El árbitro del Chelsea-Barça se hace fraile

Tema del día | Del césped al monasterio

El árbitro del Chelsea-Barça se hace fraile

El árbitro del Chelsea-Barça se hace fraile

Tom Henning Ovrebo ya es el padre Knut y quiere ser misionero.

Sólo el retiro, la búsqueda de la plena espiritualidad y la entrega a los demás me permitirá recobrar la paz personal que perdí aquella noche aciaga en Londres: sí, le pido públicamente perdón al Chelsea, al Madrid y al mundo... y me hago fraile. En adelante seré el padre Knut".

Esta declaración del ya ex árbitro Tom Henning Ovrebo ayer a la NRK, la televisión estatal noruega, revolucionó el país. Ovrebo pasó a la historia del fútbol por no pitar tres penaltis (Abramovich insiste en que fueron cuatro) en contra del Barça y a favor del equipo inglés en la semifinal vuelta de la última Champions. El equipo azulgrana fue finalista por el valor doble del gol de Andrés Iniesta en el último instante del partido, que acabó empatado a uno. En la ida, disputada en el Camp Nou, el resultado fue 0-0.

Nuestra presencia en el país nórdico por un corto periodo vacacional nos permitió conocer de primera mano la decisión de Tom, con el que pudimos hablar brevemente después de su aparición televisiva. Tenía prisa por ingresar en un convento luterano de Trondheim donde despedirá el año a la espera de destino.

"Mi idea es ser misionero", nos comentó. Psicólogo de profesión, Ovrebo opina que sus estudios influyeron en su decisión. "Busqué una explicación a mi actuación en Stamford Bridge y no la encontré ni en Freud ni en ninguno de los grandes. He vivido un infierno, casi a diario se me aparecían Drogba, Ballack y Essien... No podía vivir así. Mis errores se prolongaron en el tiempo: tuve mucho que ver en que el Barça ganara la Champions y le diera paso a la Supercopa de Europa y al Mundialito; he vivido un sinvivir ".

Lo sabe.

El vídeo y su correo personal forman parte de ese infierno. "Frecuentemente recibía mensajes con las jugadas de los penaltis, sobre todo desde dos barrios hermanos: Chelsea y Chamartín. Sí, me retiro de este mundo para no seguir haciendo daño a nadie. Mi alma está tranquila; me duele dejar sólo al Barça en Europa, pero estoy seguro de que me comprenderá y que otro árbitro ocupará mi lugar a no tardar; no hay nadie imprescindible". El padre Knut se despidió entre lágrimas: "Ya no volverán a saber de mí".

¡Qué fuerte!