El Murcia resbala y da vida al Alba

Oportunidad perdida y, además, munición de balas para un enemigo, el Albacete, que llegó a Murcia moribundo y que sale resucitado tras su victoria, tras el 0-2 cruel y 'de última hora' que el ejercito del 'teatrero' Vidal consiguió en una tarde que confirmó varias cosas que parecían superadas tras las anteriores victorias de los de Jose: una, que habrá que seguir sufriendo y dos, consecuencia de la anterior, que el Murcia sigue siendo especialista en complicarse la vida, en estropear jornadas, que como la de ayer, pudo ser redonda (por la buena trayectoria, por el buen promedio, por la proximidad del derbi, por el ambiente de fiesta en un partido que fue un 'prebando'...) y no lo fue. Un Murcia que sí confirma que de local le asaltan muchas dudas que no se ven cuando ejerce de visitante. Y dicho todo lo anterior, además, quizás lo justo hubiese sido un reparto de puntos, pero el Alba (como otras tardes el Murcia ) aprovechó su momento para romper el embrujo, para sumar su segunda victoria consecutiva y para sacarle al Murcia del sueño de llegar a la 'orilla' de la permanencia sin demasiados apuros.

Aunque el partido comenzó bien diferente, con un Murcia brioso y un 'Alba'' errático y acobardado, pronto se vio que la tarde no iba a ir por esos derroteros. Fue como una de esas tormentas de verano, de esas en las que hay mucho trueno y cae poca agua. Y además la que cae 'tira' mucha tierra. Fue pasarle al Murcia el ímpetu inicial, fue no acertar ante el marco de Cabrero, fue achicar el campo Vidal y equilibrarse las cosas. Al descanso el capítulo de oportunidades claras estaba por escribirse (por raro que parezca, casi hasta imposible metafísicamente, fue el Alba el que más cerca estuvo de generar alguna ocasión clara en ese tiempo). Y ya se sabe que cuando no se aprovecha el momento, luego... Antes del descansos se confirmó también que Natalio no es el de hace un par de meses, que Stuani es un delantero de Primera y también que Pereyra va justo de fuerzas y de creación. Fiarlo como local casi todo a la ruleta de la velocidad, a la pelota parada, a que uno de los de arribase fabrique una y resuelva, es pretender demasiado.

Con Kike en danza (conocido a posteriori su estado febril de las últimas horas y vista su incapacidad para aguantarse en pie, quizás fue un error ponerlo), con Mejía multiplicándose arrancó la segunda mitad que más o menos seguía el mismo planteamiento: mucho encontronazo (el árbitro contribuyó a ello. Lamentable su rasero para amonestar), poquito fútbol y los dos apostando al juegue de El que primero marque gana. Los grana lo rozaron mediada la segunda mitad. Primero con un par de aproximaciones de un Chando ayer sin puntería y luego con un tiro al palo de Kike. Ahí tuvo el Murcia el partido, la tranquilidad y tantas cosas, pero falló. El conquense no aprovechó el regalo 'al enfermo' que le hizo la flojita zaga del Alba e hizo lo más complicado: hacer diana... pero en el palo. De haber marcado esta crónica hubiera ido en otra dirección. Tras ese lance empezó otro partido. Kike pidió el cambio, entró Rosas y llegó el momento de la roja a Sergio Fernández. Que, ciertamente, fue decisiva.

Ya con el 'Alba' en superioridad llegó el fatal desenlace 'a los postres': Tras un jugadón por banda de Stuani, después de que a De Coz le faltara contundencia al despejar., el veterano Sousa hizo el primero. Y ya con la gente saliendo por los vomitorios (una costumbre fea, por cierto, por más que haya malestar y atascos), con el escenario ya en llamas, Antonio López el segundo. Un doble castañazo que reduce a la nada 'el colchoncito' y que obliga a los grana a levantarse. Una derrota inesperada, fea, de las que duelen, de las que dejan secuelas colaterales (S. Fernández se pierde el derbi por la doble amarilla) y en las vísperas de ir a Cartagonova. No, ciertamente, no era ese el plan pero entre la 'espesura' en el mediocampo, la falta de puntería y el acierto del Alba lo que, como mal menor, iba predestinado al empate terminó en derrota. Y para colmo soportar los malos modos de un Vidal provocador y burlón.