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REAL MADRID

La diferencia entre el Real Madrid y el Barça en Liga... es Cristiano

El equipo culé lleva 26 goles más que el Madrid; el curso pasado, el portugués llevaba 22 a estas alturas. Van 15 derrotas; con Cristiano nunca se pasó de once.

MadridActualizado a
Benzema, durante el Valencia-Real Madrid.
DAVID GONZALEZ

El Real Madrid sigue viviendo esta temporada como si de un via crucis se tratase, nadando como puede hasta llegar a la playa para, una vez en tierra, rearmarse de cara al próximo curso. Dichas mejoras deberán llegar en varias facetas, pero en una por encima del resto: el gol. Las distancias con el eterno rival, el Barcelona, son sonrojantes: el equipo culé lleva 79 goles en 30 jornadas y el Madrid, 53; son 26 menos para los blancos.

Y casi todos esos goles que el Madrid ha dejado de marcar se los llevó Cristiano a Turín: el curso pasado llevaba, tras 30 jornadas, 22 dianas. Entre todas las competiciones, la distancia entre Barcelona y Madrid es menor: 119 a 98, 21 goles; aunque se aprecia más la ausencia de Cristiano, que a estas alturas de temporada llevaba 37 tantos en la 2017-18.

Esa carencia de goles acaba desembocando, irremediablemente, en partidos perdidos. Ante el Valencia, el Madrid sumó su derrota 15 de la temporada: nueve en LaLiga, tres en Champions, dos en Copa y una en Supercopa de Europa. No cedía en tantos partidos desde la 1993-94, en la que acabó cuarto en Liga, cayó en cuartos de la Recopa ante el PSG y el Tenerife le sometió en cuartos de final de Copa, por un contundente 5-1 global.

El problema es que al Madrid, sin nada en juego (si acaso pelearle la segunda plaza al Atlético, a cinco puntos), todavía le quedan ocho partidos en el horizonte, ocho oportunidades para seguir hundiéndose, quizás hasta límites de récord. La plusmarca de derrotas en un curso de la historia madridista está en 19, cosechadas en la temporada 1984-85, en la que los blancos finalizaron en Liga quintos, perdieron en octavos de Copa ante el Athletic y, paradójicamente, se llevaron la Copa de la UEFA ante el Videoton húngaro en la final. Si el Madrid pierde mañana ante el Eibar en casa, sumará la derrota 16 e igualará los registros de las temporadas 2001-02 (que acabó con La Novena en Glasgow) y 2008-09 (la del triplete del Barcelona y el 2-6).

La ausencia de caras nuevas y la marcha de pilares del equipo que levantó tres Champions consecutivas explican buena parte de este desmoronamiento. También en la proliferación de derrotas en el calendario blanco se nota la ausencia de Cristiano tras su venta a la Juventus: en los nueve años que jugó en el Madrid, el equipo blanco promedió 7,1 derrotas por temporada; llegó a perder sólo cinco partidos en tres campañas y el récord negativo estuvo en 11, a cuatro de las 15 derrotas que lleva ahora, cifra aún provisional con ocho jornadas por disputarse.

El problema es de gol, una conclusión evidente: de los que no mete el Real Madrid y de los que le hacen los rivales, también. Es uno de los tres equipos más goleados de España, entre todas las competiciones. Los 61 goles en 32 partidos del Huesca (1,9 por encuentro) son otra historia, pero el Madrid se codea, con 60 goles en 49 partidos (1,22 por choque), con el Sevilla, que ha encajado los mismos tantos, pero en 53 choques (1,13 por partido). La debilidad en defensa hace sangrar al Madrid; también ahí deberá meter mano Zidane de cara al próximo curso para evitar otra temporada como ésta.

El objetivo del técnico francés ahora es culminar la temporada liguera del modo más honroso posible y minimizar distancias, pero el camino que lleva el Madrid es más bien el contrario: con 57 puntos, tiene al Barcelona a 13. La mayor distancia al final de una Liga con el eterno rival fue de 17, la campaña pasada y en la Liga 1984-85, si bien entonces tuvo más mérito, pues las victorias se premiaban con sólo dos puntos (la medida arrancó en la Liga 1995-96). Si los de Valverde estiran su ventaja cinco puntos más en los 24 que quedan por jugarse, establecerán otro hito en la historia culé y, al mismo tiempo, otro borrón en el novela madridista.