el micrófono inalámbrico nos permitían estar a ras de césped (qué maravillosos tiempos aquellos), poder disfrutar todo el partido al lado del banquillo del Valencia. Ya había podido vivir esa fantástica experiencia profesional en la Final de Copa del Rey del 99 en Sevilla, pero entonces una pista de atletismo me separaba unos metros de la cercanía que sí tuve en La Rosaleda.
Vivir de primera mano y poder contarle a todos los oyentes de la Cadena SER todos los gestos, gritos, abrazos, sonrisas y llantos de los jugadores que estaban en ese banquillo, e incluso que muchas de esas sensaciones pudieran ser captadas por mi micrófono, es algo impagable; insisto, una experiencia inolvidable tanto a nivel personal como profesional.
Carlos Martínez (Cadena SER)
Ladis García:Soñaba con pronunciar en una narración: ¡Campeones de Liga!"
“¡Campeones de Liga!” Una frase tan simple adquirió un especial significado la noche del 5 de mayo de 2002 en el estadio de La Rosaleda. Una afirmación que cada final de temporada escuchabas a compañeros de tu propia emisora, o de otra, en algún estadio de fútbol de España. Una frase que uno soñaba pronunciar en un contexto profesional y cuyo recuerdo sabes que siempre permanecerá. ¡Y así sigue siendo!
La profesión de periodista es, como algunas otras, fundamentalmente vocacional. Uno sueña con dedicarse a ello para contar grandes eventos en escenarios únicos. Y sin duda, contar un título de Liga para unos aficionados que llevaban más de 30 años si saborearlo era un momento muy especial. Como fue todo aquel el día.
Llegar al estadio con más tiempo que nunca, recoger tu acreditación antes que cualquier compañero para evitar aglomeraciones y solventar algún problema si lo había, situarte en una especie de burladero a modo de cabina de radio , probar la línea con tu emisora hasta perder la cuenta, memorizar las alineaciones (con Benítez era imposible acertar previamente), probar con tu compañero inalámbrico (Antonio Sanfeliu), narrar el partido, cantar los goles (“Saltó más que nadie…”), controlar la voz para no perderla… hasta llegar a ese momento en que puedes decir… “¡Campeones de Liga!”.
Ladis García (Departamento Comunicación RFEF) En 2002 trabajaba en Onda Cero
José M. Segarra:"De la Liga de 2002 me quedo con la cercanía"
De la Liga de 2002 me quedaría con varias cosas. La primera que el tiempo pasa que es un primor, aunque no sea descubrir la pólvora. Ese título ya con mayoría de edad nos saca alguna arruga que otra.
Me quedo con la cercanía, con la proximidad ahora perdida con los futbolistas. Antes, durante y después de los partidos. Yo me pasé el choque detrás del banquillo del Valencia haciéndole un marcaje a Rafa Benítez que ni Ayala para tratar de que no se escapara en antena ningún movimiento desde esa zona y no pasó nada. A día de hoy es impensable la imagen de un micrófono inalámbrico sobre el césped. Las cosas del fútbol moderno.
De ese día tengo la sensación de la seguridad de que el Valencia iba a ser campeón. Había en el aire un aroma a heroicidad que lo invadía todo. Ni los galácticos, ni venir de la crudeza de las experiencias en Paris y Milán iban a poder con ese grupo de jugadores y cuerpo técnico capaces de reescribir la historia tres décadas después.
Y definitivamente me quedo con Jaime Ortí, al que sigo echando de menos, y que con su abanico sobre el césped de La Rosaleda parecía cubrir a toda una afición. Sus gestos cariñosos, su amabilidad permanente y su ‘sí’ por respuesta hicieron que aquel gran Valencia tuviera un presidente a la altura.
José Manuel Segarra (Cadena COPE) En 2002 trabajaba en la Cadena SER
Kike Mateu: "¿Es el momento de decirle a todo el mundo... toma moreno?"
Hay imágenes imborrables de ese día más allá de las que recordamos todos con Ayala pidiendo calma o Albelda con la senyera. Yo me acuerdo los eternos cinco minutos de discusión entre árbitro y linier antes de dar el 0-2 de Fabio Aurelio. Estaba todo el banquillo en pie esperando la decisión como los maratonianos esperan que se dé el pistoletazo de salida de la prueba antes de volar. también recuerdo, en la celebración, a todos los jugadores enloquecidos sobre el césped abrazándose entre ellos con los valencianistas que habían saltado el cordón policial. a todo menos a uno solo.
Apoyado en la barandilla de entrada a vestuarios mirándolo todo, como ido, estaba Rufete, que quería un momento de soledad para degustar el exito más grande de su vida. Y, ya en vestuarios, recuerdo una maravillosa entrevista que le hicimos a Benítez recién salido de la clasica 'ducha de campeones' a la que le sometiron los jugadores.
Después de un año muy difícil para él en el que casi le destituyen en Montjuic, parafraseamos a Jose Luis Moreno para preguntarle: ¿Es el momento de decirle a todo el mundo...toma moreno? Se empezó a reir y dijo 'seguiré siendo dueño de mis silencios'.
Y, quizá, lo más bonito, fue ver la ilusión de la gente al terminar el partido en Málaga. Todos llorando de la emoción tras la consecución del primer título liguero del VCF 31 años después. Aquella noche no la olvidaré mientras viva.
Kike Mateu (Radio Intereconomía) En 2002 se llamaba LP Radio
Vicente Ordaz: "El viaje fue la recompensa"
Málaga nunca volvió a ser la misma ciudad para mi. No desde aquel 5 de mayo. Tuve la suerte de narrar para COPE los partidos del Valencia C.F en su mejor época. Aún así, veníamos de dos finales de Champions perdidas, la primera pecando de inexpertos, la segunda 19 años después, sigo sin comprender como se pudo escapar. Sin embargo y a pesar de aquellos antecedentes, el equipo fue capaz de plantarse en La Rosaleda para ganar la Liga sólo un año después.
El año, como todos en el club, había sido intenso. En verano se fue Mendieta, dimitió Pedro Cortés como presidente y Benítez llegó por la puerta de atrás después de sucesivas negativas de entrenadores más contrastados, empezado por el titular del cargo Héctor Cúper y siguiendo con Mané o Aragonés. Benítez se equivocó en Novelda en Copa del Rey alineando más extranjeros de la cuenta y estuvo más muerto que vivo en Montjuic, el partdo del frío. Pero cinco meses después, aquel semidesconocido entrenador encabezaba una expedición que iba a hacer historia contra todo pronóstico lógico a principio de la temporada.
En el vuelo de ida palpabas que no se iba a escapar. Los jugadores y técnicos destilaban confianza, el ambiente era el de tener la seguridad que si o si “iba a pasar”, que aquello iba a terminar bien. Ayudaba que el equipo llegaba como una apisonadora, ganaba sus partidos por aplastamiento al más puro estilo de los mejores pesos pesados del boxeo. Sus comparecencias del último mes y medio previo a Málaga se contaban por victorias, se contaban por KO. Mirabas la cara de Ayala, Baraja, Kily o Albelda en el día previo y te dabas cuenta que el trabajo, ya estaba hecho.
El partido no tuvo historia. Recuerdo la emoción que viví en la vieja y vetusta cabina de radio de La Rosaleda y acordarme de mi padre, gran valencianista que lo vio desde el cielo. Me quedo de aquella noche con mi celebración del título con Rufete y Mista, amigos ya entonces y cuya amistad mantengo hoy. Pero sobre todo recuerdo ser feliz, por contarlo y por vivirlo. El viaje fue la recompensa.
Vicente Ordaz (COPE)
