NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL | JAIME CHÁVARRI

“Maradona era como Camarón: provocaban una gran emoción”

Nos encontramos en Las Estaciones de Juan con Jaime Chávarri, autor de referencia trece años después de rodar Camarón, su última película.

Actualizado a
“Maradona era como Camarón: provocaban una gran emoción”

¿El equipo de sus amores?

El equipo de mis amores ha sido el Barça durante muchos años, lo cual me ha planteado aquí en Madrid no pocos problemas. Ahora soy más de futbolistas que de equipos. Cuando juega un futbolista que me gusta y me interesa lo veo.

Los futbolistas son como estrellas de cine.

Los grandes protagonistas del mundo del fútbol son las estrellas, como en el cine. Y cuando tú ves una jugada de Messi, te guste o no el fútbol, te das cuenta de que estás ante algo fuera de serie sencillamente porque produce emoción.

Si tuviera que rodar la historia de Messi o de Cristiano, ¿quién de los dos diría que tiene mayor carga dramática?

Creo que ninguno de los dos en sí tienen suficiente interés como para hacer una película. Pero en cambio, como contraste sí. Es decir, haría un paralelo con la vida de los dos, el metrosexual y el otro. Una comparación en la vida de los dos creo que sí tendría gracia.

¿Al Cholo Simeone le pondría como protagonista de una película bélica?

¿Lo dice usted por el tema del carácter? Bueno, en realidad en las películas de militares se suaviza todo y no los ponen ni la cuarta parte de lo brutos que son a veces. No sé si vería a Simeone entre militares.

Usted siempre dice que el gran tema de la vida es el melodrama. Hoy el Madrid sería el protagonista.

Siempre he tenido cierta relación con el melodrama madridista. Le diré que el Madrid era el equipo de mi infancia y que mi padre era muy del Atleti y, entonces, se negaba a llevarme al futbol con él. Me acuerdo que me llevó una vez al Bernabéu y que junto a mí se sentó una señora que no paró de decir tacos en todo el partido. Entonces era algo sorprendente.

Y sorprendente es la temporada que lleva el Madrid.

Es una situación que tiene que ver con muchos factores: los jugadores, el entrenador y también los directivos. No sé muy bien cómo se puede gestionar, solo sé que con lo que cobran ya podían jugar mejor, eso desde luego.

¿Por qué no tienen éxito las películas sobre fútbol?

Pues porque no pueden competir con lo que es un partido en vivo. Me acuerdo de aquellas películas que hacía Di Stéfano y también Kubala. La gente prefería con mucho ver un partido que una película con estos tíos, que eran malos actores y no tenían una gracia especial. Eran películas artificiales porque la gracia del fútbol está en el suspense de lo que va a pasar, y en el cine ya está todo predeterminado. Entonces entiendo muy bien que no tengan éxito.

Y, sin embargo, han tenido mucho éxito las películas sobre boxeo.

Primero porque tienen violencia, que gusta mucho en el cine. El melodrama se entiende mucho mejor cuando es entre dos personas y no entre veintidós. En el boxeo puedes poner a una señora aterrada mirando como a su marido le pegan todo tipo de golpes, pero esa misma señora viendo como su marido mete un gol no tiene el menor interés.

¿El fenómeno que ha provocado el movimiento ‘Me Too’ ha sido un secreto a voces en el cine?

Pienso que no. Todo lo que es relativo al sexo y es relativo al amor es un mundo que tiene que ver mucho con la fantasía. Dejemos claro que el acoso y no digamos la violación son asuntos brutales, pero cuando se quiere trasladar la denuncia a una especie de consigna, la consigna se queda en un polo. Eso lo hemos vivido muy parecido en los años sesenta cuando empieza el feminismo aunque entonces el machismo era tan fuerte que todo lo que se ha hecho estos años, está claro que no ha conseguido acabar con él. Realmente es preocupante, pero tampoco se puede crucificar tanto como algunas veces se crucifica. Llega un momento que te da un poco de miedo que todo esto se convierta en una caza de brujas y eso a mi personalmente no me gusta.

¿Y el manifiesto contrario que ha surgido en Francia firmado entre otras por actrices como Catherine Deneuve?

Es de una torpeza palmaria. Yo no he visto nada peor escrito y menos claro. Creo que Catherine Deneuve se ha retractado. Lo que está claro es que por los dos lados las posturas están poco calibradas.

¿Le interesa el cine que se hace en España?

Bastante poco la verdad. Este año me han gustado mucho dos películas Pieles y La llamada, que es una película que me resistía a ver y luego me gustó mucho. Y son las únicas películas que tienen un planteamiento que no tienen nada que ver con el cine español ni con el cine europeo, y eso me parece que tiene mucho mérito.

Su última película ‘Camarón’ es de 2005. ¿Por qué no ha vuelto a rodar?

Pues es muy sencillo. Porque llega la crisis y la gente empieza a hacer películas mucho más baratas. Y yo no quiero rodar esas películas. Luego, por otro lado, veo que el cine que se hace a mí no me interesa y tengo un par de proyectos que tampoco interesan. Además, los productores como tales han muerto. Yo no hago cine así.

¿Se ha sentido representante de un tipo de cine de autor?

Para nada. Vengo del underground, del súper ocho, películas en las que yo lo hacia todo. Me metí de meritorio en una película de Marisol y habría seguido ese camino encantado, pero dio la casualidad de que Saura y Querejeta me conocieron y me metieron en su equipo. Entré en un tipo de cine que también me gustaba, pero yo no tenia pretensiones de hacer cine de autor.

Su película documental sobre los Panero, ‘El desencanto’ se considera una obra de culto que se sigue viendo con entusiasmo.

Soy tan consciente de que el cine es pasajero que me parece fantástico que la gente se siga acordando después de 40 años. En su momento tuvo muy malas críticas. A todos los que ahora dicen que es fantástica entonces no les gustó nada, entre otras cosas porque no la entendieron. La película calificada de arte y ensayo no dio dinero pero en vez de olvidarse fue creciendo y sigue manteniendo autonomía al margen de lo que ocurría.

¿Discutía mucho de fútbol con su productor, Elías Querejeta, que había sido futbolista?

No, sólo se hablaba de cine. Sé que tenía una segunda vida relativa al fútbol, pero el hecho de que yo no fuera de la Real Sociedad hacía que no tuviera el más mínimo interés en hablar de fútbol conmigo. Elías fue el productor más importante que ha tenido este país. Era un purista absoluto.

En aquella época, ¿los intelectuales futboleros estaban mal vistos?

No creo, el fútbol siempre ha sido universal, nunca ha sido una cuestión de clase. El futbol era maravilloso y los toros también. No aceptar eso era absurdo. La realidad es como es. Es una cosa de sentido común, del cual a veces se intenta prescindir y sin sentido común no puedes convivir. La gente habla de lo que le importa. En el futbol de hoy hay esos sueldos y precios porque a la gente le importa.

¿El futbolista más cinematográfico de la historia?

Maradona, porque era un personaje un poco como fue Camarón. Decías, ¿qué tiene? Nada, que juega muy bien al fútbol. Igual que el otro. ¿Qué tiene? Nada, que canta muy bien. Me fascina que una persona sin discurso, que no me interesa nada, y sin embargo cuando le veo hacer lo que hace bien, es la pera, me provoca una emoción inconcebible. El mismo Paco de Lucía decía que Camarón era el mejor músico que había conocido, con un sentido musical tan innato y tan brutal que a él mismo le dejaba noqueado. Camarón era puro instinto, igual que Maradona.

Encontrar un actor para hacer de Camarón debió ser complicado.

Dije que yo no hacia la película si no encontraba a un actor que me creyera. Hicimos un casting muy pequeño y cuando apareció Oscar Jaenada e hizo la primera prueba nos quedamos con él. Curiosamente no se parece realmente a Camarón, pero hace que no eches de menos al original y eso cuando es un personaje muy reciente es muy difícil.

¿Y para usted no ha sido difícil tantos años sin hacer cine?

No, porque cuando hacía cine ya estaba dando clases, que es algo que siempre me ha fascinado. Además, cuando veía el cine que aquí funcionaba, entendía que los proyectos que yo tenía a los productores no les podía interesar.

¿Cómo ve a los jóvenes de ahora?

Los veo distintos de una generación a otra. Echo de menos la falta de lectura. Hay una falta de base absoluta porque es la tercera generación que ha dejado de leer. Es una pena porque se pierden una segunda vida. Ahora escriben igual que mandan un recado por el teléfono móvil. Cuesta mucho ponerles a ver una película clásica porque de repente te dicen que es machista.

¿Cuáles han sido sus referencias como director?

Hay dos directores antiguos que me enseñaban no solamente sobre el cine sino sobre la vida, son Luis Buñuel y Jean Renoir, un español y un francés. Luego me encanta Hichcock, que es un tipo que me enseña mucho de cine pero muy poco de la vida.

Dice que no le gusta ir al cine.

Porque ver cuarenta pantallas de teléfono iluminadas rompe las relaciones entre la pantalla del cine y uno. No puedo con ello.

¿Cómo puede un chaval de hoy hacer cine?

Solo hay un sistema, tener un proyecto bueno. Pasarte dos años haciendo catorce versiones de un guión y que a una productora le guste. De todas formas no entiendo que no rueden ni siquiera con el teléfono móvil, hoy se pueden hacer maravillas.

Y su faceta de actor, ¿era una extravagancia?

No, para nada. Me ha gustado siempre mucho. No me daba ningún apuro, la responsabilidad es del director, si me contrataba allá él.

¿Como surgió?

Me llamó Pedro Almodóvar para su película Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón porque había un concurso de penes. Aquella vez no fui, pero a la siguiente sí y me lo pasaba muy bien. Le conocía de la época de ‘La Movida’ y Pedro era un loco maravilloso, lo más genial que te podías encontrar.

¿Se considera una persona creyente?

Soy una persona tan contradictoria que me fascina la religión y, sin embargo, soy ateo.