Rubén aparece para rescatar a Las Palmas

De nada les valió a Las Palmas y Extremadura el empate de anoche, pues siguen tan alejados como estaban de los playoff y la permanencia, respectivamente. Sin embargo, el sabor en uno y otro equipo es bien distinto, sobre en los respectivos banquillos. Mosquera, en su debut en un banquillo profesional, sale notablemente reforzado, por punto y propuesta, mientras que Paco Herrera, tras una nueva decepción, está aún más cuestionado. Los dirigentes de Las Palmas niegan la mayor pero se conoce que, en fútbol, esta es la antesala de la noticia.

Comenzó este partido jugándose a lo que el Extremadura quería. No dominaba la pelota, pero sí el duelo. Poco a poco se fue estirando merced a una presión alta bien ejecutada, aunque la primera ocasión, en el minuto 12, vino generada por un disparo desviado de Timor. Se tanteaban en exceso ambos equipos, acaso impregnados por el miedo a perder, tan atenazados sus futbolistas. Como Raúl, que se durmió en el control de una pelota cedida por Cala, y cuando se dio cuenta ya tenía a Ortuño encima y a la pelota entrando mansamente en su portería.

El trágico fallo de su portero espoleó sin embargo a Las Palmas, que pudo empatar poco después tras una falta de Timor que no entró por culpa de Casto, primero, y del poste izquierdo, después. Demonio y ángel, factores desordenados que no alteran el producto, Raúl salvó el 0-2 en el minuto 32 ante Kike Márquez, lo que le dio vía libre a Rubén Castro para que, luciéndose en la frontal del área pequeña de Casto con dos recortes, fusilara a placer en el 37 para hacer el 1-1.

Tarde. Llegó tarde el paso adelante de Las Palmas, ya con Mesa en el campo, para ir a por el duelo. Se vació sin acierto. Y encima, pierde a Cala y Mir para el próximo partido, contra el Deportivo. Que Herrera esté en Riazor no está en absoluto garantizado.