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Liga BBVA | Sevilla 3 - Real Zaragoza 1

El nuevo Sevilla sale de caza

Ganó al Zaragoza, ya es quinto y sueña con atrapar al Villarreal. Un penalti transformado por Kanouté desbloqueó el partido. Perotti y Navas desequilibran.

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<b>ALEGRÍA SEVILLISTA. </b>Rakitic saluda a Kanouté en presencia de Escudé después del gol de penalti del malí que desequilibró el partido.
ALEGRÍA SEVILLISTA. Rakitic saluda a Kanouté en presencia de Escudé después del gol de penalti del malí que desequilibró el partido.

El Sevilla se ha tirado de cabeza a por la Champions y de momento ya es quinto. Obsesionado con el discurso de su presidente, que insiste desde diciembre, cuando más utópico parecía ("de la Champions quedan por conocerse tres plazas porque una es del Sevilla"), la osadía sigue a nueve puntos pero ya no tiene intrusos por medio y se diría que hay instalado un ambiente de remontada y un runrún que la hace posible. Ilusionado por el calendario de su rival, el Sevilla todavía se ve corriendo en negativo y asustando al Villarreal, al que asfixia el calendario. El Sevilla es un ogro cuando empieza la caza. Con algunas de las señales positivas de los últimos tiempos pero sin mucho brillo, los de Manzano despacharon a un buen Zaragoza. Mejor de lo que se esperaba, pero también demasiado cándido. Cerca del infierno sale más rentable la trinchera. El Zaragoza jugó al intercambio de golpes y salió perdedor. Suele ocurrir. Su situación no es desesperada, pero sí preocupante porque se ha abierto un hueco entre los cuatro del furgón de cola y el resto. Jugárselo a la ruleta rusa, bien lo saben en Zaragoza desde el último maldito descenso de 2008, es mala cosa.

Aguirre ha convertido al Zaragoza en un equipo reconocible e incluso agradable de ver por momentos. Ayer se desplegó con cierta estética en el Pizjuán, se asomó a la portería de Javi Varas bien conducido por Gabi y Ander y si no se llevó algún punto es porque el Sevilla es otro desde hace un tiempo y porque Iglesias Villanueva no le echó una mano. La jugada del partido fue el penalti de Ponzio a Martín Cáceres. Aparentemente el uruguayo cayó sin ser derribado pero la jugada es de pícaro. Ponzio no corrió en paralelo a Cáceres, lo persiguió por detrás y jugó con fuego. Fingir un tropezón para tirar al rival también es viejo en el fútbol... Dudoso. El caso es que al Zaragoza le salió cruz y el partido se desequilibró para siempre por más que lo intentó Jarosik. Su segundo tiempo fue heroico. Marcó de cabeza en una jugada mal controlada por el Sevilla, que sabía que el checo era un peligro. No contento con eso, Jarosik se lanzó arriba y estuvo de empatar en otro cabezazo y en una jugada en la que se movió con destreza dentro del área. Durante un buen rato cundió la sensación de que el Zaragoza podía empatar, especialmente cuando Bertolo entró como un rayo en el área. Su jugada, espectacular, se estropeó en la definición. Un tiro cruzado que fue un desastre. El argentino le tuvo que pedir perdón incluso a Aguirre. Y ahí se acabó el aire del Zaragoza, obligado otro año a sufrir.

Manzano se puede apuntar una más en el debate abierto de una sucesión que todos dan como segura y que podría no serlo tanto. El Sevilla convirtió durante una época los partidos del Pizjuán en una pesadilla. En una atmósfera de crispación permanente, se exigía meter el segundo gol antes que el primero. Se estresaba y terminaba por desordenarse. Así, una y otra vez. Manzano, hombre tranquilo, ha traído cierta normalidad. El Sevilla juega relajado, lo que en ocasiones le convierte en vulnerable. Pero ahora se atreve a cosas y cree en el desarrollo natural de los partidos. Perotti ha recuperado el duende, Navas es fiabilísimo (ayer, otra asistencia de gol al argentino) y Medel y Rakitic han subido definitivamente un grado la calidad del equipo. Y hasta en Fazio ha encontrado un faro. Otra cosa es que le vaya a dar tiempo a conseguir el milagro.

Aguirre no encontró más soluciones que la de Jarosik en ataque. Apareció Braulio pero tuvo poca relevancia en el juego y Uche casi ni hizo cosquillas a los centrales del Sevilla, que tuvieron un final plácido gracias a otro carrerón espectacular de Negredo, fresco como una rosa al final del partido para provocar un penalti y transformarlo con la mente bien clarividente. Su gol certificó una victoria que deja al Sevilla en la carrera, soñando otra vez con lo que hace un mes parecía una quimera. El Zaragoza mira y teme su calendario. Y el del Málaga. Y el del...