El Sevilla se queda de embajador español en la Europa League

El Sevilla, como tantas otras veces en los últimos años, llevará la bandera española como único embajador del país en lo que queda de Europa League. El Villarreal dijo adiós con dignidad en una noche fría que afeó la lluvia y que se zanjó con un 2-1 y la entrega de armas final del Submarino Amarillo que tendrá que esperar, otra vez, mejor ocasión. Cayó un manto de agua en Nervión como para que la Semana Santa quede a salvo este año, pero aguantó el históricamente excelente drenaje del Sánchez Pizjuán y aguantó y remató el Sevilla el resultado que se trajo de El Madrigal. Un 1-3 es un océano en competición europea, tanto como para que el Sevilla considerase el 2-1 final un resultado óptimo que le deja en cuartos con Nápoles y Wolfsburgo como cocos en el bombo.

Marcelino, que vio el partido a solas en un palco de su antigua casa, puso todas las fichas que tenía y quiso salir con blancas, pero no fue suficiente. Apenas un gol de Gio de falta directa cuando ya casi no había eliminatoria. Al Villarreal de las ausencias y las balas de fogueo le falta energía en las piernas a estas alturas del curso y el Sevilla prefirió economizar esfuerzos. El partido tuvo algo de previsible. Dominó el Villarreal y se puso en el campo con seriedad la tropa de Emery, para la que no resultó fácil hacer entender a su gente que hacía lo correcto. Intuía que Nervión pedía un poco más de diversión, pero ejecutó el plan de su entrenador sin pesatñear. Un ejercicio defensivo profesional para cerrar el pase.

Bacca, sustituto de Gameiro y generoso, volvió a elevar a Iborra, a quien Emery ha dado plenos poderes desde el descubrimiento del Bernabéu. Aquella noche ante el Madrid explotó sus condiciones como llegador y el entrenador dejar buena parte del plan del equipo a su terrible físico, que anuncia posible llamada de Del Bosque. Otra vez fue uno de los mejores del Sevilla y le quitó las cadenas al partido con el 1-0 tras gentil pase del colombiano. El Villarreal, sin nada que perder, empató pronto y por un momento pensó en un milagro que saltó por los aires con la expulsión de Bailly, jugador con muchísimo aún por madurar. Denis, recién salido, cerró el partido y se hizo la fiesta en Nervión. El gallego es ahora suplente pero acepta su rol y lucha por cambiarlo. Aprovecha sus minutos en un buen mensaje para Deulofeu. El Sevilla pasó a cuartos y los dos mil castellonenses volvieron cabizbajos a casa. Deberían saber que hace ya 16 años estos dos equipos jugaron una promoción de permanencia en Primera. Eso sí que era tristeza. Los tiempos han cambiado y son de oro. El Villarreal ha vuelto a la élite y a Europa. Es un proyecto estable y coquetea con algo grande. Necesita paciencia. Pero el campeón es el Sevilla, orgulloso Sevilla, empeñado en la misión Varsovia. La cuarta UEFA que nadie levantó jamás.

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