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LALIGA-SERIE A | NÁPOLES 0-BARCELONA 4

El mate ya mezcla

Luis Suárez, con dos goles, y Griezmann, que marcó otro, se divierten en Michigan. Dembélé cerró el 4-0, en un gran partido coral y en el que destacó De Jong.

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El mate ya mezcla

Al fin, el mate mezcló en Michigan. La sociedad Griezmann-Suárez, con el picante del imprevisible Dembélé, explotó en Ann Arbor. En 16 minutos, dos goles del uruguayo (máximo goleador de la pretemporada del Barça, pese a no ir a Japón), el primero del francés como jugador azulgrana y otro de Dembélé, ese jugador que parece vivir en otro planeta y de vez en cuando aterriza para expresar de verdad sus cualidades, fulminaron al Nápoles, le dieron al Barça ese extraño título de nueva creación, LaLiga-Serie A Cup, y limpiaron de dudas el horizonte del Barça a una semana del comienzo de Liga.

La pared de Griezmann y Suárez en el 1-0 confirma la complicidad que se apuntó desde el Gamper y deja un interesante detalle táctico. Aunque Griezmann parte de la posición de teórico extremo, apenas cae a la banda. Su trabajo es dejarla libre para pisar el área. En ocasiones jugó casi como doble delantero junto a Suárez. Ojo al movimiento cuando a la ecuación se incorpore Messi.

El Michigan Stadium, The Big House lo llaman aquí, recibió a Barça y Nápoles con un césped impropio, lento e irregular. El balón rodaba como un conejo. Mala cosa para los artistas. De Jong pidió plano en la puesta en escena. Llamado a ser el sucesor de Busquets, Frenkie jugó con jerarquía. Sin necesidad de gestos como en su primer partido de verano ante el Chelsea, los balones pasaron por él. Su fútbol es estético y elegante. Valverde evitará como pueda el debate con Busquets haciéndolos convivir a los dos, con el holandés de interior todo el tiempo que pueda, pero la discusión será inevitable en algún momento esta temporada.

El Barça fue de más a menos en la primera parte, pero esta vez se tomó en serio el examen. Sergi Roberto demostró que puede jugar como interior y Aleñá se guardó lo mejor para la segunda parte en la que fue protagonista en las acciones del 2-0 y del 3-0. Si hay dos jugadores del Barça que no apuntan al once del primer partido son Aleñá y Sergi Roberto. Pues bien, fueron de los mejores. El final de la primera parte fue un simple aviso de lo que iba a pasar tras el descanso. Dembélé se encontró con Meret y también Luis Suárez. Ancelotti se fue con mala cara al descanso, entre reproches al árbitro. Debió temerse la tormenta que le venía a un Nápoles del que si el protagonista es Manolas y no Fabián no hay nada que temer.

El Barça apretó el bote de ketchup y de ahí salieron goles por todos lados. Todos celebrados de manera especial por los protagonistas, como si hubiese ganas de confirmar de que todo está en armonía a menos de una semana de que se enciendan los focos de LaLiga. En Michigan, hay que admitirlo, todo fueron luces. Así es agosto, el mes de las ilusiones en el fútbol.