NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Abrazos de gol en Vigo

Actualizado a

El Valencia es un club que tiene su idiosincracia, su leitmotiv. El Valencia habita en su burbuja, que es diferente a otras, y en su entorno, también particular. En el Valencia un caso como el de Chumi conllevaría un escarnio público al responsable del desliz, tanto si es por alinearle como por no denunciarlo a tiempo; en el Valencia cuesta imaginar que, con el equipo en puestos de descenso, se colara un centenar de aficionados en el entrenamiento sin otro fin que decirles a los jugadores a buenas que está prohibido rendirse.

La presión es parte de la razón de ser del Valencia. Su exigencia es a la vez su grandeza y también la razón de sus miedos y en ocasiones de sus errores. El Valencia, además, tiene un imán para la crítica, aunque es cierto que el club mismo la llama muchas veces con ahínco, como últimamente lo hace con sus tuits en inglés. Todo lo dicho hace que el Valencia, como dijera un día García Pitarch, sea muchas veces "una trituradora de personas". O así lo era hasta la fecha.

Echando la vista atrás, por ejemplo, hubiera sido de estudio analizar qué se decía en las redes sociales de Rafa Benítez y su Valencia, principalmente en sus primeras semanas como entrenador blanquinegro y también en su segunda temporada en el cargo, en la que pasó de proclamarse campeón de Liga a ser quinto y quedarse hasta fuera de la Champions. Pero entonces no había nada parecido a Twitter y por ello no queda huella digital de los comentarios de aquellos días.

Marcelino, que tiene mucho de la escuela de Benítez, aunque le queda lejos su palmarés, está en Valencia en tiempos de ‘youtubers’. En las últimas semanas, en este sentido, mucho se le ha atizado al asturiano en el mundo de los pajaritos, donde muchos le habían puesto ya la cruz como entrenador del Valencia. Pero una cosa son los hastag y otra la voz de Mestalla, al menos así quedó reflejado el día del partido contra el Real Valladolid.

Ampliar
SALVADOR SASDIARIO AS

Marcelino, todo hay que decirlo, ha tenido la suerte durante la crisis de resultados de tener por encima suyo a Mateu Alemany. O mejor dicho, de su lado. Llámenle suerte o simplemente saber con quién juntarse, porque no olvidemos que Marcelino renunció hace años a recalar en Mestalla por el comportamiento volatil de los gestores que había entonces.

Mateu Alemany es balear de cuna y valenciano de paso. Él no está por Mestalla por sentimiento ni el cuerpo le pide quemar la falla y plantar otra. Él vino para construir, con sus virtudes, defectos y a su manera, un proyecto y en ello está. Alemany defiende a Marcelino ante Lim amparándose en lo que ve y le dicen las estadísticas, sin dejarse llevar por opiniones externas.

Marcelino no solo tiene al ‘jefe’ de su lado; también a los futbolistas en su bando. La actitud de ellos en los últimos partidos y los gestos lo evidencian. Se suele usar la expresión "hacer la cama al entrenador" y los blanquinegros lo han tenido todo de cara para montarle a Marcelino la habitación entera y hasta un piso con terraza lejos de ellos. Pero la intención de los jugadores no ha sido esa. Todo lo contrario.

El vestuario está con Marcelino y de ahí el abrazo del capitán Parejo tras su gol al Valladolid o las celebraciones a lo Fuenteovejuna en Balaídos. Ahí están sus gestos y también los hechos. Por primera vez ante el Celta remontaron un partido en Liga y por segunda vez marcaron dos goles a domicilio. Les queda mucho por mejorar y más partidos tienen que ganar, pero si tan hartos estuvieran de la báscula de Marcelino, ya le habrían dicho "fuori".

ClasificaciónPTSPGPEPP
Clasificación completa
Próximos partidos
Calendario