La alegría del fútbol español, la selección que enamora con su juego y que conquistó con brillantez la pasada Eurocopa, se juntó por primera vez en el 2009, en el reencuentro de un grupo de amigos que 'adopta' dos jugadores de futuro, Sergio Busquets y Gerard Piqué, y no se inmuta ante los dardos de Rafael Benítez.

El fútbol no admite esfuerzos a medias. Así lo entiende Fernando Torres, referencia del Liverpool y de la selección española, que se vació en el primer entrenamiento de España, dejando en anécdota la enésima queja de Rafa Benítez, que en público no está demostrando la amistad que guarda con el que fuera uno de sus maestros, Vicente del Bosque.

La ironía de Benítez ha dejado a Torres como centro de todas las miradas. El delantero lo sabe y cuida cada gesto. Va al máximo en cada acción, sin reservas, deja claro su deseo de jugar siempre con la 'Roja' de su país y hasta se controla cuando recibe una 'caricia' algo más fuerte de lo habitual de Sergio Ramos en el partidillo de entrenamiento.

Una mirada. Un gesto, acaba con la sonrisa de dos compañeros, que serán rivales en menos de un mes en Liga de Campeones cuando Real Madrid y Liverpool crucen sus caminos en una eliminatoria a vida o muerte. Un duelo con sabor a historia. El presente lo marca el reencuentro de un grupo de jugadores que añora las ausencias de Carles Puyol y Cesc Fábregas, mientras hace sentirse como en casa a los dos nuevos. Busquets y Piqué crecerán con mayor rapidez en un grupo unido.

"Son mis primeros meses y me están pasando las cosas muy rápido. Estoy muy contento y sólo tengo el deseo de aprovechar esta oportunidad para aprender mucho. El grupo de jugadores es encantador", reconoce Busquets, jugador que ha pasado en un abrir y cerrar de ojos de pelear en Tercera División en las categorías inferiores del Barcelona a integrar la selección campeona de Europa. Del Bosque charló con Busquets y Piqué en privado. Les dio "la enhorabuena" por ganarse su presencia con la selección. En sus primeros pasos, los consejos de sus compañeros de equipo, Andrés Iniesta y Xavi Hernández, son clave. "En el viaje de Barcelona a Sevilla nos han contado. Cuando ya estás en el grupo ves que todos son encantadores y que hay muy buen rollo", acepta Busquets. "Mis compañeros del Barcelona en el avión han explicado cómo funciona la selección. Es como un equipo. Un grupo marcado por el buen ambiente, al que es fácil adaptarse, aunque desde fuera impresiona más", añade Piqué.

La salud de la Selección española la marcan gestos como el de Iker Casillas. La naturalidad del capitán quedó patente una vez más en una de las anécdotas del primer día en Sevilla. Disfrutando del domingo libre con el Real Madrid, se desplazó ayer a la capital andaluza. Como una persona normal salió a dar un paseo hoy por la mañana y a su regreso dos señoras le 'asaltaron' con el deseo de fotografiarse con él. Una de ellas temblaba de emoción. No podía controlar las lágrimas. Iker la abrazó. "Tranquila mujer, que soy un tío normal".

Casillas fue el primero en llegar, lo hizo un día antes. El resto de internacionales fueron llegando durante la mañana, con los barcelonistas Piqué, Busquets, Iniesta y Xavi como más madrugadores y Fernando Llorente el más tardío, dos horas después por un retraso en su vuelo de Bilbao. El equipo de trabajo de Vicente Del Bosque cumplió su primera tarea nada más llegar a Sevilla. Se desplazaron al estadio Sánchez Pizjuán y respiraron al comprobar el buen estado del césped. Inglaterra, como Casillas, adelanta su viaje un día. Sevilla, ciudad en la que aún sólo se habla del derbi, donde los béticos saludan sonrientes por sus calles, se prepara para acoger a su Selección ocho años y tres meses después en un duelo entre dos de las mejores selecciones del mundo. La alegría de España se traslada a la cuna del arte.