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SEVILLA 2 - SPORTING 0

Llorente se inventa un penalti y Gameiro despacha al Sporting

Llorente, que ya da puntos, provocó un penalti discutidísimo de Luis Hernández. El francés, revulsivo junto a Konoplyanka, hizo un doblete. El Sevilla, en forma antes del derbi.

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Llorente se inventa un penalti y Gameiro despacha al Sporting
LALIGA

Un agárrame tú que tiro más yo entre Luis Hernández y Llorente que Del Cerro Grande convirtió por arte de magia en penalti desatascó al Sevilla en un partido áspero que fue insufrible en la primera parte y una carrera contra el reloj en la segunda por conseguir el gol que, ahora sí, permite al Sevilla divisar puestos europeos en vísperas del derbi. Al choque le salvó de la mediocridad la pimienta de Konoplyanka, la calidad de Banega y la revolución Gameiro, jugador que por más que no le guste resulta mucho más eficiente como revulsivo que como plan A. Sólo hace falta darse un paseo por la hemeroteca. Al Sporting, sostenido por Cuéllar buena parte del partido y por el orden defensivo sobre el que cimenta su milagro Abelardo, no pudo contra una decisión controvertida y cayó desde el momento del penalti. Llegó hasta donde pudo. O hasta donde le dejaron.

La primera parte fue un espanto. El Sporting aguantó bien como era su obligación, pero lo del Sevilla fue un ejercicio de aburrimiento insoportable para la grada, que comprobó con estupor como Nzonzi, jugador fichado a bombo y platillo, expresaba públicamente su desgana con el balón en una imagen esperpéntica que fue contestada por la grada. El francés hizo un amago de ‘pasar’ literalmente del balón. Una escena inédita al cuarto de hora del partido. Nada funcionó en general en el Sevilla. Emery quiso abrir el campo con los laterales, Mariano y Escudero, y metió por dentro a Krohn-Dehli que es un futbolista diesel pero ha perdido chispa (mucho mejor con campo abierto en la segunda parte). Así, el balón quedó para Banega, de quien salió lo poco ingenioso del Sevilla. Llorente quedó aislado y Vitolo parece algo desubicado con sus continuos cambios de posición. No pareció, pues, el Sevilla. No tuvo vigor ni gracia y a eso el Sporting contestó con un buen ejercicio colectivo y algún detalle de Halilovic, Carlos Castro, apellido ilustre en El Molinón, y Ndi, jugador de calidad. La afición protestó ruidosamente al descanso con buen criterio.

 El partido pedía cambios a gritos. Lo veía todo el Sánchez-Pizjuán y también Emery, que puso a jugar a Konoplyanka. En cinco minutos de la segunda parte pasó más que en toda la primera, con intentos de Llorente y Banega, uno de ellos detenido fabulosamente por Cuéllar, portero en gran momento. El Sevilla le metió más mecha al partido porque necesitaba la victoria. Konoplyanka, un martillo pilón por la izquierda, desequilibrante y muy entretenido para el espectador, rozó el gol con dos tirazos hasta que al fin apareció por el partido Gameiro para transformar el discutidísimo penalti de Luis Hernández a Llorente. Defensas del Sporting y delantero llevaban todo el partido jugando al gato y al ratón con agarrones que el árbitro no vio hasta, finalmente, sancionar el que peor le dejó en las imágenes de televisión. Con el 2-0 del francés, el Sevilla pudo descansar, Krychowiak evitar la quinta tarjeta y la afición, calentar a gritos el derbi. Es mucho más que una semana en Sevilla.