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LIGA BBVA | ATLÉTICO 3 - VALLADOLID 1

La ansiedad deja al Valladolid al borde del precipicio

El Atlético, sin desplegar un gran partido, ha superado a un Valladolid descarado en la primera mitad pero sin pólvora en las botas de Manucho. Juanito adelantó al Atlético al borde del descanso y los de Clemente acusaron el palo. La actuación de Ayza Gámez pudo perjudicar a los vallisoletanos. Los otros goles rojiblancos los marcaron Jurado y Forlán. Sessma, que entró en la segunda parte, acortó distancias para el Valladolid. Los de Clemente con 33 puntos se lo jugarán todo ante el Racing de Santander (36), que también perdió.

DAVID F. SANCHIDRIÁN
Actualizado a
La ansiedad deja al Valladolid al borde del precipicio

Vino el Tenerife en urgencias y salió escaldado. Hoy llegó el Valladolid con el fuego del descenso pegado al trasero y sin comerlo ni beberlo se vuelve con los primeros amargores de la segunda categoría por culpa de un gol de Juanito, que fue lo que desmotivó a los pucelanos, y sobre todo por la falta de puntería del Valladolid en general y Manucho en particular. Y es que el equipo vallisoletano lo intentó desde el principio con Diego Costa omnipresente por todas partes del campo y Manucho malgastando todos los regalos de su compañero. Mientras que el Atlético, con lo mínimo, consiguió perforar la meta de Jacobo en tres ocasiones y certificar la primera derrota de la era Clemente en el peor momento sin duda.

Paradójicamente fue el equipo rojiblanco el encargado de tomar el balón desde el comienzo. Muy propio de Clemente, asegurar primero la portería y según pasen los minutos ya llegará la elaboración.

A estas alturas de campeonato lo que sucede en el césped del estadio tiene casi la misma trascendencia que las alertas del luminoso con los resultados en otros campos. Y ahí tomó una ligera ventaja el Valladolid que de reojo vio como en los primeros cinco minutos tanto Racing y Málaga se quedaban atrás en su liga particular. Eso acrecentó al equipo pucelano, ya pisaba más el campo atlético e incluso apuntaba hacia el arco de De Gea pero sin suerte. La ocasión más clara llegó a los nueve minutos tras un exquisito centro de Diego Costa, que campaba a sus anchas por el flanco izquierdo, pero Manucho no metió bien la cabeza para batir al Atlético. Tras ese aviso, el balón salió a córner y fue ahí cuando Borja pidió, con argumentos, una mano de Leandro Cabrera dentro del área.

Mientras en el lado local no se sabía nada de Simao o Forlán, los menos habituales se encargaron de poner ambición e igualar las estadísticas. Porque jugadores como Salvio y Cabrera no entienden de finales y partidos de este tipo sirven para tomar y generar confianza. El argentino tuvo su ocasión con un testarazo tras centro de Valera y el lateral dispuso de otra más clara después de un pase de la muerte de Forlán pero Jacobo tapó bien los huecos.

Eran los mejores minutos del Atlético de Madrid pero el Valladolid no iba a cejar en su empeño por buscar la meta rojiblanca, siempre de forma muy directa, sin pasar apenas el balón por el medio campo y con final plagiado. Era como rebobinar la misma jugada una y otra vez. Diego Costa rompía por la izquierda y cuando llegaba a línea de fondo ponía un centro fuerte pero nunca llegaba Manucho. La idea era vistosa y normalmente ese tipo de jugadas suelen acabar bien pero hoy no caía de esa forma, así que el Valladolid modificó su hoja de ruta para ver si así Manucho encontraba la forma de romper el marcador. Fue con un gran pase al hueco de Pelé que el angoleño tampoco pudo aprovechar.

Si el conjunto pucelano carecía de pólvora, el Atlético de Madrid demostró en cuanto pudo que de eso anda sobrado. Sin apenas buscarlo, el equipo rojiblanco se encontró con un tanto al filo del descanso que cambiaba todos los planes de Clemente por culpa de un gran centro de Jurado desde la derecha donde llegó Juanito para empujar el esférico. Sí, Juanito, ese central lapidado en el inicio de temporada que hoy marcó su segundo tanto de la campaña y ya ha dado seis puntitos al Atlético (el primer tanto fue al Depor y ese día también abrió el marcador).

El varapalo encendió todas las alarmas del Valladolid al descanso y no había tiempo que perder porque el cuento había cambiado de un plumazo y los resultados en otros campos ahora no acompañaban como antes. Pero los rojiblancos no mostraban ningún tipo de piedad ante los pucelanos y suyos fueron los primeros minutos de la reanudación con buenas triangulaciones como la que acabó en las botas de Forlán pero su zurdazo fue repelido por Jacobo.

El Valladolid se bloquea y el Atlético no perdona

Una vez maniatado el Valladolid, Quique recordó las dos finales y se apiadó de los fatigados como Simao que dejó su puesto a Raúl García en el minuto 17, uno después de un fuera de juego polémico pitado al Valladolid que levantó a Clemente como un resorte. La obligación de asumir riesgos y la inseguridad defensiva acabó por diluir al Valladolid con otros dos tantos más antes de la media hora de juego. En el 66 Nivaldo se comió el bote del balón y lo aprovechó Jurado y en el 73, Forlán, de disparo seco, acabó con las intenciones del Valladolid. De ahí al final, los vallisoletanos por lo menos pudieron decorar el nefasto resultado con un gol de Sesma tras otra intentona de Manucho.

De ahí al final, el Valladolid lo intentó con más corazón que cabeza pero el cansancio físico y psicológico, y en alguna ocasión el colegiado, acabó con el equipo pucelano más hundido en la tabla. Todavía queda una bala en la recámara, la que acabará matando la próxima jornada a Valladolid o Racing en el José Zorrilla.