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AMISTOSO | ESPAÑA - BOSNIA

España se asoma al futuro

El atlético Rodrigo liderará la Selección del cambio ante la Bosnia de Prosinecki. Luis Enrique le quitará cuatro años de edad media al equipo.

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Será un gran día para Gran Canaria y quién sabe si para España, que en Wembley estará de oyente a la espera de un empate entre Inglaterra y Croacia. Suceda o no, el amistoso ante Bosnia será abrir una ventana al futuro. Ahí probará Luis Enrique a los que vienen. La media de edad del equipo que perdió en Zagreb rozaba los 28 años. La del que se espera para hoy no llegará a los 24. Es un partido para la próxima Eurocopa.

La cita servirá de bautismo internacional para Pau López, Mario Hermoso y Brais Méndez. El espanyolista y Diego Llorente formarán en la sexta defensa en seis partidos de Luis Enrique. Ahí, junto a Ramos, baja por lesión, se ha abierto un hueco. Y Kepa será el portero, en pleno debate sobre la conveniencia de insistir en De Gea. Pero el foco estará puesto en el atlético Rodrigo, quizá el que más cerca tiene su gran oportunidad. Titular con Simeone en todos los partidos desde el desastre de Dortmund, asoma como relevo perfecto de Busquets, jugador crucial de la belle epoque de La Roja y sobre cuyo estado físico surgen dudas. Los datos son reveladores sobre la capacidad de España para replegarse: con sólo un 33% de posesión Croacia tiró quince veces, marcó tres goles y envió un disparo al palo. A cortar esa hemorragia acude Rodrigo.

Bosnia es de primera

A Bosnia le pilla el encuentro de celebración. El jueves, con un empate en Austria, certificó su ascenso a la Liga A. Es el primer gran éxito de Robert Prosinecki, que tomó la selección en enero, tras el fracaso de Bazdarevic en el intento de clasificación para el Mundial de Rusia. Desde entonces, en once partidos, sólo perdió un amistoso, ante México, y encajó tres goles. Es la tercera experiencia de Prosinecki en una selección (fue ayudante en Croacia y primer técnico en Azerbaiyán) y la quinta en el banquillo. Dirigió al Estrella Roja y se convirtió en el primer croata en dirigir un club serbio tras la guerra de los Balcanes. Allí multó a nueve jugadores tras ganar un partido sólo por 3-1 ante un equipo de sexta división. Mano dura de quien, como futbolista, relajó demasiado sus hábitos. Y allí se sumó también a una huelga de jugadores antes de marcharse.

Dirige un equipo con dos jugadores superiores, Pjanic y Dzeko. El primero, criado en Luxemburgo (allí llegó su familia a causa de la guerra), es un centrocampista de rango en la Juventus. Faltará hoy por lesión. El segundo, un experto goleador (55 tantos en 97 partidos con la Selección) del Roma. No jugará todo el partido y ni siquiera es seguro que sea titular, pero en el grupo hay otros jugadores que resultan familiares: Prcic, mediocentro del Levante; Demirovic, ariete cedido por el Alavés al Sochaux; Kenan Kodro, donostiarra, hijo de Meho Kodro y ex de Real Sociedad y Osasuna, y Vranjes, que pasó unos meses en el Sporting (también es baja). Faltarán Begovic, su meta de los últimos años que no es del agrado del técnico, y Kolasinac, del Arsenal, recientemente salido de una lesión. Un rival bien armado para el post Wembley.

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