"Comprobarás que esto es una vergüenza"

Primera | Real Madrid

"Comprobarás que esto es una vergüenza"

"Comprobarás que esto es  una vergüenza"

macario muñoz

Un redactor de AS, infiltrado en una de las candidaturas, asistió en las oficinas del Bernabéu al proceso de validación de los votos por correo.

AS tuvo ayer la oportunidad de vivir en primera persona el proceso de validación de los votos por correo en las elecciones al Real Madrid. Un redactor logró hacerse pasar por interventor de una de las cinco listas. La cita fue en la sede del candidato con el que íbamos a entrar en las oficinas del Santiago Bernabéu. Saludos y un poso amargo y crítico ("verás que esto es una vergüenza. Se está engañando al socio"). Después, fue extremadamente fácil acceder a la sala donde se decide si el voto es válido o no. Una cinta al cuello de las que regalan los candidatos en su sede era documento probatorio suficiente. Nadie preguntando el nombre, ni mucho menos el DNI. Aunque chocó ver que algunos miembros de la candidatura de Villar Mir llegaron sin acreditación alguna y no dudaron en repartir abrazos a los miembros de la Junta Electoral.

El acto empezó con la negativa de la Junta a que un notario estuviese presente. Y no dieron razones. Después, los votos llegaron a cada una de las siete mesas sin que se supiese bien de dónde salían. Podría ser mucho más transparente. Luego, los empleados del Madrid procedieron a abrir cada sobre. Y empezó la verbena: los interventores de Baldasano tenían la consigna de pedir la anulación de todos los votos y así lo hicieron, impugnando continuamente. Los de Villar Mir, al contrario. Llamó la atención la facilidad con que se daba luz verde a los sobres desde esta candidatura. Los interventores no podíamos ver el candidato al que se había votado. Simplemente, algunos confían mucho en que su papeleta estará dentro.

La sospecha empezó cuando uno comprobó que los 1.268 sobres analizados ayer llegaron con los datos mecanografiados. Ni uno solo a mano. Demasiados como para que cada socio tenga la maquinaria necesaria para rellenarlos con letras de imprenta. Está claro que han sido enviados por alguna candidatura... Tampoco nadie ganó la batalla de este voto porque todas las candidaturas afirmaron haber enviado más de 2.000. Luego, los sobres emitidos pasaron a una caja de válidos, si es que los interventores se ponían de acuerdo (algo casi imposible), o a otra de no válidos si así lo determinaba un miembro de la Junta. El esperpento final es que cada sobre se sella con un precinto de supuesta seguridad consistente en un post-it azul. De hecho, los empleados pusieron y quitaron el precinto varias veces sin dificultad ante los ojos de este redactor. Nunca se podrá saber si esos precintos han sido abiertos o se han conservado intactos.