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Santiago Segura

“Maradona me pidió salir en Torrente: quería ser mafioso"

Hace 16 años que se estrenó ‘Torrente: el brazo tonto de la ley’. El viernes llegó a los cines la quinta de la saga. Santiago Segura escribe, dirige y encarna a Torrente.

MadridActualizado a
“Maradona me pidió salir en Torrente: quería ser mafioso"

Han pasado 16 años ya del primer ‘Torrente’…

—Ya, ya... Madre mía.

—¿Cómo lo recuerda?

—Pues me quedo así como triste... 16 años... Lo bueno es que Torrente es un personaje que te permite deteriorarte. Cuanto peor está Torrente, mejor.

—¿Le sigue sorprendiendo su éxito? En Google, salen 1.400.000 menciones…

—Me deprime. La última vez eran 2.100.000. Debe estar bajando (risas). No. No me sorprende su éxito. Me parece bien. Me sorprendería que fracasara de repente. Que tras 16 años de gente riéndose, ahora, que he hecho la mejor película de la saga, dijeran: “No, ahora no”. Me dejaría descuadrado.

—‘Ocho apellidos vascos’, ‘Torrente’… ¿En tiempos de crisis gusta ir al cine a reírse?

—Es que las endorfinas que generas cuando te ríes con 500 tíos son muy bonitas. No es comparable a verlo en la tablet o en un salón con dos personas. Yo tengo mucha fe en Torrente 5. La gente que la ha visto se ríe mucho. Y los Torrente que más han triunfado han sido los de más risa.

—Ha dicho: “Torrente nació de la calle”. Cuente.

—Estaba comiendo un día con un amigo y había un hombre que le decía a la camarera: “Chinita, chinita. Los cafeses serán gratis... Que hemos consumido mucho”. Ese fue el detonante. Pero Torrente es la combinación de muchas cosas. No sólo eso.

—¿Como cuáles?

—Pues muchas cosas que me producen vergüenza ajena pero que me dan risa. España da mucho juego para eso.

—¿Y por qué hizo a Torrente del Atleti?

—La idea era que fuera de un club simpático y que tuviera, un poquito, fama de sufridor. Hay atléticos a los que les encanta. Les hace gracia tenerlo de mascotilla. A otros les parece un insulto. Hay quien me dice: “Torrente debería ser del Madrid”. Pero Torrente ha demostrado que es un atlético muy sui géneris. Dice: “Yo por mi club daría la vida” y, en la siguiente escena, mete la bufanda por una alcantarilla porque vienen unos hinchas del Madrid.

—O sea que es un poco chaquetero…

—Mucho. Es un ser muy miserable. Pero sí que es verdad que, con el tiempo, es fiel a su Atleti. Ya es cabezonería.

—¿Después de los seis títulos del Cholo, si escribiera ahora Torrente sería del Atlético?

—Mira, yo, en el primer guión puse que los enemigos del Atleti eran los del Barça. Y todo el mundo me dijo: “Tío, que no, que es el Madrid”. “¡Pero si son de la misma ciudad!”, contesté. Y ya me explicaron que no, que hay más enemistad entre Atleti y Madrid que con el Barça.

—Claro.

—Claro, dices. Claro. Y ahora yo, ya, sí lo sé. Después de la saga de Torrente, ya me voy enterando. Pero al principio… Por eso, si creara ahora Torrente, no sé qué tipo de aberración se me ocurriría…

—¿Ha ido alguna vez Torrente al Calderón?

—Sí, en Torrente 5.

—Pues ha tardado 16 años…

—Y encima lo han derruido… Como en El planeta de los simios. Llega y empieza (pone voz de Torrente): “Lo habéis destruido”. Y el Cuco le dice: “Tranquilo, Torrente que se lo han llevado a otro sitio”. Pero Torrente se indigna. Peta y dice: “Ahora soy un fuera de la Ley. Se acabó lo de ser un ciudadano ejemplar”. Algo que, por cierto, es muy cínico por parte de Torrente.

—Poli Díaz fue el primer cameo de un deportista…

—Sí. Poli era un personaje que me hacía mucha gracia. Salía en la tele: “Poli Díaz, pego hostias como tranvías…”. No sé, así macarrilla pero simpático, castizo, chuleta. Y, luego, además, siempre le estafaban los amigos. Todo muy torrentiano, vamos. Le saqué por eso. En el caso de Carlos Moyá fue porque me llamó su representante.

—¿Para salir?

—Sí, me dijo: “Carlos ha visto cien veces la 1 y quiere salir en la 2”. Y yo dije: “¿Carlos? ¿Moyá? ¿El número uno del tenis?”. Estaba escribiendo el guión y dije: “Pues le meto”. Me parecía que molaba.

—¿Y Torres?

—Torres era lo máximo del Atleti cuando hice Torrente 3 y quería que Torrente viera un ídolo y flipase. Y que se viera, además, que culmina todos sus sueños.

—Y ya, para ‘Torrente 4’, fichó a Kun, Ramos, Cesc, Albiol...

—Es donde más futbolistas han salido. Y todos fueron muy majetes, de muy buen rollo. También vienen a algo que les gusta y yo se lo pongo fácil. En Argentina encantaron esos cameos.

—¿Quién le sorprendió más?

—Higuaín me hizo mucha gracia. Le vi muy ingenioso.

—¿Hay algún deportista que le gustaría tener que aún no haya aparecido en ‘Torrente’?

—Hombre, Maradona me encantaría. Porque, además, Richi (Castellanos) me dijo: “Jefe, que me ha dicho Dieguito, macho, Maradona, que saldría en Torrente”. “¿No jodas?”, le dije. Y ya hablé con Maradona y me dijo (imita su voz): “Yo estaría muy bien de mafioso, así como de Nápoles y tal...”. Y yo encantado. Pero no se hizo. Y me dio rabia. Maradona es muy potente.

—¿Sabía que Campanella rodó con él y no sabía quién era?

—Campanella ahí me parece increíble… Que en Argentina no sepas quién es Maradona… A mí no me gusta el fútbol pero no soy extremista. Negarse a saber de fútbol me parecía una actitud un poco pedante por mi parte. Creo que un cineasta que hace cine para gente debe saber lo que le gusta a la gente. Y el fútbol le gusta mucho a la gente.

—¿Y cómo convenció a Alec Baldwin para ‘Torrente 5’?

—El tío vino porque dijo que le gustó el guión. Eso me hizo gracia. De hacer Blue Jasmine con Woddy Allen, hace esto y se va a Misión Imposible 5 con Tom Cruise. Es impresionante.

—¿Conocía la saga?

—No, no. Y eso me traumatizó. Dije: “Qué huevos tiene...”. Yo, que soy un actor mierdero, me llaman de Uganda para hacer Bululu 5 y digo: “Eh, ¿me puedes mandar Bululu 1, 2, 3 y 4? Más que nada por ver”. Es lógico, ¿no? Pues él no. Él dijo: “Me llegan muchos guiones asquerosos, pero es que este es asqueroso y gracioso”. Y se vino.

—¿Y el Cholo? Sonó fuerte que estaría en ‘Torrente 5’...

—Al Cholo fui a buscarle. Me hacía mucha gracia que fuera el entrenador de Argentina en la final del Mundial 2018 ante Cataluña. Tenerle ahí. O al Mono Burgos. Y los tocamos. Pero pasaron.

—El que sí estará es Roncero. ¿Cómo se le ocurrió?

—En principio su papel lo escribí para Guti, pero como no podía pensé en Tomás.

—¿Por qué?

—Me hacía gracia que, de repente, Cataluña hubiera contratado a un seleccionador extranjero. Tomás es madridista acérrimo y me funciona ese contraste. Además, lo hizo bastante bien...

—¿Le ve futuro como actor?

—Como actor sí, como seleccionador, no sé, ahí no le veo.

—¿A usted no le gusta el fútbol porque de niño siempre le ponían de portero?

—De niño era gordito y siempre me tocaba la portería porque me escogían el último, sí. Me aburría tanto… Yo era más friki. Lo que me gustaba era coger un palo y jugar a los comandos, como si estuviera en Vietnam.

—¿En su casa no se veía?

—Muchísimo. Pero mi padre y mi hermano veían el Osasuna-Betis y yo me fastidiaba porque en el Cineclub de La 2 echaban una de Truffaut y no podía verla. Mi padre era muy del Athletic. Y yo lo que más odiaba era entrar en casa y ver coches, ciclismo, tenis..., todo deporte.

—¿Y nunca se le pegó nada?

—Nada. Pero he visto que soy tolerante. Ahora mi padre vive conmigo desde que falleció mi madre y debería decirle: “¿Te acuerdas que yo no podía ver Cineclub...?”. Pero hay que ser un buen hijo. Él es feliz así. Le enchufo Canal+ y los ve todos.

—Pero con el cine fue precoz. Empezó a los tres años…

—Vi Mary Poppins en un cine y flipé. Dije: “Esto es lo mío”. Me encanta verlo. Pero nunca pensé que fuera a hacerlo.

—¿Cómo empezó?

—Dibujando cómics. Me parecía más económico. Para un muerto de hambre como yo... Si tienes que filmar una estampida de elefantes, con un helicóptero, es mucho dinero. Pero dibujando, no, así es fácil.

—¿Cansa que se confunda tanto la persona con el personaje?

—Al principio me sorprendía. “¿Por qué me confunden? Me peino diferente, soy otra persona...”. Me inquietaba. Quiero pensar que es también porque hago una interpretación convincente. Ya me pasó con El día de la bestia. Iba por los bares y me decían: “Toma..., medio tripi”. O me invitaban a rayas. Y yo decía: “No, no, ahora no”. “Tronco, me vas a decir que no, anda, no te hagas el pureta...”.

—Aunque no le guste el fútbol, ¿le despierta simpatía algún equipo?

—Bueno, después de 16 años, ya va siendo hora de que me despierte simpatía el Atleti. Sí, sí. Simpatía. Pero también por Enrique Cerezo, que es productor y sabe mucho de cine. Y del que a mí me gusta. Fue auxiliar de cámara y ha pasado por todos los estadios del cine. ¡Ha llegado a tener la mayor colección de negativos del cine español y le gustan Tony Leblanc, Antonio Garisa…! Hablas con él y de repente te dice: “¿Te acuerdas, macho, de José Orjas?”.

—¿Vio el gol de Iniesta?

—No suelo ver fútbol, pero los partidos de la Selección, sí. Es como un acontecimiento. El problema es que me pongo muy nervioso. Si pierde me llevo unos disgustos... El día de la final decía: “Es mejor que no lo vea. ¿Y si pierden?”. Pero como no soy supersticioso, lo vi...

—¿Y alguna vez ha visto un partido en un estadio?

—Nunca. Me da un poco de miedo la masa. Fíjate. A mi amigo Álex de la Iglesia le llevó un día a un Madrid-Athletic el productor Andrés Vicente Gómez. Y Álex, en plan de coña, se compró una bufandita del Athletic. Pues a la salida estaban en una terraza y pasaron unos tíos en una moto y le dieron con una botella de anís en la cabeza... Tres puntos. Eso no mola. Cuando leo que han apuñalado a un hincha o hay peleas me deprime mucho. No me imagino a un fan de Michael Bay apuñalando a uno de Spielberg: “¡Es mejor Transformers que E. T.!”. No lo veo, no.

—Mourinho no le gustaba. Guardiola sí. ¿Y el Cholo?

—Pues me gustaba mucho hasta que dijo que no quería salir en la película. Ahora me gusta lo normal.

—¿Le fastidia que la crítica sea muy dura con ‘Torrente’?

—No me importa cuando una crítica se toma la película por lo que es: una comedia que quiere hacer reír. Pero de eso hay poco. La mayoría es desprecio absoluto. “Este tipo de cine, por llamarlo de alguna manera...”. Es como: “Tío, haz una crítica ya no constructiva, sino seria”. Antes me molestaba. Me daba penilla. Pero con los años te curtes. A mí lo que me importa es que el tío que ha pagado su entrada no salga y diga: “Me he reído menos”. Esa crítica me destruye. Las otras me parecen rabietas de gente friki y frustrada.

—¿Está harto de engordar y adelgazar para Torrente?

—Sí, sí. No te voy a engañar. Lo que llevo peor es adelgazar, claro (risas). Sigo una dieta cabrona. Si comes lechuga y pechuga mucho no vas a engordar...

—¿Y para engordar?

—Engordar es una maravilla. No tardo nada. Pero en esta película dije: “Por mi salud, como yo soy el guionista, ya está bien. Ya he engordado cuatro veces...”. Además, Torrente sale de la cárcel en 2018, ha pasado un tiempo allí, ha comido mal y está delgado. Como yo. 70 o 72 kilos. Un figurín. Pero, en la primera proyección, me vi y dije: “Madre y éste…”. Daba penilla. Y como yo estaba muy ansioso y en los rodajes es difícil comer sano, pues... En tres meses engordé los 16 kilos que me faltaban. O sea que Torrente acaba la película otra vez atorrentado.

—¿Y hasta cuántos Torrentes piensa llegar?

—Pues como yo no me he cansado, si el público no se cansa, “hasta el infinito y más allá”, como diría Buzz Lightyear.