ATLÉTICO DE MADRID
Segundo día de trabajo: pruebas médicas y circuito físico
Simeone trabaja con nueve del primer equipo, Gameiro y Vietto incluidos, y 17 canteranos. El Profe Ortega tiene el mando en la pretemporada.
Madrugó el Atlético en su segundo día de trabajo. Primera sesión de mañana. La cita era a las 08:00. 26 futbolistas (más Savic, que está pero no sobre el verde sino en el gimnasio, haciendo trabajo alternativo para recuperarse de la pubalgia de la que se operó en mayo) en ayunas. El desayuno se serviría en el Cerro, después de los análisis, típicas pruebas médicas de inicio de pretemporada. Después una prueba de hidratación. Más tarde, cuando el reloj diera las 09:15, tocaba ponerse las botas, saltar al campo, trabajo en el césped.
Éste les esperaba lleno de “estaciones” del Profe Ortega, sus circuitos físicos para mejorar la propiocepcion. Pesas, vallas, cuerdas, bancos. Simeone bajo su negra roja miraba, hablaba con Nelson Vivas, su segundo ahora sin Vizcaino ni Tiago, con el Mono Burgos. Los futbolistas eran los del día anterior: nueve del primer equipo, con Rodri y Adan integrándose en las rutinas. El segundo siempre cerca de Vitolo, Sevilla vincula.
También seguían Gameiro y Vietto. Además de Juanfran, Thomas, Correa y por supuesto Oblak. Y los 17 canteranos que han iniciado la pretemporada con el primer equipo: San Román y Dos Santos (porteros); Solano, Carlos Isaac, Tachi, Manny, Montero, Aitor(defensas); Toni Moyá, Olabe, Pinchi, Carro, Joaquín, Mollejo (centrocampistas), Camello, Cédric y Garcés (delanteros).
Después comenzaron las carreras. Simeone, Nelson y el Mono Burgos movieron su charla al centro del campo mientras los futbolistas daban vueltas en tres grupos, de siete cada uno. En el primero, todos los jugadores de campo del primer equipo (Juanfran, Thomas, Rodri, Correa, Vitolo, Vietto y Gameiro), los demás los formaban los chicos de cantera. Animaba el Mono, cómo no, sus chascarrillos siempre animan. “Pelao (a Mollejo), tiras tú de todos”, le dijo al segundo grupo cuando corrían la última vuelta a su lado. “Simeone este es el peor: mira a Joaquin, que se puso las botas de Locomia”, bromeó al rebasarles el tercero y último.
Y vino el agua. Y mando el balón, ahora todos divididos en dos grupos, el de los chicos un rondo, los demás posesión a campo pequeño. En ese momento ya solo se oía la voz del Cholo, llenando el Cerro, con sus apuntes, sus correcciones.
