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REAL MADRID

Osasuna-Real Madrid: memorias de una rivalidad 'caliente'

Los encuentros que disputan Osasuna y Madrid en El Sadar son encuentros tensos, de fuerte competitividad y con ambientes caldeados. Aquí repasamos tres capítulos de esos choques.

MadridActualizado a
Paco Buyo recibe un golpe con una varilla en el encuentro que el Madrid disputó en El Sadar ante Osasuna en la temporada 1988-89.
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Se vuelve a disputar una nueva edición de un partido caliente: Osasuna-Real Madrid. Siempre que los blancos juegan en El Sadar lo hacen bajo un fuerte ambiente, cargado de tensión y de nervios. Esa tensión palpable hace que los jugadores blancos sufran en demasía a lo largo de los 90 minutos de encuentro. Esta rivalidad alcanzó gran (y mala) notoriedad a lo largo de la década de los 80. Aquí recogemos tres episodios acaecidos en esa época...

ROJA A SANTILLANA Y UN CERDO VESTIDO DE BLANCO 

Jornada 16 de la temporada 1982-83. El Madrid llegaba líder a Pamplona, mostrando un juego sólido y solvente: nadie había conseguido ganar a los que entrenaba por aquel entonces Alfredo Di Stéfano. Y a El Sadar llegó el Madrid con la idea de seguir su inmaculada trayectoria. Poco a poco se daría cuenta de que no iba a poder ser posible. A la media hora de juego, en un lance (desafortunado para los madridistas, afortunado para los locales), el colegiado Damín Rendón, señaló penalti por manos de Juan José: en un intento de frenar un centro de Echevarría, el balón golpeó en el brazo del defensa gaditano, señalando el correspondiente penalti, que Rípodas se encargaría de transformar en el 1-0. Apenas diez minutos después, Santillana establecería el empate. A falta de diez minutos Echeverría desnivelaría el marcador, pero lo peor vino después: Santillana fue expulsado por reclamar una cartulina a un jugador rojillo por una falta sobre Juanito dentro del área que defendía Basauri. Mientras se iba, el delantero cántabro, presuntamente, insultó al colegiado. Pese a que el madridista jurase y perjurase que no había dicho nada, le cayeron tres partidos de sanción. Pero no quedó ahí la cosa: una moneda lanzada desde la grada golpeó a Santillana según se retiraba al vestuario el delantero madridista. Además, y durante el encuentro se lanzó un cerdito vestido de blanco al terreno de juego. También fueron sancionados los madridistas Paco Bonet y Uli Stielike.

TUERCAZOS A GALLEGO Y VALDANO

En medio de un ambiente moldeado por un sorteo de competiciones europeas que había deparado un enfrentamiento Madrid-Juventus y a escasos tres días de recibir los blancos al Barcelona en el Bernabéu, Osasuna recibía a los madridistas, líderes en aquel momento, en El Sadar. Y como era habitual, el ambiente fue tremendo desde que los de Beenhakker salieron a calentar. Pese a que Miguel Indurain hizo el saque de honor (había ganado el Tour del Porvenir de la CEE), desde el primer minuto, miembros radicales del conjunto rojillo comenzaron a lanzar botellas, monedas, mecheros, naranjas, bengalas… a los lugares donde se situaban los jugadores blancos. Gallego (un tornillo le dio en el ojo provocándole un síndrome contusivo del polo anterior del ojo derecho) y Valdano (al argentino le dieron en la cabeza) fueron los que sufrieron las peores consecuencias en los diez primeros minutos de partido. El colegiado del encuentro, Jiménez Moreno, se mostró impasible. Los locales ganaron por la mínima, gol de Bustingorri, apeando a los blancos del primer lugar de la tabla clasificatoria. Los blancos se quejaron también de una acción de Rípodas, que golpeó a Buyo cuando éste se disponía a sacar de puerta. El Sadar fue clausurado...

EL INFIERNO QUE VIVIÓ PACO BUYO

En la temporada 1988-89, en el encuentro que abría la segunda vuelta, el colegiado del encuentro, Socorro González tuvo que suspender el encuentro. En el primer encuentro de la temporada, madridistas y rojillos habían empatado a dos tantos en el estadio Santiago Bernabéu, mientras que en la vuelta, los rojillos se habían adelantado con un gol de Pizo Gómez a los 34 minutos de la primera parte. En este caso el gran perjudicado fue Paco Buyo. El portero madridista padeció todo un infierno. Nada más saltar al campo a entrenar, desde la zona donde se situaban los seguidores más radicales del conjunto navarro, la pitada fue tremenda, incluyendo pancartas con lemas como “Buyo ejecución” y “Buyo, criminal y payaso”, así como un coro constante que le gritaba: “Buyo, c…, irás al paredón”. Asimismo, le arrojaban todo tipo de objetos contundentes: naranjas, tuercas, monedas, petardos… Uno de ellos alcanzó al cancerbero gallego. Tras ser avisado el delegado de campo y no hacer caso, el colegiado, Socorro González, señaló la suspensión del encuentro. Tres días después, el 31 de enero, el Comité de Competición decidió cerrar el estadio navarro por tres encuentros, y que lo quedaba por jugarse se hiciera en La Romareda a puerta cerrada el 8 de marzo. Y fue allí, en Zaragoza, donde se disputaron los 47 minutos restantes. Hugo Sánchez igualó la contienda a falta de cinco minutos para el final…