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BARCELONA

De Jong, el fichaje perfecto

Ha jugado todos los partidos, se ha adaptado al club y a la ciudad, es querido en el estadio y sólo le ha penalizado la irregular marcha del club.

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Definitivamente, fue una buena idea para el Barça que Josep Maria Bartomeu cogiese ese avión rumbo a Amsterdam y convenciese a Frenkie de Jong (12-5-1997, Arkel) para que eligiese la grandeza Messi al poder de seducción de Guardiola o el dinero qatarí del PSG. Desde el día de su presentación el 5 de julio, De Jong transmitió la sensación de que había tomado la decisión correcta. Se le vio feliz y cómodo. Ese hilo invisible que une el Barça con el Ajax, y con Holanda general, a través de Cruyff, puede sentirse en De Jong. Lejos de meterse en una urna de cristal, De Jong firmó autógrafos desde el primer día en la Ciutat Esportiva, aceleró sus clases de castellano y quiso ser uno más en el equipo y en la ciudad.

El resultado ha sido inmediato. De Jong ha sido un fichaje de rendimiento inmediato. Ha jugado los 16 partidos oficiales del curso hasta ahora, 15 de ellos como titular (sólo fue suplente contra el Villarreal), y en 11 de ellos estuvo los 90 minutos en el campo. Tiene un 91,52% de acierto en el pase. Dispara poco (0,13 por partido) y sólo ha marcado un gol y ha dado una asistencia, pero su juego va más allá de los números. Valverde lo ha convertido desde el primer día en el jefe de su centro del campo por delante de Busquets, Arthur y, obviamente, de Rakitic, al que ha terminado con arrinconar. La llegada de De Jong va a dar de manera irremediable con los huesos del croata fuera del Barça.

Poderoso físicamente, de momento se ha encajado en la posición de interior, si bien ha jugado algún partido de mediocentro. Es curioso que, pese a llegar procedente de un club que tiene el mismo ADN que el Barça, tácticamente haya tenido que reciclarse. El De Jong que explotó el año pasado jugaba como doble pivote, con Schöne como más fijo y el ahora culé descolgándose las veces que hiciese falta. Es el Barça un equipo más obligado al juego posicional. Ahí, De Jong sufre como interior ante defensas cerradas porque aún le falta último pase. Como mediocentro, en cambio, los problemas llegan en jugadas como el 1-1 del Levante, cuando pierde una posición que, por ejemplo, Busquets jamás habría dejado. Detalles tácticos que debe mejorar. El balance, sin embargo, es abrumadoramente favorable al jugador holandés, que juega con una elegancia y una sensación de suficiencia espectacular.

Ha dado mucho que hablar esa obsesión de De Jong por revisar sus partidos para corregir errores que haya podido cometer; o visionar vídeos del rival para saber qué puede esperar en un partido, pero eso está más extendido en el fútbol estos días de lo que parece. Mucho más mérito puede tener la naturalidad con la que se ha asentado en el equipo. De hecho, a De Jong sólo parece haberle penalizado la irregularidad de resultados del Barça y la inestabilidad en el centro del campo, donde sólo él ha ofrecido un rendimiento ciertamente regular. Fichado por 75 millones de euros más 11 en variables, De Jong ha sido mejor centrocampista del mundo del año según la FIFA y, según la web especializada transfermarkt, en junio su valor ya andaba por los 85 millones de euros y subiendo. Un jugador rentable y de rendimiento inmediato. De Jong, el fichaje perfecto.