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RACING DE SANTANDER

David Barral prepara un último servicio a Manolo Preciado

El que fuera su delantero fetiche en el Sporting lidera ahora la lucha por el ascenso del Racing, el equipo más destacado de Segunda División B.

Actualizado a
David Barral prepara un último servicio a Manolo Preciado
NACHO CUBERODIARIO AS

Si alguien fue capaz de sacar lo mejor que llevaba dentro David Barral, ese fue Manolo Preciado. Y viceversa. Los mejores años de la carrera deportiva de ambos fueron las seis temporadas que coincidieron en El Molinón y tanto llegaron a sintonizar que el delantero gaditano se tatuó MP, las iniciales de Manolín, cuando el técnico cántabro falleció prematuramente, en el verano de 2012. Los caprichos del destino han querido que la que puede ser última aventura profesional de Barral, ya con 35 años, se desarrolle en el Racing, el club en el que nació como jugador y como entrenador Preciado, y lo primero que hizo el carismático punta andaluz el pasado mes de enero, cuando en el mercado de invierno regresó a España tras un efímero paso por la segunda división japonesa, fue visitar el póster gigante que hay en El Sardinero dedicado, como mito del racinguismo, a su amigo Manolo. A buen seguro que en el playoff de ascenso en el que Barral liderará el ataque racinguista en busca de LaLiga 1|2|3 tendrá una motivación suplementaria. La vitamina MP.

Desde su llegada a Santander, el gaditano ha contado con la confianza absoluta de Iván Ania, el técnico verdiblanco, y después de tres semanas entrando desde el banquillo para ir cogiendo la forma, ya es intocable. Titular indiscutible, juega prácticamente todos los minutos y suma ya seis goles en los 13 partidos que ha disputado. Ania juega habitualmente con una sola referencia arriba, en un 4-2-3-1 la mayor parte de las veces, y esa es David Barral. El juego del andaluz ha cambiado, eso sí, respecto al futbolista que arrasaba por todo el frente de ataque en el Sporting o en el Levante, entre otros equipos. Ahora juega mucho más estático, fijando a los centrales y tratando de sacar punta a su experiencia y capacidad de remate para encontrar huecos en el área. Antes llegaba con el balón, ahora lo espera buscando la espalda a la zaga. Cambiar para seguir igual de letal.

Después de más de 200 partidos en LaLiga (otro compañeros suyos en el Racing como Cejudo o Jordi Figueras también tienen una hoja de servicios similar en Primera) a David Barral no se le caen los anillos por fajarse con modestos defensas en La Planilla o Sarriena, por ejemplo, los campos del Calahorra o Leioa, donde ha jugado recientemente. Su ilusión, eso sí, es marcar el último gol del curso en un buen estadio, El Sardinero, y poder mirar al cielo y ver un bigote sonriendo.