Octavos | Alemania 4 - Inglaterra 1

Espinosa vengó lo del 66

El linier uruguayo no vio un gol que pudo ser el 2-2. Alemania fue mejor y pasó por encima a Capello

UNIDOS TRAS LA VICTORIA. Los jugadores alemanes celebraron el triunfo al final del partido con la afición que había en las gradas.

Qué se prepare el linier uruguayo Mauricio Espinosa que será a partir de ya mismo un nombre popular en el folklore inglés del mismo modo que lo es Tofik Bakhramov, pero justo por lo contrario. Este por haber dado por bueno un gol de Geoff Hurst que no cruzó la línea de gol en la final de 66 (¿o sí?); Mauricio (al que se le encontrará pasado nazi, odio desde la infancia a lo inglés, etcétera) no distinguió que el zapatazo de Lampard, que suponía el empate a dos tras un inicio desastroso de la selección inglesa, había botado al menos una vez y casi un metro por detrás de la línea de gol tras dar en el larguero. Fue el único que no lo vio. El árbitro, Jorge Larrionda, había dado además por bueno el primer tanto alemán pese al fuera de juego de dos de sus delanteros. También se le buscará una novia inglesa que le dejó por otro. Y a Blatter se le recordará su posición contraria a la tecnología en el fútbol, olvidando, como insiste el mandamás de FIFA, que la controversia es el aliento del fútbol. Veremos si aguantará la presión que procederá de las islas británicas.

Igual los pross no se lo merecen, pero este resultado, que va a hacer mucho daño, podría servir de lección: qué empecinamiento en hacer de esta selección lo que no es. Capello repitió once por primera vez pero volvió a colocar a cinco futbolistas, del mediocampo y de arriba, en una posición diferente a la que juegan el resto del año. Barry no es centrocampista defensivo y Lampard tiene alma de delantero. Gerrard se perdió, paradójicamente atenazado por la libertad que se le dio y el equipo parecía más preocupado en recordar sus funciones que en jugar con el balón.

Alemania se sintió cómoda desde el principio y tenía muy claro dónde estaban los puntos débiles del eterno rival: en el corazón de la defensa. Y por ahí llegó el peligro hasta el primer tanto, gol de colegio. Neuer lanzó el balón Nivea que botó dos veces antes de que Klose le diera con la punta de la bota. Terry la vio pasar por arriba y Upson perdió la batalla con el delantero alemán que lleva ya 12 tantos en los mundiales, dos en éste tras una temporada para olvidar.

Combinación de cine.

El centro del campo alemán no daba crédito: mantenía la posesión y encontraban huecos casi sin buscarlos. Una combinación de cine, cuatro pases que volvieron a dejar en evidencia la estructura defensiva inglesa, acabó en gol de Podolski.

Hasta que Frank Lampard decidió que ya estaba bien de seguir las normas. Se descolgó de sus obligaciones tácticas y se lanzó al rescate. Una jugada suya por banda acabó en el saque de esquina que dio lugar al tanto de Upson de cabeza, otro craso error, esta vez de la zaga alemana que, como el resto del estadio, creía tener el partido ganado.

Dos minutos después el centrocampista del Chelsea lanzó su enésimo chut desde fuera del área (cero goles), el balón dio en el larguero y entró. O no, según determinó el señor Espinosa.

La charla del descanso debería haberla dado Lampard para decirle a los suyos que había que dejarse de tácticas, que Alemania ganaba pero no lo parecía. Ahí es cuando se nota más que Schweinsteiger no es un mediocentro al uso o que el equipo sufre de falta de experiencia y de fuerza: el partido se convirtió en un correcalles divertidísimo. Lampard lanzó una falta que se estrelló de forma espectacular en el larguero, el dominio era alterno, el ritmo altísimo y el ganador iba a ser el que aprovechara mejor los constantes errores que se estaban produciendo.

Vendedor de humo.

Alemania supo, como siempre, sacar fruto. Ahora viene lo bueno: no es casualidad que Inglaterra no haya ganado a Alemania, ni impactado en la escena internacional, desde el 66. El debate se retrasó a la espera de lo que daba de sí esta generación que un espabilado vendedor de humo de la federación denominó con generosidad "dorada". Toca buscar los motivos.

El detalle: Beckham fue el único consuelo

Beckham estuvo viendo todo el partido de traje en el banquillo inglés y fue el único que consoló uno a uno a los jugadores cuando acabó el partido. El cuerpo técnico al completo se había metido ya a los vestuarios.

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