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LALIGA SANTANDER

Mateu Lahoz se confiesa: su equipo, el VAR, su carácter...

El árbitro de Primera División, en una entrevista para Las Provincias, ha explicado su visión del arbitraje y del mundo del fútbol en general.

Actualizado a
Mateu Lahoz se confiesa en Las Provincias.
DANI SANCHEZDIARIO AS

Afán de protagonismo: "Es algo que no controlo. Los que te tildan de ese protagonismo son los que mandan de él. Es un concepto surrealista: no tengo ningún protagonismo, soy un enamorado del fútbol, lo vivo en primera persona. Lo puedo oler, oír, sentir. No voy a cambiar nada de cómo vivo mi profesión, que es mi pasión".

¿Le han ovacionado alguna vez?: "En Tercera, en campo del Ilicitano, en la vuelta a casa en coche con los dos asistentes, alucinamos al recordar la ovación que nos dieron. Y el campo del Besiktas, en Champions contra el Oporto, nos ovacionan en el calentamiento. Preguntamos y nos remitieron al Lyon-Besiktas del año anterior, con situaciones desagradables antes del encuentro en la grada, estuvo a punto de suspenderse...".

¿Es un futbolista frustrado?: "No, qué va. Pude elegir. En el sub 15 y en el sub 17 estuve en la escuela del Valencia CF. Fue una gran experiencia, vi que había gente mucho mejor que yo, y volví al Estivella".

Características como futbolista: "Jugaba de interior izquierda, zurdo cerrado. Tenía mucho olfato de gol, la portería se me hacía grande. Se me congelaba el tiempo y pensaba:'Si le pego bien, va a entrar'. Es lo más grande. Pude elegir entre jugar en Tercera o ser árbitro, y decidí ser árbitro".

¿Se puede disfrutar del fútbol siendo árbitro?: "Claro que sí, y no se te escapa detalle. A un jugador al que no le salen las cosas, le debes dejar un poquito de aire; y a uno que le ha salido una buena jugada, está en una emoción más fácil de tratar. Como en la vida, lo que debes tratar son las emociones. La mente es lo más importante".

El VAR y la emoción: "No, no me ha quitado la adrenalina porque quiero acertar con mi equipo en el campo. Llevo 29 años arbitrando, más de 10 años en Primera, y quiero seguir viviéndolo igual. El trapecista sale para mejorar cada día, no pensando en salvarse".

Los árbitros y sus equipos"Se ve como natural que los jugadores y entrenadores sean de equipos porque son profesionales. En el árbitro no se ve bien, como si no pudieras ser profesional e imparcial. A mí me llegaba el Castellón por Pedro Alcañiz y el que más resonancia tenía era el Valencia CF. Con 16 años, estaba dando patadas a un arco a las nueve de la noche por frustración de habernos metido siete (el Karlsruher, en 1993). Pero con los años se pierde el forofismo y ahora soy mucho de los delegados de equipo; y tener a Voro es buenísimo para el VCF, porque oigo a los compañeros cómo hablan de él. Los delegados siempre te dan el lado humando independientemente de cómo acabe el partido".

Su manera de afrontar la presión: "Me encanta porque estoy a gusto con el diálogo. Yo les hablo como deportista y es ridículo que piensen que van a sacar ventaja".

¿Trata igual a Messi que a Fran Villalba?: "Los abuelos de Fran Villalba viven en Pedro Izquierdo de Moya, un pueblecito donde iré porque es origen de mi mujer (Cristina). Hay personas que ves que no puede haber diálogo y debes cortar porque eres la autoridad en ese momento. Lo que nunca haré es taparme la boca porque nunca diré nada que no quiera que se sepa. Pero los diálogos son antes o después del partido porque durante es imposible por la velocidad con la que se juega: son diálogos de besugos. Intento controlar todo".

¿Ha insultado en un campo?: "Nunca jamás, ni tampoco como jugador. Soy una persona supercompetitiva. Como jugador nunca di una mala patada ni me pegué con nadie. La frustración te la tienes que comer tú: no puedes pegarle la bronca a un compañero por no pasarte. Siempre he odiado las jerarquías en el fútbol: no debería haberlas sino tirar todos del carro porque las jerarquías cambian cada semana. Es imposible que una persona esté al 100% cada semana. Hay partidos brutales que no salen en los resúmenes. El fútbol está superprofesionalizado: hay 30 entrenadores en cada equipo...".

Árbitro que deja jugar: "Me ha influido el haber sido futbolista y haber estado cuatro meses lesionado, con muletas, y entendiendo que es un deporte de contacto. Yo he pitado siempre acorde a lo que iba sintiendo. Si pitas las faltitas, paras mucho el juego y asumes menos riesgos. Lo importante es saber cuánto fútbol efectivo se juega, más que cuántas faltas pitas. Si en un partido se han jugado cinco minutos más, eso es muchísimo. Un árbitro debe leer el partido y controlarlo, y, para eso, debes tener la aceptación de los jugadores. Y los de fuera han de ver que los de dentro confían en ti".

El Barcelona y el Madrid: "Le he pitado muchísimo al Barça y me he sentido respetado. He tenido conversaciones con Puyol que se quedan grabadas. Y Pep Guardiola, en privado, en el Barça y en otros equipos, me ha dicho que le gusta cómo arbitro. Otra cosa es lo que digan en las ruedas de prensa. Quiero que el jugador del Getafe y del Alavés vea que lo trato con el mismo respeto que a uno del Barça o del Madrid. No es real que los arbitrajes beneficien al Madrid y al Barça".

La presión de los árbitros: "Cuando hay una presión mediática tremenda. Un futbolista puede desaparecer, un árbitro, no: debe llevar los nanos al cole, ir a comprar... en esas ocasiones el fútbol supera a la propia vida, y eso es peligroso. Hay que evitarlo. En este país, cuando nos interesa el fútbol es religión, lo más importante del mundo. A veces tienes que tomar una decisión que no tienes todos los argumentos, pero debe tirar millas y tomarla".

Su día más emocionante: "El del Sevilla, el día de mi debut en Primera. El 13 septiembre de 2008, cantaron a capella El Arrebato. Manolo Preciado, que valía mucho la pena, también se emocionó (él también debutaba en Primera). Ganó el Sevilla 4-3 al Sporting y lo contó Andrés Montes en La Sexta. Al acabar el partido, pedí volver caminando al hotel porque estaba todavía flotando. Y fui acompañado de Palop y su familia. Y no nos paró nadie".

La Supercopa Europea fue arbitrada por una mujer: "Hay que darle normalidad. En mi pueblo, con un descampado y un frontón, había dos chicas, Eva y Bea, que me enseñaron a jugar al frontón".

Megan Rapinoe: "El deporte se traduce en vida. Sacrificio, esfuerzo, compañerismo, trabajo en equipo, entender la derrota porque en todo en la vida se pierde más que se gana... Si la capitana del equipo ganador siempre habla de valores, es un regalo para todos. Cuanto más deporte practiques, mejor persona serás".