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REAL MADRID-LEGANÉS

La victoria perfecta

Partido de paseo para el equipo de Zidane. Rodrygo abrió la cuenta. También anotaron Kroos, Ramos, Benzema y Jovic, que se estrenó. Hubo perdón para Courtois.

Actualizado a

Después de varios disgustos imprevistos y un racimo de victorias imperfectas, el Madrid tuvo una noche de paseo a costa del colista, que no discutió su desdichada condición. Valverde y Rodrygo han salido del cascarón definitivamente, Kroos y Benzema siguen a toda vela, Hazard asoma, Jovic respira y Zidane empieza a dibujar el equipo de las grandes citas. Un partido de provecho para el Madrid y que merece el olvido en el Leganés.

Todo tuvo un efecto reafirmante en el equipo blanco. Zidane repitió once por primera vez y dejó el mensaje de un cierto cambio de guardia. De la vieja guardia. Salió Valverde y no lo hizo Modric, decisión que no suena a coyuntural. Y Rodrygo, al final de la parrilla, léase el Castilla, a principio de curso, ha pasado por la derecha, su sitio en Estambul y ante el Leganés, a un pelotón de intocables y promesas: Vinicius, Lucas, James, el casi extinto Bale... El informe final del partido le dirá a Zidane que lo que funcionaba bien funciona mejor y que el resto empieza a hacerle buena compañía.

El partido tuvo una vida corta. El Madrid necesito 27 remates para hacerle un gol al Galatasaray. Esta vez mandó dentro los dos primeros. La grandeza de los grandes, que tarde o temprano aparece. Los dos tantos tuvieron poco de casuales. El primero lo metió Rodrygo en terrenos del nueve, donde le llevó una jugada que él mismo inició. En el momento de marcar, su registro en la Liga era espectacular: cincuenta minutos y dos dianas. Ha entrado al galope con el gol bajo el brazo, un don que se fue con Cristiano. Ese primer acierto le fue volviendo atrevido y peligroso en el choque.

El segundo lo anotó Kroos, que ha reconfigurado su juego. Fue olvidando el remate, una de sus grandes virtudes, con el paso de los años y lo ha recuperado en este, cuando la falta de un goleador de referencia hace un llamamiento al resto para colaborar en la obra. Marcó de taconazo habilidoso y lo probó también de lejos. La compañía de dos jugadores sobrados de físico, Casemiro y Valverde, le ha permitido su recreo ofensivo.

En el Leganés son tiempos de incertidumbre. Luis Cembranos, presuntamente interino, está en el ensayo/error. Pasó al 4-3-3 ante el Mallorca y aquello salió bien. Dio un pasito atrás en el Bernabéu, con un 4-2-3-1 y seis cambios, y resultó un desastre.

Jovic, gol balsámico

Benzema fue el mariscal del partido, marcando un gol, regalando dos más, extendiendo su radio de acción a cualquier parte del frente de ataque, inventando y rematando. Siempre fue un jugador ignífugo al ardor de la grada, pero ahora se siente cómodo y reconocido por el Bernabéu, que se pregunta dónde se metió en sus primeras nueve temporadas. Nadie le reprocha nada ya ni se le recuerdan las tardes con tan poco gol como compromiso.

El Leganés ayudó también en la rehabilitación de Hazard, sobre el que existe la impresión de que irá a mejor, de que sus temporadas empiezan en otoño. Le hicieron un penalti que erró Ramos en primera instancia. El VAR, que detectó a Juan Soriano adelantando su posición por detrás de la ley, le ayudó a rectificar. Y una buena parada de Courtois a tiro intencionadísimo de Óscar le absolvió de sus pecados más recientes.

El partido en almíbar dio para regalar descansos y contentar al banquillo. No hubo cambios casuales. Kroos, Valverde y Benzema se marcharon pronto, el francés después de marcar de penalti. No conviene darles un kilómetro de más. Y entró un variopinto grupo de aspirantes: Modric, Isco y Jovic. Los dos primeros llevan tiempo adelgazando en relevancia. El serbio era un goleador subterráneo. Volvieron a anularle un tanto por fuera de juego, pero luego cerró la cuenta con un cabezazo de ariete. 313 minutos tardó en dar con la tecla. Seguro que a partir de ahora verá la vida de otra manera. Como el Madrid.