El Espanyol regresa al amarillo, el primer color de su historia

Expectación es la que ha generado la puesta de largo, este próximo martes con un acto privado en el Palau de la Música Catalana, de las nuevas camisetas del Espanyol. Tanto la primera, que vuelve a las tres franjas blanquiazules de toda la vida, como las suplentes, una segunda roja y la tercera. Especialmente esta última está suscitando el interés por su color: el amarillo. Lo que representa (aunque ya se había empleado hasta dos veces en la última década) un auténtico retorno a los mismísimos orígenes del club, en el año 1900.

“Camiseta amarilla, pantalones de calle, faja azul y algunos incluso con corbata”, como describe Joan Segura Palomares en el libro ‘Cent anys d’història del RCD Espanyol de Barcelona’, era el atuendo con el que jugaba la entonces Sociedad Española de Football desde su fundación, hace 118 años, y hasta 1910. En una entrevista del periodista Francisco Subirán al presidente y fundador Ángel Rodríguez, en 1953, éste añade el porqué de dicho color: “Uno de nuestros afiliados era fabricante de tejidos, y para confeccionar los equipos nos regalaba unas piezas de color amarillo; en cuando dejó de ser uno de los nuestros, cada cual se equipó como mejor pudo: con pantalones de calle, una faja azul y camisa blanca corriente”.

Y añade Rodríguez: “Los colores, en aquella época, eran algo secundario. Lo importante era jugar, tener equipo y material para sacarlo al campo con cierto decoro”. Hoy, sin embargo, los colores cobran especial relevancia, al menos en los días previos y posteriores a la presentación de las camisetas.

Por cierto, el amarillo dio paso al blanquiazul en la asamblea general del 20 de febrero de 1910, a propuesta del socio Eduard Corrons, quien impulsó llevar los colores del blasón de Roger de Llúria, como recogía en su obra Segura Palomares. Hasta hoy.

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