La pretemporada prematura de Szymanowski en el Leganés
A dos días de que sus compañeros vuelvan al trabajo, Szymanowski acumula tres meses de recuperación tras operarse de sus problemas musculares. No pone fecha a su retorno.
Szymanowski no tiene Twitter. Borró su cuenta tras el ascenso a Primera en 2016. El pajarito azul no le iba. El extremo zurdo del Leganés prefiere redes sociales opuestas a la personalidad descarada que muestra sobre el césped. Gusta de espacios más intimistas. Serenos. Él es más de Instagram, donde cuelga fotos divertidas y familiares. En todas, el mismo lema: ‘De los escombros al cielo’. La frase resume su vida, la que le llevó a vender alfombras o trabajar en unos almacenes poco antes de triunfar en Primera. Ahora repite ciclo.
Desde diciembre de 2017 no juega por una lesión en los isquios. También tuvo problemas de aductores. No le quedó otro remedio que pasar por quirófano. En marzo se operó. Volvieron los escombros. Otra vez luchar desde abajo. Otra vez a escalar sin descanso persiguiendo el cielo. Y en esas anda.
El Leganés volverá en dos días a la pretemporada de la mano de su nuevo entrenador, de Mauricio Pellegrino. Para Szymanowski la pretemporada empezó en el mismo instante en el que abandonó el quirófano.
Adiós a las vacaciones
Va camino de los tres meses y medio de recuperación en un sacrificio ininterrumpido que ha arrasado sus vacaciones. Sólo ha gozado de cinco días de descanso dividido en dos. Los tres primeros los pasó en Ibiza con sus amigos. Los otros dos los disfrutó también en esta isla, pero con su madre y su hermana Marianela, flamante nuevo fichaje del Betis femenino.
El resto del verano sólo ha sido una cosa para Szymanowski. Trabajo. O mejor dicho, tres cosas: trabajo, trabajo y trabajo. Todo con tal de estar recuperado cuanto antes.
¿Cuándo? “No lo sé”, responde a AS en la intimidad del gimnasio de la Instalación Deportiva Butarque donde se machaca junto a Sergio Hontoria, uno de los fisioterapeutas del Leganés. “Ya me dijo Asier Garitano cuando me lesioné que en casos como el mío, lo importante era centrarse en recuperarse a tope, no en cuándo volver”, insiste.
Ansiedad por sentirse futbolista
Pese a que el aire acondicionado del gimnasio está a plena potencia, Szymanowski suda a chorros. Hace calor y el esfuerzo lo tiene frito. Quizá por eso entrena con los pantalones remangados. Con la cámara de nuestro fotógrafo delante, se los baja de nuevo para no mostrar la enorme cicatriz que, en la parte posterior de la pierna izquierda, le ha dejado la operación. No es la única que tiene Alexander.
La otra le cruza el alma de lado a lado. Es una cicatriz de ansiedad que le tiene loco por volver a jugar. Aunque sea en un entrenamiento. Aunque sólo le dejen entrar en un maldito rondo. Da igual. Quiere tocar balón y sentirse de nuevo futbolista.
Jugar otra vez con el Leganés y lucir el brazalete que ha heredado de su amigo Martín Mantovani. Por eso se machaca sin cesar. Una y otra vez. Para Szymanowski la pretemporada hace mucho que empezó. Y no es una pretemporada cualquiera. Esta tiene un objetivo diferente. Emerger de nuevo. Relanzarse otra vez. De los escombros al cielo.
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