Primera victoria del Alavés en casa: abandona el farolillo rojo
Defendieron con uñas y dientes el gol conseguido por Santos en el primer minuto de juego. Cometieron 29 faltas en el partido y vieron 7 amarillas. Siguen en descenso, eso sí.
Decía Ibai Gómez hace un par de días que firmaba jugar horroroso y ganar. Pues dicho y hecho. El Alavés respiró gracias a un engendro, defendiendo como un jabato el gol conseguido por Santos (el primero suyo en Vitoria) en el segundo 45 de juego, el más tempranero de la presente Liga. Córner, sucesión de errores y a la cazuela. Los otros 89 minutos y su suplemento fueron de fortificarse y ponerse pinturas de guerra. De hecho, cometieron 29 faltas durante todo el compromiso y vieron 7 amarillas. Un paradón de Pacheco en el descuento puso el broche.
Primera victoria del cuadro babazorro en Mendizorroza en toda la temporada ante un Espanyol que aún no ha sacado tres puntos seguidos fuera. Fue el visitante un equipo voluntarioso que tiró de raza durante toda una segunda parte con diez hombres, en un partido muy trabado y ni Gerard Moreno ni Leo Baptistao pudieron con un entramado defensivo muy aguerrido.
El Espanyol comenzó a controlar el esférico tras recibir el primer mazazo, a combinar y crear peligro. En el 34 llegó la mejor ocasión para los de Quique. Leo Baptistao se lanzó en plancha para cabecear un pase desde la izquierda que rechazó la defensa local, pero que consiguió atajar Pacheco. Fueron los mejores minutos de los visitantes, que combinaron para embotellar a los de Gianni De Biasi y rondaron el área de la escuadra albiazul, aunque sin finalizar las jugadas. Jurado tampoco pudo marcar y en el 39’ llegó otra jugada clave con la expulsión de Hermoso.
Los periquitos se quedaron con uno menos pero siguieron llevando el peso. Tras el descanso, Quique metió a Naldo y dejó atrás a tres referencias solo: el propio Naldo, David López y un Javi Fuego que bajó desde el centro del campo. El Alavés intentó trabar el juego de su rival con numerosas faltas tácticas que triplicaron en número a las del enemigo y buscó hacerse con la posesión de balón para controlar el partido. Le agobiaron pero no mordieron. Abandonó el farolillo rojo aunque sigue en descenso.
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