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CUARTOS | BRASIL-COLOMBIA

Una pulsera del tercer portero, Víctor, amuleto de Julio César

Víctor conquistó la Libertadores 2013 con el Mineiro. Superó al Newell’s y Olimpia en la tanda de penaltis. Lo hizo con una pulsera de la suerte que 'prestó' a Julio César.

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Una pulsera del tercer portero, Víctor, amuleto de Julio César
AStv

El hombre del día en Brasil es Julio César. Su foto ocupa todas las portadas de los diarios brasileños que le señalan como el salvador de la patria. Situación absolutamente opuesta a la de hace cuatro años cuando se le identificó como el principal culpable de la eliminación de Brasil en el Mundial de Sudáfrica. Ese día, Julio César salió de Port Elisabeth marcado como un villano. Cuatro años después es el héroe.

Un héroe con ayuda divina. Julio César atajó los penaltis de Chile con un amuleto que le dio Víctor, tercer portero de la selección y del Atlético Mineiro y conocido por la afición del Mineirao, escenario del dramático encuentro de octavos contra Chile, como San Víctor.

Víctor fue el hombre decisivo en la conquista de la Libertadores 2013 por parte del Atlético Mineiro, que superó al Newell’s del Tata Martino en semifinales y al Olimpia en la final. Ambos lances se decidieron en la tanda de penaltis con una actuación sensacional del portero mineiro.

Antes de iniciarse la tanda de penaltis de la semifinal ante Newell’s, un aficionado del At. Mineiro le lanzó a Víctor una pulsera de cuentas desde la grada diciéndole que le traería buena suerte. El portero se la guardó y su equipo accedió por primera vez en su historia a la final de la Libertadores al atajar Víctor el penalty decidivo a Maxi. Tras perer 2-0 en el Defensores del Chaco contra Olimpia de Paraguay, el Atlético Mineiro remontó en el Mineirao y la final se decidió desde los once metros. De nuevo Víctor, con su amuleto le dio el triunfo a los mineiros.

El sábado, cuando Julio César se dirigía hacia la portería para decidir la suerte de Brasil en el Mundial, Víctor le dio el amuleto a su compañero, Julio César lo colocó detrás de la linea de gol y se obró el milagro.