Xavi capea el vendaval

Primera | Barcelona 1 - Osasuna 0

Xavi capea el vendaval

Xavi capea el vendaval

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Un gol suyo a los 88' reenganchó al Barça a la Liga

Esta vez no hubo invasión del terreno de juego ni besos apasionados sobre la hierba del Camp Nou. Tampoco fue una chilena de Rivaldo, sino un derechazo de Xavi el jarabe milagroso. Pero el barcelonismo vivió ayer una noche de catarsis, cuando se disponía a despedirse de la Liga por segunda vez en apenas una semana. El domingo pasado, cuando quedó a nueve puntos del Real Madrid, lo hizo amargamente. Ayer se preparaba para otro adiós precipitado, bajo una lluvia torrencial, cuando Xavi capeó el vendaval y reavivó un fuego que se extinguía.

Mereció otra suerte Osasuna, no porque tuviera ocasiones de marcar, sino por su resistencia ordenada y un derroche de energía que al final resultó estéril. En puridad, el Barça le dio un repaso en cuanto a jugadas de peligro, mientras que Kike Sola, Vela, Juanfran y compañía se volvieron a Pamplona con apenas dos o tres tiros contra la portería de Valdés. Pero al fútbol no se juega sólo de una forma, aunque podría discutirse la cuestión estilística, el puro gusto.

Sin Puyol, lesionado, y con Ronaldinho otra vez en el banquillo, el Barça se volcó con ahínco sobre el área de Ricardo, y pudo irse al descanso con algo en el bote. Llegaron mucho el habilidoso Messi y el inquieto Bojan, ante la figura errante de Henry, lejos del área y del gol. El francés certifica en cada partido que no está para aguantar un compromiso cada tres o cuatro días.

Deco y Márquez lanzaron al Barça desde la zona ancha, donde Iniesta tuvo más problemas que de costumbre, sobre un terreno encharcado, impropio de un campo cinco estrellas. Aguantó bien el fondo de Osasuna, con buenas paradas de Ricardo pero también con el orden que pusieron sobre todo Cruchaga y Miguel Flaño, reemplazado después por el debutante Astudillo, más el esfuerzo a raudales de Puñal y Javi García.

Se fueron los dos al descanso con un 0-0 que sólo podía satisfacer a Ziganda, castigado sin banquillo. Volvió el Barça con peor pinta, con esos andares de equipo desteñido y poco aseado, desligado su juego, inocuo. La lluvia comenzó a arreciar, para desgracia de todos -el público, los protagonistas, el fútbol-, entró Giovani para romper por la izquierda, entró Ronaldinho (200 partidos oficiales como blaugrana) para casi nada y entró Xavi para lo dicho.

Todo igual. El tanto de Xavi, un derechazo tras un rebote en Azpilicueta, deja todo igual. O casi. El Barça pone una tirita sobre la brecha en su fútbol lleno de dudas y huérfano de gol, mientras sueña con más pinchazos madridistas. Osasuna continúa abajo, a la espera de recuperar sus bajas y levantar la vista. Si lucha como ayer lo hará, seguro.