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VALENCIA

Valencia: seis nombres propios en su regreso a la Champions

Neto, Gayà, Parejo y Rodrigo han sido pilares del Valencia en el campo; Marcelino García Toral, en el banquillo; Mateu Alemany, en los despachos.

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Los jugadores celebran la clasificación para la Champions en Valladolid.
OSCAR DEL POZOAFP

A Marcelino García Toral le gusta decir que para lo bueno y lo malo el Valencia es un equipo. Ese es su fuerte y ahí está la clave de su vuelta a la élite del fútbol español. El Valencia ha logrado quedar por segundo año consecutivo en zona Champions, solo por detrás de Barcelona, Atlético y Real Madrid. No obstante, a lo largo de la temporada ha habido momentos y nombres propios que han marcado el resurgir de un Valencia que llegó al ecuador de LaLiga más cerca del descenso que de la Champions. De hecho, es el primer equipo que logra recortar en una segunda vuelta una distancia de diez puntos respecto al cuarto.

Dani Parejo. El 13 de enero colgó en redes sociales un tuit que refleja su personalidad y resume el espíritu del vestuario que capitanea. “Me niego a dar la temporada por perdida”, escribió el de Coslada. Eran tiempos en los que el Valencia seguía sin arrancar, en los que su mal tomaba cuerpo en forma de empates y en los que por Mestalla se empezaba a hablar de temporada de transición e incluso se hacía un juego de palabras: “CenteAgrio”. Parejo, en los últimos meses de competición, ha tirado del carro dentro y fuera, convirtiéndose otro año más en uno de los mejores centrocampistas de LaLiga, de ahí su consolidación en los planes de Luis Enrique. Parejo deja para la historia del Valencia una de las imágenes del año: su abrazo con Marcelino tras su gol ante el Real Valladolid en la última jornada de la primera vuelta, días en los que la figura del entrenador más cuestionada estaba.

Rodrigo Moreno. No ha estado tan bien como lo estuviera el curso pasado y su rendimiento ha estado acorde al del equipo: irregular comienzo, fe constante, clave en momentos puntuales. De hecho, sus goles fueron decisivos para el despertar y la confirmación del Valencia en Champions. Suyo fue sin ir más lejos el segundo gol en Zorrilla, el que aseguraba la cuarta plaza. Para la historia quedan sus goles contra el Getafe en los cuartos de final de la Copa. Esa remontada, más allá de contribuir a que el Valencia juegue el 25 de mayo la final de Sevilla, fue un subidón de autoestima y fe en el vestuario y también estrechó la relación entre equipo y Mestalla. Pero, además, también marcó goles decisivos en Liga, quizás el más importante en Balaídos. Rodrigo marcó el gol de la victoria contra el Celta de Vigo, un triunfo con el que el Valencia rompía su racha de empates y que se producía la misma semana en la que Peter Lim había llamado a capítulo al presidente Anil Murthy y el director general Mateu Alemany.

José Luis Gayà. Posiblemente el jugador más regular de la temporada. De hecho el lateral rindió a un excelente nivel en la época en la el equipo dejaba dudas y mantuvo su influencia cuando el colectivo fue a más. Gayà está viviendo la temporada de su consagración en la élite. De hecho se ha ganado plaza en la Selección Española, que no va precisamente ‘coja’ de laterales izquierdos y la mayoría de ellos salidos de la cantera de Paterna. Gayà, como Carlos Soler, ha cogido la bandera de los canteranos con peso en el vestuario. Ejerce de tercer capitán, aunque sobre todo se ha convertido en pieza fundamental tanto en la parcela defensiva como ofensiva de Marcelino. Está considerado como el mejor lateral del mundo Sub’23 y va camino de los 200 partidos con la camiseta del Valencia.

Neto Murara. Fue el primer fichaje de la era Marcelino y el tiempo le califica como uno de los más acertados. Su precio estaba entonces acorde a su condición de suplente de la Juventus (7 millones) y en el Valencia se ha revalorizado con creces. De hecho, por su rendimiento y porque tiene cartel en Inglaterra (donde el Valencia ha jugado dos veces este año), es uno de los nombres que sonarán este verano en el mercado de fichajes. Neto, sacrificado por Marcelino en las últimas dos jornadas de Liga para que Jaume ganara ritmo de competición pensando en la final de Copa, fue sustento del Valencia en infinidad de partidos. Sus paradas fueron decisivos en la suma de varios de los 38 puntos que logró el Valencia en la segunda vuelta, que son los que le han permitido estar en Champions.

Alemany, Marcelino y Pablo Longoria.
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Alemany, Marcelino y Pablo Longoria.ALBERTO IRANZODIARIO AS

Marcelino García Toral. El asturiano ha logrado con el Valencia lo que solo habían conseguido Quique Sánchez Flores y Unai Emery, es decir, clasificar al equipo durante dos temporadas consecutivas para la Champions. La diferencia, sin restarle méritos a lo conseguido por sus antecesores, es que cogió a un Valencia que durante las dos temporadas anteriores había sido el 12º en Liga. Marcelino nunca dejó de creer en las opciones de su equipo y así lo transmitía cada día en Paterna. A su favor siempre ha tenido a sus futbolistas, sobre todo en los tiempos de vacas flacas de la temporada. El vestuario siente que Marcelino les lleva por el camino correcto hacia el éxito y ha dotado al equipo de una identidad y personalidad. Marcelino ha logrado la clasificación para la Champions tras firmar la segunda mejor vuelta de su carrera y la tercera mejor del Valencia desde que la Liga es de tres puntos. Todo ello alcanzando la final de la Copa del Rey y las semifinales de la Europa League.

Mateu Alemany. El ejecutivo balear se confirma cada año como el mejor fichaje de la era Lim. Le ha dado a la gestión del Valencia sentido común y estabilidad. Ha entendido como ninguno de sus antecesores el concepto de consenso por el que aboga el dueño del club. Alemany es la bisagra perfecta entre vestuario y club; entre entrenador y directiva; entre Valencia y Singapur. Supo leer los problemas que tenía el equipo cuando no se ganaban partidos y confiar en el proyecto sin dejarse llevar por la dictadura del resultado que reina en el fútbol. Pero, sobre todo, ha sabido ganarse la confianza de Lim, que le escuchó en la reunión que mantuvieron en Singapur en el mes de enero y decidió mantener firme el proyecto pese al ruido de tambores.