Ighalo en el 93' da un valioso punto al Granada en Anoeta

Una especie de leyenda persigue a Odion Ighalo. Suele pasarse las temporadas casi en blanco. Sin aparecer. Pero asoma cada primavera por el área rival para vestirse de héroe. Su gol en Elche valió el ascenso a Primera en 2011 y varios tantos suyos resultaron decisivos en las posteriores permanencias de los rojiblancos. Los hados jugaron a su favor e impidieron que el asistente se percatase de su posición ligeramente adelantada. Golpeó el balón en semifallo, inundando una vez más de drama su operación rescate del Granada, y agarró un punto de oro para su equipo.

La felicidad final del Granada contrasta con el huracán que le arrolló de salida. Como si le fuese la vida en los primeros 20 minutos, la Real acumuló ataques y remates en el área de Karnezis, titular a pesar de la recuperación de Roberto. Su tarjeta de presentación fueron doce llegadas, incluidos un disparo al poste de Canales y un cabezazo de Seferovic a dos metros de la portería que se fue fuera. Los locales sólo se dieron un respiro del minuto 20 al 30 y el Granada aprovechó para rondar por primera vez la portería de Bravo. Primero con un centro de Piti que no alcanzó El Arabi y luego con un chut de Recio que se escapó por centímetros.

El equipo de Arrasate volvió a la carga tras esa pequeña tregua y repitió el guión. Acoso y derribo con Canales de tiralíneas, Carlos Martínez descosiendo a su rival por la derecha y Seferovic espesísimo en la definición. El cántabro volvió a estrellarse con la madera, esta vez con el larguero, y el suizo a perdonar un gol cantado en boca de gol. El 0-0 al descanso fue un pequeño éxito para los de Alcaraz, bien sujetos por una Real imponente que sólo perdió la pista a Recio. El malagueño, buen llegador, dio varios avisos a Bravo.

La Real perdió brillo y brío tras el descanso. Entregó el balón y el Granada creció. El Arabi envió a las nubes un balón muerto en el área pequeña. La pelota había golpeado previamente el brazo de Íñigo Martínez y la protesta le costó la segunda amarilla a Recio. Teixeira no dejó escapar la oportunidad de acreditar, por enésima vez, su falta de aptitud para el arbitraje. Alcaraz respiró dos minutos después. Mikel llegó tardísimo a una disputa con Iturra y Teixeira devolvió la igualdad numérica al combate.

El Granada adelantó líneas y Piti encontró un resquicio hacia la portería de Bravo, pero el palo repelió su zurdazo. Le cuesta un mundo hacer gol a este Granada. No a Vela, que demostró la precisión de su pierna izquierda tras una gran jugada de Chory y De la Bella. Los visitantes tocaron a rebato y el partido se rompió. Pero necesitan mucho más que un encuentro loco los de Alcaraz para sacar rentabilidad a sus llegadas. Precisan esa magia que acompaña a Ighalo cuando los fantasmas asoman. El Granada aún sigue metido en el lío y al fondo espera un partido dramático contra el Almería. La Real también se resiste a irse de vacaciones. Aún aguantan su ilusión y sus ganas de disfrutar de un verano tranquilo sin previas europeas. Al Granada le queda mucho sufrimiento por delante. Pero le sobra corazón. También fútbol. Y tiene a Ighalo.