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ESPANYOL

Calzón, el decano de los delegados, se retira tras 40 años

Seguirá vinculado al club como delegado de campo y realizando tareas administrativas, pero su función con el primer equipo la asumirá su hijo Guillem.

Actualizado a
José María Calzón
Carlos Mira

Un buen día de 1979, cuando España estaba patas arribas preparando su Mundial de Fútbol, el Espanyol jugaba en Sarrià o Quini y Kempes era los mejores delanteros del campeonato, José María Calzón (1945) se sentó en el banquillo perico como delegado después de que llevara ya años en el cuerpo técnico de José Emilio Santamaría, el entrenador de aquel Espanyol setentero. 40 años y más de 1.500 partidos después, se retira.

El decano de los delegados de LaLiga deja su cargo a su hijo Guillem, que ya esta última campaña ejercía esas funciones en los partidos lejos de Cornellà-El Prat. José María seguirá ligado al club como delegado de campo y realizando tareas administrativas. Durante este periodo, Calzón solamente se perdió dos encuentros hasta la temporada anterior, y fueron por dos problemas de corazón en 1990 y en el 2000. El delegado ha estado presente en tres estadios (Sarrià, Montjuïc y Cornellà) y ha visto pasar a infinidad de entrenadores, así como ha vivido en primera persona la historia del Espanyol durante este periodo tan prolongado.

Siempre ha confesado que Santamaría y con Javier Clemente han sido los entrenadores con los que mejor relación ha tenido y que antes se divertía más en las concentraciones, jugando al remigio o al dominó con los jugadores, algo que ahora se ha perdido. No ha habido ningún jugador con el que Calzón haya tenido problemas y siempre ha estado pendiente de que los viajes salgan de la mejor manera posible. Su peor recuerdo, obviamente, la muerte de Dani Jarque en Florencia.

Esta última campaña tuvo un incidente desafortunado en Girona con un aficionado de raza negra que estaba insultando a la expedición del Espanyol. Calzón le contestó con un insulto racista y posteriormente se disculpó públicamente y reconoció su error. Muchos jugadores que han pasado por el vestuario perico no tardaron en destacar su nobleza y su honestidad, siempre una cara amable y una persona entrañable en el cuerpo técnico, dicho por quienes han compartido vivencias.