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LAS PALMAS 1 - ALBACETE 1

Las Palmas perdona al Albacete y acaba pagando la cuenta

Rubén Castro hizo el 1-0. El Albacete no perdió nunca la fe y se encontró con un ‘regalo’ de David García para rascar un punto.

Actualizado a
Las Palmas perdona al Albacete y acaba pagando la cuenta
ASTV

A los puntos fue mejor Las Palmas, pero la justicia suprema del fútbol la marcan los goles. Perdonó en exceso y el empate, no tanto la derrota, comenzó a ser tenido más que en consideración. Ocurrió que el Albacete no perdió nunca la fe, y se encontró con un ‘regalo’ de David García para rascar un punto en la guarida de uno de los claros candidatos el ascenso.

No es lo mismo jugar bien que saber competir, pero es que Las Palmas hizo ambas cosas en el primer acto, dejando que se confiara el Albacete, acorralándole cuando pudo, con el azote de Rubén Castro siempre presente. Debutó Tana, y el menudo delantero grancanario no marcó de milagro en el minuto 9 ante un atento Nadal, que le sacó un mano a mano un cuarto de hora después. Zozulia daba mucha guerra pero sin acierto, el que sí tuvo el propio Rubén para hacer el 1-0 al filo del descanso.

Reclamó falta el Albacete en el choque previo de Mir con Nadal. Daban la cara los de Ramis en el segundo acto, inferiores pero sin perder el rumbo. Así, una combinación entre Zozulia y Minaj no acabó en gol de este último por la pericia de Raúl, siempre atento, superado sin embargo un rato después.

Las Palmas dominaba el ‘tempo’ del partido gracias a la figura del omnipresente Rivera y merodeaba el gol, ni que estuviera sometiendo a su víctima. Lo pudo hacer en el 67’, cuando Rubén casi revienta el palo tras una gran pase de Fidel. El ex del Betis parece que no está, pero siempre aparece.

Febas. Lanzado definitivamente el Albacete, ya sin nada que perder, una galopada de Febas se topó con la pierna de David García en su viaje al corazón del área, y superó a Raúl. Segundos después, a falta de cinco minutos, Sacko perdonó cuando estaba solo. Lo hizo varias veces Las Palmas, y en el fútbol ya se sabe que el que perdona paga la cuenta.