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SEVILLA 1 - REAL SOCIEDAD 2

La Real revienta la racha del Sevilla: adiós a la Champions

Aguantó el 1-2 a pesar de jugar medio segundo tiempo con un jugador menos. Adiós a la racha de 13 victorias seguidas en Liga en casa del Sevilla y a la cuarta plaza.

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La Real revienta la racha del Sevilla: adiós a la Champions
LALIGA

Como siempre hay un final, la Real Sociedad rompió la magia en Nervión. Equipo que a pasitos encuentra el sello que persigue hace tiempo, los de Eusebio, que rindió con ese triunfo su particular homenaje a Johan Cruyff (“sin él yo no sería nada”), reventaron la racha de 13 victorias seguidas en Liga del Sevilla. Un golpe durísimo para los de Emery, vulnerables esta vez en casa, que dicen adiós esta temporada a la Champions, ven por delante al Celta y al Athletic, rival durísimo el jueves, a su altura. Al Sevilla le mató una pésima primera parte y los despistes de Krychowiak, jugador habitualmente fiable que ya formó un lío en Anoeta en la primera vuelta y esta vez descuidó la marca de Markel Vergara al segundo minuto y luego se metió un autogol en pleno conflicto de comunicación con Sergio Rico. Luego apretó, pero no le alcanzó ni con un jugador más. Mala noche para el Sevilla y óptima para la Real, casi salvada y con ganas de hacer más ruido en la Liga. Su próximo rival es el Barça.

La primera parte de la Real fue de manual. Jugadores ocupando los espacios con precisión, Illarramendi fantástico como metrónomo, una circulación correcta de balón gracias a Xabi Prieto y Zurutuza, y Vela, ese espíritu libre, serpenteando entre las líneas del Sevilla. Un fútbol ortodoxo que acompañó, además, de una efectividad imponente en la estrategia. Al segundo minuto ya ganaba con un cabezazo de Markel Bergara, que remató a la corta una falta sacada por Illarramendi, jugador cuyo peso en el juego de la Real contrasta con sus días en el Madrid, cuando parecía invisible. Luego se aprovechó de una preocupante falta de comunicación de Sergio Rico con su defensa para ponerse 0-2. Un jarro de agua fría en Nervión, que comprobó sorprendida un ejercicio impropio de su equipo, ausente, que dejó el amor propio para la segunda parte.

Entonces, el Sevilla sí volvió del vestuario como un bisonte. Marcó Gameiro de penalti (otra vez fuerte y al lado natural, otra vez casi se lo para Rulli) cuando la Real estaba con diez por la lesión de Carlos Martínez. Apretó el Sevilla porque se le iba la Champions y encontró la ayuda inesperada de Markel Bergara, que vio dos tarjetas en un cuarto de hora y dejó a la Real expuesta a un bombardeo en los últimos 25 minutos. Sin embargo, no encontró el gol por multitud de razones. La primera, Rulli, un portero con unas condiciones especiales que apunta a trayectoria larga en la élite. La segunda, Gameiro, que en una acción remató demasiado cruzado con la izquierda y en otra carrera a campo abiert, su especialidad se encontró, providencial, con Íñigo Martínez, que reivindicó lo que piden de Donosti, que Del Bosque se acuerde de él. El empate estaba al caer pero a Emery esta vez le faltó un cambio. Todos miraron al banquillo cuando empezaron a llover balones al área de la Real. Por ahí estaba Llorente pero el cupo estaba agotado. Como la racha del Sevilla, que se llevó un disgusto grande. El año que viene no estará con la aristocracia del continente. Y eso duele.