El Almería se come al Madrid

Almería 2 - Real Madrid 0

El Almería se come al Madrid

El Almería se come al Madrid

AP

Excelente encuentro del Almería, dirigido por un genial Corona. Fue superior a un Real Madrid incapaz de superar la línea de presión diseñada por Unai Emery, que anuló a Guti y dejó sin fútbol al líder. Juanito y Negredo, de penalti, firmaron la tercera derrota de los madridistas en esta Liga.

El Real Madrid ha querido darse la razón a sí mismo. Las llamadas a la calma y a la prudencia de los últimos días desde casi todos los estamentos del club, esa petición para huir de la euforia y de la relajación para no creerse con el trabajo ya hecho y la Liga ganada tenía su razón de ser. Hay una buena distancia recorrida hasta el título, pero hasta llegar a Cibeles todavía debe superar algunos obstáculos. Está claro que quien más debe hacer para que el Madrid no gane la Liga es el propio Madrid. Pero también es evidente que no siempre va a tener delante un rival de la altura futbolística del Almería, que ofreció una lección de juego y de estrategia, un planteamiento de Unai Emery cercano a la perfección. Justísima victoria del Almería frente a un Madrid que fue claramente inferior y no estuvo a la altura de su rival.

En la lastimosa imagen que ofreció el Madrid tuvo mucho que ver la actitud de sus jugadores, pero también el excelente encuentro del Almería, que ya mereció llevarse algún punto del Bernabéu en la primera vuelta y ya en su campo borró al líder con una magnífica presión, ejecutada con maestría por los hombres de Emery, y una organización y un orden táctico que terminaron por dejar sin argumentos al líder.

Emery sabe que el juego del Madrid pasa por la cabeza de Guti y por eso dispuso una presión que impidió al '14' recibir el balón con comodidad y dejó al Madrid sin ideas. Con esta maniobra táctica obligó a los centrales a sacar el balón, porque Diarra no está para eso, y por ahí se le empezó a ir el partido al Madrid. El centrocampista malí llegó de la Copa de África para recuperar la titularidad y recibió de Corona una lección de lo que debe ser un mediocentro. La capacidad de trabajo y el sacrificio no son incompatibles con la creación y la lucidez. Corona ordena al equipo en defensa y da una salida limpia y adecuada siempre al balón. Todo lo que no hace Diarra. Excepcional el partido de Corona.

Como magnífico fue el rendimiento de Juanma Ortiz, que se comió a Miguel Torres y le dejó con las vergüenzas al aire con demasiada frecuencia. Meritorio también el encuentro de Negredo, que provocó el penalti que acabó por sentenciar el choque y llevó de cabeza a Sergio Ramos y en especial a Cannavaro, que sufrió como hacía tiempo que no lo hacía. Más problemas tuvo Crusat con Salgado, pero no se arrugó por ello. Como tampoco se arrugaron los cuatro defensas, compenetrados a la perfección y que anularon a Raúl y a Van Nistelrooy primero y a Baptista e Higuaín después.

Esto fue lo bueno, lo muy bueno del choque y todo llevó la firma del Almería, que pasado el cuarto de hora ya mandaba en el marcador gracias al tanto de Juanito. Un gol que nació de una jugada de estrategia, una de esas acciones dibujadas en la pizarra por Emery y que ya se han traducido en nueve tantos este curso. Trabajo táctico se llama. Hay entrenador ahí. Y si el Almería sabe explotar al máximo las jugadas ensayadas, el Madrid sufre una enormidad. Tan dormido como despistado siempre.

Del Madrid no hubo noticias y las que hubo fueron casi todas negativas. Defendió mal y atacó peor. Apenas creó ocasiones y la más clara llegó a los seis minutos, en una vaselina que se le fue por encima del larguero a Raúl. Ahí se acabó el ataque del Madrid hasta mediado el segundo tiempo, cuando ya lo vio todo perdido. Higuaín, Baptista y el propio Raúl buscaron el gol, pero cuando lograron superar a sus marcadores se encontraron con un inspiradísimo Diego Alves.

Antes, cuando sólo se habían consumido 30 segundos de la reanudación, Negredo firmó la sentencia definitiva del choque. Derribado de forma clara por Cannavaro dentro del área, el delantero, formado en la cantera del Madrid, cerró el partido. Había 45 minutos por delante, pero era una de esas veces en las que ni jugando dos días seguidos hubiera sido capaz el Madrid de hacer daño a un rival que fue muy superior.