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ATLÉTICO

La Champions le deja al Atlético luces y sombras para octavos

Cinco cosas que han funcionado y cinco que debe mejorar para afrontar la eliminatoria de octavos de final con garantías.

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La Champions le deja al Atlético luces y sombras para octavos

El Atlético aguarda a conocer esta noche cuáles serán sus posibles rivales en la ronda de octavos de final de la Champions League. El equipo intentó hasta el último momento defender el primer puesto, pero no tuvo su día en Brujas. En realidad ninguno de los visitantes del Jan Breydel lo tuvo, aunque solamente el Dortmund se llevó el triunfo de allí con mucha fortuna. El Atlético, tras el batacazo de la temporada pasada, consigue volver a los octavos de final después de recorrer un camino de luces y sombras.

Lo mejor...

-Se rehizo al golpe de Dortmund. Ese descalabro no dejó secuelas. El Atlético digirió el directo con buena quijada y le devolvió el mensaje al equipo alemán. No generó las dudas que levantaron la temporada pasada la derrota con el Chelsea o la zozobra con el Qarabag. Mentalmente el equipo soporta bien el agobio.

-Bien en Mónaco. Con el equipo casi de gala se cuajó un partido importante fuera de casa. Siendo capaz además de remontar el gol monegasco inicial. Aquel día hubo conexión entre Griezmann y Costa y aportó la estrategia en el gol de Giménez.

-A Rodrigo no le pesa la Champions. Era una de las dudas que dejaba la marcha de Gabi. De momento su jovencísimo relevo ofrece totales garantías en la competición más exigente. Frío, sin acusar emociones, Rodrigo es, de momento, el mejor fichaje del Atlético. Le da cuerpo a un equipo limitado por las bajas.

-La respuesta polivalente de la plantilla. Simeone tuvo que solucionar un nuevo puzzle en Brujas con la baja de última hora de Giménez. Lo viene haciendo durante los primeros meses de competición. Pero al paso han ido saliendo jugadores de una polivalencia envidiable. El partido que cuajó Saúl desde el lateral izquierdo en Brujas lo firmarían los mejores especialistas de la posición. Además, Montero exigido ha respondido, no sin dificultades. Ni hablar de otras piezas valiosas como Lucas, Thomas...

-Bien ante los más grandes. No han sido partidos propiamente de Champions, pero el nivel era ese. El Atlético ha jugado dos veces contra el Real Madrid y una contra el Barcelona. No se vio desarbolado en ninguno de esos duelos, más bien dio síntomas de jugar más en esos encuentros a lo que quería. Con solidez y con responsabilidad. Es un buen presagio para el gigante que pueda tocar en octavos.


Lo menos bueno...

-Se echa en falta el definitivo paso adelante de sus figuras. Lemar sigue pasando de puntillas por los partidos y Griezmann también se ha desconectado en demasiados pasajes. Habrá que ver cuándo y cómo vuelve Costa. Las mayores figuras colchoneras, las que deben marcar las diferencias, ofrecen dudas.

-La plaga de lesiones. La continuidad de los problemas limita el crecimiento de los jugadores y, en algunos casos, puede lastrarlos mentalmente. El propio Giménez lo reconocía hace pocos días. La plantilla es muy corta, el prespuesto obliga, y no queda más que cruzar los dedos de aquí a febrero. Y buscar soluciones. Como afirmó Koke, algo hay que cambiar. La casualidad no puede enmascarar la causalidad.

-Faltó autoridad en algunos tramos. Prácticamente en cada partido de los seis jugados ha habido momentos evidentes de debilidad, algo que con el valor doble de los tantos en campo contrario puede ser un arma de doble filo. Salvo quizá en casa contra el Dortmund, el Atlético vivió demasiado estrés en tramos muy identificables con todos los rivales. Todos le consiguieron marcar en alguno de los dos choques.

-Las lesiones no dejan crecer al módulo. Conforme avanza la temporada el once titular se va haciendo más reconocible. Los aficionados se lo aprenden de memoria y los jugadores van fijando los automatismos del compañero que tienen al lado. Muchos jugadores no están teniendo continuidad, necesaria para consolidar su sitio en el equipo y reforzar el trabajo colectivo. En resumen, la maquinaria no se engrasa. Si Saúl tiene que jugar cada partido en un puesto, por muy brillante que sea, perderá automatismos para jugar como pareja de Rodrigo en el doble pivote, por ejemplo. Y ni hablar de los que caen lesionados.

-El rendimiento fuera puede llegar a ser una obsesión. El equipo no da con la tecla fuera del Metropolitano durante toda la temporada. De momento, sin tener que afrontar eliminatorias de extrema dureza no es una amenaza, pero teniendo que jugar la vuelta de octavos en el campo de un gigante puede ser preocupante. Soltura, precisión y cierta autoridad serán necesarias entonces. Más aún si hay que levantar algún resultado.