amistoso | venezuela 0 - españa 3

Campeones en eficacia

El oficio y los golpes francos aliviaron a España. Marcaron Villa, Pedro y Xabi Alonso. El meta Vega facilitó el triunfo. Debutó Manu del Moral y estuvo formidable Víctor Valdés.

Luis Nieto

Sin dejar la imagen de marca que nos acompañó elegantemente en Boston, España abrochó con solvencia la temporada en Venezuela. Fue el triunfo de la eficacia y del oficio, porque no todos los enemigos piden la misma faena. La de ayer fue menos fotogénica que la del sábado, pero dejó el saco de goles que barruntaba Chávez. Sólo que colgó sobre la espalda de Venezuela, mucho mejor selección de lo que se leyó en el marcador. Entre su pegada y la España hubo un Atlántico, esos 68 puestos que las separan en el ranking FIFA. También entre su guardameta, Vega, y Víctor Valdés, formidable cuando le exigieron. Dormiremos tranquilos si coge un catarro Casillas.

El partido tuvo una presentación sofocante: más de 30 grados, un 70 por ciento de humedad, el césped alto e irregular y Venezuela a la carga, con una presión furiosa, repartiendo mandobles y presumiendo de energía. "Denle en la madre patria", titulaba el periódico deportivo de referencia venezolano. Y un golpe en la madre patria suena a doloroso. A ratos hubo que mirar tanto por la salud como por el resultado. A los 20 segundos Orozco exigió por primera vez a Valdés. El jovencísimo zurdo fue la locomotora de la Vinotino, un mal cliente para Iraola. Tiene chispa y buena vista para el último pase. Por ahí se adivina el futuro de Venezuela, que ya rueda con el pelotón en Sudamérica y aspira a cazar algún sprint de puertas afuera y que roza el empate con el béisbol de puertas adentro.

El gol de Villa

España, para quien después de Sudáfrica cada partido es un desfile, un ejercicio de responsabilidad que le obliga a jugar con el qué dirán en los talones, salvó aquella embestida con un golpe de fortuna: Villa lanzó un golpe franco desde 25 metros, con cierta intención y junto a un palo. La estirada tardía de Vega, traicionado después por un rebote en el palo, lo convirtió en letal.

Lo tomó con un accidente la Vinotinto, que apretó de verdad un cuarto de hora más. En aquellos momentos una selección preparaba la Copa América y otras las vacaciones, pero España sacó una segunda mano y refrescó mucho el ambiente. Fue en una pared Villa-Pedro culminada por el canario, futbolista de más definición que participación. No aparece demasiado, pero a poco que le agiten, caen goles, que también es virtud. Fue segundos después de que Valdés le sacara un mano a mano a Maldonado. A España la sujetaron bien Xabi Alonso, con el que difícilmente se desencuaderna el equipo, y Villa, que tuvo movimiento y burbujas. Iniesta, en cambio, anduvo menos emprendedor que Silva en Boston. Su fútbol en la línea de tres no mereció reproches pero tampoco transmitió emoción. Le echó de menos Llorente.

Silva y Cazorla

El gol de Xabi Alonso en otro golpe franco que pilló de nuevo fuera de cobertura a Vega le quitó cualquier traumatismo al carrusel de cambios posterior. Llegaron al partido Silva y Cazorla con menos iluminación que en Boston, aunque con el mismo buen gusto, y debutó Manu del Moral, que nos hizo más rápidos. También tuvo su ratito Torres, que sigue sin ángel (falló una ocasión clamorosa). Pero el 0-3 se había llevado ya por delante la moral venezolana, pese a que Arango y Miku, enemigos conocidos, mejoraron el panorama, y el apetito español. Sin presumir de estilo, nuestra reputación no estuvo nunca en peligro.

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